Sábado: «Hugo Fonseca Arellano», por Luis Alberto Angulo

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Hugo Fonseca Arellano (Barinas, 1947 – Maracaibo, 2022)

 

Lo conocí hace más de sesenta años en el campo petrolero de Alto Barinas, junto a su padre, del mismo nombre que él, los “tíos” Manuel Díaz Moronta, Plinio Angulo Urdaneta, e Ítalo Gori, que se reunían ocasionalmente en casa de Arquímedes Osuna, cuñado de “Betino”, mi papá. Allí estaban las esposas y los hijos. De aquella experiencia de vivir en campos petroleros, Hugo Fonseca Arellano, dejó un extraordinario poema que aparece en la revista Zona Tórrida (# 43) de la Universidad de Carabobo y es un texto único en su género, a la altura del poema de J.M. Villarroel Paris, acerca del tema petrolero.

Hugo era un poco mayor que yo, pero en aquella época la distancia de tres años era infranqueable, nos amistamos verdaderamente muchos años después. Era un muchacho serio y espigado. En el Liceo O’ Leary participó en el Centro de Estudiantes; debió coincidir con Alexis y Eddy Gómez Abreu. Hugo Fonseca Arellano hizo periodismo, y del bueno, hasta hace poco tiempo, no se proyectaba con esta actividad, pero si lo que hacía. Estuvo en las redes primero que todos e hizo suya la divisa del periodismo como artillería del pensamiento.

Desmontó muchos chanchullos pues su inteligencia y valor andaban parejos.  También fue un promotor cultural institucional único. Por cierto, él hizo posible que PEDVESA pagara la primera edición de la compilación “El corazón de Venezuela, Patria y poesía”.

El día primero de este mes, cuando presentaba un libro en México (por Zoom), Leonardo Ruiz, escritor barinés, me dio la noticia, más tarde la confirmaría un mensaje de Raúl Clemente. Las “Coplas de la edad ligera” (Monte Ávila, 2021), me marcaban de nuevo. A lo largo y ancho de la vida he tenido la dicha de la amistad, pero también la pena de ver marchar a tantos primero que yo. Ser testigo en primera fila de tanta maravilla y hallazgo, nos plena de gozo y también de inevitable dolor. Sin embargo, el sufrimiento, nacido del apego y la ignorancia es opcional. El gozo es el espacio sin fronteras. Que descanse en paz nuestro hermano. Un abrazo para los suyos, especialmente para Aurora, su amorosa compañera.

 


DEL MISMO AUTOR: «Humberto, los Viejos y la muchacha»


 

Autor: Luis Alberto Angulo, poeta, articulista, ensayista, antólogo, cronista literario, editor y promotor de las artes y de la solidaridad.

Algunos de sus libros: Coplas de la edad ligera (Monte Ávila Editores, Col. Altazor, 2021), Antología del decir (Monte Ávila Editores, Col. Altazor, 2013), La sombra de una mano (Monte Ávila Editores, Col. Altazor, 2005), y Fusión poética (Universidad de Carabobo,  2000), reúnen su obra poética publicada: Viento barinés (UC, 1978), Antología de la casa sola (Fundarte, 1982), Una niebla que no borra (Sec. Cultura Carabobo, 1984), Antípodas (Predios, 1994), De norte a sur (UC, 1999), Fractal (Monte Ávila, 2005), Imágenes del parque, y Poética del decir (Monte Ávila, 2013).

 

 

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