«Buenos días. Anoche tuve un sueño muy nítido con Ana Enriqueta»… «Claro», me responde Miriam mientras desayunamos: “Hoy es cuatro de mayo, fecha de su nacimiento. Estaría cumpliendo 103 años”.
Ana Enriqueta Terán nació en Valera, en 1919, y murió en Valencia en plena lucidez casi hasta el último día, próxima a su centenario, el 18 de diciembre de 2018. Ciertamente, ella recorrió con vigor creativo el siglo veinte y dos décadas casi del siglo veintiuno; despidió al segundo milenio y le dio la bienvenida al tercero, escribiendo y publicando en ese último periodo de su vida con la fuerza y la belleza que la caracterizó siempre.
Ella cubre el inicio de la modernidad poética venezolana junto con Vicente Gerbasi, Juan Sánchez Peláez y Ramón Palomares, para nombrar a algunos de sus grandes coetáneos que le acompañarán siempre en la historia de nuestra lírica.
Sus antecedentes literarios están en Andrés Eloy Blanco y en Enriqueta Arvelo Larriva, para opinión de cierto lector apasionado de poesía, la mayor de nuestros poetas, sin desmerecer a ninguna de las grandes voces de la todavía joven tradición venezolana.
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Ana Enriqueta Terán, que es percibida a veces como una creadora muy intelectual, en realidad, pese a su increíble inteligencia, es en realidad una poeta de gran intuición y además con un sentido del ritmo del lenguaje fuera de lo común. Aspectos que logra fusionar a la manera de los grandes poetas de la lengua.
El sueño de esta madrugada ha sido muy revelador. Le leía a Ana un texto poético muy intrincado de una buena poetisa y ella me comentó que era abstruso e intelectual. Esa breve visión me hace pensar que gran parte de su obra poética debe ser leída desde la perspectiva del superrealismo, que creo nunca antes ha sido abordada y contemplada desde allí.
La visión de la poesía como magia y conocimiento, sin embargo, la comparten sus lectores especializados y comunes.
SONETO DEL DESEO MÁS ALTO
Necesito un anillo delirante
para la oculta sombra de mi mano.
Un archivo de mar para el verano
y documentos de agua suplicante.
Para mi mano un riguroso guante
de piel de tiempo y pensamiento vano
y la mesa de juego donde gano
contra la muerte mi color menguante.
Una sortija de algas con países
y lenguas diferentes, con nocturnos bisontes y cuadernos vegetales;
para mi mano los rebaños grises,
las edades de tactos taciturnos
y el pulso de los secos minerales.
Ana Enriqueta Terán
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Autor: Luis Alberto Angulo, poeta, articulista, ensayista, antólogo, cronista literario, editor y promotor de las artes y de la solidaridad.
Algunos de sus libros: Coplas de la edad ligera (Monte Ávila Editores, Col. Altazor, 2021), Antología del decir (Monte Ávila Editores, Col. Altazor, 2013), La sombra de una mano (Monte Ávila Editores, Col. Altazor, 2005), y Fusión poética (Universidad de Carabobo, 2000), reúnen su obra poética publicada: Viento barinés (UC, 1978), Antología de la casa sola (Fundarte, 1982), Una niebla que no borra (Sec. Cultura Carabobo, 1984), Antípodas (Predios, 1994), De norte a sur (UC, 1999), Fractal (Monte Ávila, 2005), Imágenes del parque, y Poética del decir (Monte Ávila, 2013).
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