«Secuencia poética» por Gonzalo Fragui (Poeterías)

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(A propósito de los 201 años de la muerte del Regente Heredia, 30 de octubre de 1820)

En 1812, ante la pérdida de la Primera República, el poeta José Antonio Maitín, siendo un niño de apenas 8 años, intenta huir con sus familiares, de Puerto Cabello a Curazao, pero son apresados en alta mar y conducidos a Coro.

La orden de Monteverde era que los fusilaran a todos. En Coro estaba de Regidor José Francisco Heredia, mejor conocido como el Regente Heredia, quien se opone al fusilamiento y les cambia la pena por el exilio. El regente era padre de un niño llamado José María, de más o menos la misma edad de Maitín.

José María había nacido el 31 de diciembre de 1803, en Cuba, y Maitín el 21 de octubre de 1804, en Puerto Cabello. El día que el Regente Heredia salva del fusilamiento al futuro poeta Maitín, en casa del regidor otro niño está leyendo el Arte Poética de Horacio, el futuro poeta Nacional de Cuba, José María Heredia.

La familia Maitín logra viajar a La Habana, donde van a vivir durante varios años. La familia Heredia también tendrá que huir de Venezuela en 1817, por Puerto Cabello, dejando en Valencia al hijo menor, muy enfermo, el cual morirá casi enseguida.

En Cuba, José Antonio Maitín conoce a José María Heredia, cuando ya los dos escriben versos. Maitín va a recordarle a José María que fue su padre, el Regente Heredia, muerto en 1820, el que los salvó del fusilamiento. Se hacen muy amigos y comparten con el mundo intelectual de La Habana. Maitín regresa a Venezuela en 1824, y dos años más tarde, 1826, viaja a Londres, donde conoce a don Andrés Bello.

En diciembre de 1826, en el número 9 de Egremont Place, dos poetas venezolanos toman té para mitigar el frío. Don Andrés Bello y José Antonio Maitín. Tocan a la puerta y es el señor Juan García del Río, editor de “El Repertorio Americano”, quien viene de la imprenta por el material que irá en el nuevo número de la revista.

Bello dice que le acaba de llegar un paquete de Nueva York, donde viene un pequeño tomo de versos, sobre el cual ya tiene escritas unas notas. Se trata de la colección de poesías de José María Heredia, editadas por los libreros Beher & Kahl, de Brooklin, en 1825.

Por las fechas de las composiciones, explica don Andrés, se trata de un poeta muy joven, quizá de unos veintitrés años. ¿Y saben ustedes quién fue el padre del poeta? Pues nada menos que don José Francisco Heredia, tan conocido en Venezuela.

 

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El poeta Maitín está a punto de llorar. Explica que conoció a los dos, al padre, quien los salvó del fusilamiento, y al poeta, su gran amigo, con quien compartió la lectura de esos versos que acaban de llegar a Londres.

Para deleite de los contertulios, don Andrés quiso leerles las notas que tenía escritas y que había titulado “Juicio sobre las “Poesías de J. M. Heredia”, (Nueva York, 1825)”, donde en un aparte resalta la humanidad del Regente Heredia para con los habitantes de Venezuela.

Dice don Andrés: “Parécenos también justo, aunque sea a costa de una digresión, valernos de esta oportunidad para tributar a la memoria del difunto señor Heredia el respeto y agradecimiento que le debe todo americano por su conducta en circunstancias sobremanera difíciles”.

Había hablado el Maestro.

El delgado hilo de la poesía.

 

Ciudad VLC / Gonzalo Fragui