“Quien lee no está solo” por Vielsi Arias

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Vielsi Arias, autora de la columna de Ciudad Valencia "Ciudad Escrita"

Hace unos días visité la ciudad de Guanare, capital del estado Portuguesa, ubicada en la puerta de llano venezolano. Fui invitada a presentar mi libro Mandato de Puertas en la 18° Feria del Libro de Venezuela, capítulo Portuguesa (Filven Portuguesa).

Guanare es una ciudad calurosa, fundada en 1591 por el capitán portugués Juan Fernández de León y debe su nombre al antiguo río Guanaguare, aunque Adolfo Salazar Quijada dice que su origen se deriva de la voz indígena caribe con la que se caracteriza el ave palmípeda conocida también como Guanaguare.

El capítulo Filven Portuguesa homenajeó al poeta y profesor universitario Job Jurado, contó con una variada programación literaria y musical y sus actividades se desarrollaron en la sede del Vicerrectorado Académico de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora  (Unellez) y la Casa Coima; dos espacios que forman parte del patrimonio arquitectónico de la región.

La Feria es producto del esfuerzo conjunto de varias instituciones de la ciudad como: Ministerio de la Cultura, Unellez, la Corporación de Turismo y la Gobernación de Portuguesa que hicieron posible el encuentro de editores, estudiantes, libreros, músicos, profesores universitarios, autoridades y lectores.

No puedo dejar de referirme, brevemente, a los espacios que acogieron esta feria, porque aunque Guanare se encuentra en la Puerta del Llano, hay un hecho relevante en la historia de esta ciudad y es que allí funcionó el primer colegio del país, por recomendación del padre José Vicente de Unda.

 

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El Vicerrectorado Académico fue la primera  institución educativa que existió en Venezuela, conocida como San Luis Gonzaga y fue creada por decreto del gobierno de la Gran Colombia el 16 de mayo de 1825, posteriormente pasó a llamarse liceo José Vicente de Unda. Dice el cronista de Guanare, Eddy Ferrer Duque, que el padre Unda le comentó, en una oportunidad, al Libertador que la casa había funcionado como sede del colegio franciscano y podía servir como casa de estudios. De esta manera, se consolida su propuesta, en 1825. El padre de Unda buscó a las personas del pueblo más formadas para que fueran los maestros del colegio. Para la época se tomaban clases de gramática latina, gramática castellana, rudimentos de filosofía y primeras letras. El liceo funcionó hasta 1970 y luego pasó a ser sede del Vicerrectorado Académico.

La Casa Coima fue sede de la Compañía Guipuzcoana de Caracas, fundada en Caracas en 1730, y luego se extendió a otras ciudades del país, entre ellas Guanare.

Para el siglo XVIII, Guanare era una ciudad con tierras muy fértiles y de gran interés comercial por la siembra del cacao, café y tabaco, por esta razón la Compañía mostró un profundo interés en la región y decidió establecer una sede en la ciudad.

Dicen las crónicas que la casa poseía un patio central, dos pisos y amplios salones que servían de oficina y almacén. El lugar funcionaba como un lugar de concentración económica de esta región del país. En la actualidad, la casa mantiene su infraestructura original.

Posteriormente, la casa pasó a ser sede del Estanco del Tabaco, también funcionó como sede de la primera imprenta de Guanare, de poderes públicos y de personalidades de la época, en el año 2012 fue restaurada por autoridades regionales y hoy es la sede de la Corporación de Turismo de Portuguesa.

Caminando por la ciudad conocí a un curioso personaje llamado Emilio. Un lector asiduo, que pasa las noches en una plaza leyendo, aunque vive solo, para él el libro es una forma de acompañarse.

La primera noche, a la espera de la llegada del servicio eléctrico, fui con unos amigos a la plaza, y Emilio se acercó a conversar con nosotros. Durante tres horas se paseó por clásicos de la literatura y la filosofia: Platón, Heráclito, Eric From, Briceño Guerrero, Siddharta, Dante… Me sorprendió que un personaje como él, en medio de un pueblo tan pequeño, fuera universal.

Esto me hizo pensar en la idea aquella de que quien lee viaja, aunque Emilio nos contó haber vivido en Caracas y Valencia y haber cursado estudios de Derecho, comprendí que era un hombre que había viajado a muchos lugares. El mundo estaba a su alcance porque cada vez que abría un libro el mundo estaba allí, abierto, esperándolo. Por esta razón, celebro que en un pueblo tan pequeño se haga una feria del libro, porque quien lee no está solo.

 

Fuentes:
Guanare – EcuRed
Casacoima – IAM Venezuela

 

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Vielsi Arias Peraza, Valencia, Venezuela (1982), docente egresada de la Universidad de Carabobo (UC) Mención Artes Plásticas. Ha publicado Transeúnte (2005), colección Cada día un Libro, editorial El Perro y la Rana; Los Difuntos (2010), editorial Fundarte, galardonado con Mención Honorífica Premio Nacional Estefanía Mosca; Los Difuntos (2011), reedición del sistema de imprentas regionales de Carabobo; La Luna es mi pueblo (2012), editorial El Perro y la Rana; Luto de los árboles (2021). Ha publicado también en distintas revistas nacionales literarias y académicas como: Cubile, A plena Voz, Revista Estudios Culturales UC, entre otras. Actualmente coordina la Plataforma del Libro y la Lectura del Ministerio de la Cultura en el estado Carabobo.

  

Ciudad Valencia / Foto de la autora por Luis Felipe Hernández