Si nacimos en la costa o en plena sabana, en el desierto o en la montaña, en el “piedemonte” o en alta mar, lo importante será siempre descubrir y mantener en nosotros mismos, la línea que ubica tierra y cielo.
Los «Horizontes Imborrables», de Christian Farías (Puerto Cabello, 1957), le hablan de ese sentimiento que señala al poeta como hijo de su decir y creador de su propio destino. El hombre, frente a la mar inmensa, que contemplando obsesionado la imborrable línea, se mira a sí mismo con asombro.
La luz lo enceguece y la espera lo hace descubrir los miles de tonos del día y aún de la noche profunda a la que irremediablemente es arrojado una y otra vez para reaparecer en la orilla absoluta de un tiempo siempre presente.
Este poemario toca, de una u otra forma, el sentimiento universal que intuye su vínculo con las grandes aguas. Cada uno de nosotros lleva un mar en el alma. En el naufragio de la noche más oscura, aspira un puerto tranquilo en el que por amarras sea suficiente el cabello indestructible del amor.
Estos “Horizontes imborrables, poemas de mi Caribe natal” de Christian Farias, me recuerdan la atmósfera de los “Apuntes de la costa” de Carlos Ochoa, libro del que, de igual manera, fui testigo de su nacimiento. Ambos hermanan nuestra emoción profunda por esa misteriosa y legendaria ciudad, asentada a la orilla del Caribe por debajo del nivel del océano. Enhorabuena a esta nueva voz del poeta y su crónica amorosa de Puerto Cabello.
El horizonte del que nos habla Christian en su libro, ciertamente es marino y porteño. Está vinculado a su niñez, pero más que un ayer, es un ahora. Puerto Cabello, la imagen que plena íntegramente este poemario, es una vía y un destino.
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“Mi hermano Rigoberto
Charrasqueaba el cuatro
Hasta casi reventar las cuerdas
Y luego lo extendía
Y la gente colaboraba
Mientras otro movía las maracas
Y yo las chapas de la Cola G
Clavadas en el palo de la escoba
De nuestra casa
Recorríamos el centro del Puerto
Hasta agotar la noche
Como niños de la calle
Con nuestra parrandita
De navidad y año nuevo”
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“Detenido en mi propio silencio
Miré hacia adelante
Sentado
Sobre una nube crepuscular
Vi su figura suprema
Coronada de gloria
Nos dimos la mano
Y regresé con el ave dormida
En mi pecho”
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“El Puerto renace cada amanecer
Sobre su misma línea
En equilibrio perfecto de mar y tierra
La ebriedad muere en las calles
Bajo el amparo de la luna
Y el dolor en el vientre del cerro
Le parte los huesos a la esperanza
El sonido del oleaje
Arrulla los cuerpos encriptados
Bajo el zinc
Detrás de las tablas
Y sobre los cartones”
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“Mi Puerto natal es una cuna de barcos Mecidos sobre la mar
Sueños y vigilias de hombres ebrios Amantes del ponsigué y del agua de coco De almas desprendidas
Como los frutos de los conucos
Palomas incesantes del infinito
Como el oleaje sereno y profundo
Somos pasión y sonrisa
De la vida sobre el amanecer
De la existencia sobre la memoria Resguardada en los libros de las calles Junto al mar
Donde cada día
Todos comulgamos en secreto
Con el vuelo del colibrí”
DEL MISMO AUTOR: SÁBADO: «ANIVERSARIOS», POR LUIS ALBERTO ANGULO
*Farías, C. Horizontes Imborrables. Poemas de mi Caribe natal. Fondo Editorial “Nos Une La Poesía”- Editorial Madriguera, Mérida, Venezuela. 2022.
Autor: Luis Alberto Angulo, poeta, articulista, ensayista, antólogo, cronista literario, editor y promotor de las artes y de la solidaridad.
Algunos de sus libros: Coplas de la edad ligera (Monte Ávila Editores, Col. Altazor, 2021), Antología del decir (Monte Ávila Editores, Col. Altazor, 2013), La sombra de una mano (Monte Ávila Editores, Col. Altazor, 2005), y Fusión poética (Universidad de Carabobo, 2000), reúnen su obra poética publicada: Viento barinés (UC, 1978), Antología de la casa sola (Fundarte, 1982), Una niebla que no borra (Sec. Cultura Carabobo, 1984), Antípodas (Predios, 1994), De norte a sur (UC, 1999), Fractal (Monte Ávila, 2005), Imágenes del parque, y Poética del decir (Monte Ávila, 2013).