El domingo 15/11/2020, el Ministro Ernesto Villegas le hizo una interesante entrevista al periodista y constituyente, Earle Herrera. De esa entrevista, nada puede despreciarse, pero un aspecto llamó poderosamente la atención.

Fue cuando Earle Herrera confesó que muchas veces le era imposible que ministros atendieran sus llamadas relacionadas con asuntos que, como parlamentario ante la Soberana y Plenipotenciaria Asamblea Nacional Constituyente, debía tramitar en nombre del pueblo soberano y necesitado.

Al cerrarse esta vía entonces acudía a su función de periodista para expresar en sus escritos lo que le era imposible lograr de otra forma.

Luego, el 22/11/2020, el presidente Nicolás Maduro diría: «Escuché la crítica de Earle «me cansé de llamar a ministros, gobernadores, para responder a una solicitud de la señora, Yajaira Colina», en la entrevista con Ernesto Villegas, y la asumo, no puede ser posible, que los ministros, los funcionarios no den respuesta a las necesidades».

Esa «confesión» de Earle Herrera debe ser tomada muy en cuenta en momentos cuando sobre Venezuela pende la «Espada de Damocles» del imperio estadounidense, que está produciendo mucho daño al pueblo venezolano y lo peor es que las «sanciones» son solicitadas y estimuladas por un sector de la oposición que no siente en sus vísceras la patria.

Pero, lamentable es, que también exista lo que por comodidad llamaríamos el «burócrata bolivariano», el que se encuentra en un cargo de ministro, director, presidente de una empresa del Estado, funcionario que tiene como responsabilidad atender al usuario y usuaria y se convierte en una suerte de «carroña» que acompaña al imperio en su empeño de minar la base de apoyo a la revolución bolivariana.

Definición de un burócrata

Para el Sociólogo alemán, Max Weber, la burocracia no tiene una connotación negativa, más bien está referida a un cuerpo de funcionarios que haciendo carrera en el Estado hacen del mismo una forma de organización que cumple a cabalidad sus funciones en favor de los demandantes de su servicio.

Para el guerrillero heroico, Ernesto Che Guevara, existían tres causas fundamentales para el desarrollo con fuerza del burocratismo en una revolución:

Lo primera.: la «falta de interés del individuo por rendir un servicio al Estado y por superar una situación dada» debido a la ausencia de conciencia revolucionaria o el conformismo (Falta de un motor interno).

La segunda, la «centralización excesiva sin una organización perfecta» frena «la acción espontánea sin el sustituto de la orden correcta y a tiempo» (falta de organización).

La tercera, «la falta de conocimientos técnicos suficientemente desarrollados como para poder tomar decisiones justas y en poco tiempo».

«Estas tres causas fundamentales influyen, una a una o en distintas conjugaciones, en menor o mayor proporción en toda la vida institucional del país».

El 20/11/2020, el presidente Nicolás Maduro dijo: «Necesito la ayuda de la Asamblea para ejercer contraloría al gobierno y que persigan la corrupción, la burocracia y que hagan votos de censura contra funcionarios» y «Hay que meterle la lupa a tanto vestido de rojo rojito que son puros corruptos y bandidos. Estoy hastiado de esos supuestos rojo rojitos que son corruptos».

 

Características del burócrata bolivariano

El burócrata como el corrupto bolivariano son «un enemigo interno» de la revolución bolivariana que debe derrotarse; es peor que el de la Cuarta República, porque en este caso la ética no estaba en juego, sólo los intereses personales predominaban bajo una concepción utilitaria del pueblo. Pero en el caso del bolivariano se trata de defraudar a quienes han apostado precisamente por una nueva forma de hacer política, con moral y ética por delante.

El burócrata bolivariano ostenta, hacer alarde de que tiene mucho poder, es poco discreto y le importan un bledo la opinión del otro. Está ensimismado, es egoísta y narcisista.

Muestra a la vista del otro, y si el otro es pobre lo hacen con mucha más saña, sus camionetas 4 por 4, «último modelo»; está acompañado por unos funcionarios de seguridad o policías, que van por las vías públicas abriendo caminos agresivamente y detienen el tránsito para que pase el «burócrata», que se «masturba mentalmente» con esas acciones negadoras de cualquier condición revolucionaria.

Mientras hace alarde de esa ostentación, cada vez se observa a más venezolanos y venezolanas, sin nada que comer, hurgando las bolsas de basura, en búsqueda de algo que le sacie el hambre. Triste pero cierto.

A los burócratas bolivarianos les gusta tener sus chefs, andar en caravanas con varios carros y motos y tener unos cuántos guardaespaldas.

El burócrata bolivariano al ser requerido por cualquier mortal para que lo reciba en su despacho le responde con el desdén que lo caracteriza: «la reunión será equis día a media mañana o media tarde», lo que en lenguaje llano significa que probablemente estará usted varias horas esperando por la atención y con grandes posibilidades que se suspenda.

Este tipo de funcionario siempre cargo consigo varios celulares, los que atiende de inmediato por las llamadas de las «altas esferas», políticas y económicas, y los otros que los atiende su asistente.

Rehúye siempre montarse en el metro y mucho menos lo hace en el transporte que utiliza el «vulgo».

Al burócrata bolivariano le gusta mucho la buena comida. Visita con mucha frecuencia, en el caso de la Gran Caracas, los restaurantes de Las Mercedes, La Castellana, Altamira, El Hatillo; los que están ubicados en el centro de la ciudad y en sectores populares no son visitados ni «por asomo». Practica la máxima de la «buena vida».

Al tener que realizar un trámite en algún registro, sobre todo si es comercial, o alguna notaría, allí usted de inmediato percibirá «en carne propia» a los burócratas bolivarianos actuando a sus anchas, con franelas rojas, que le hacen «pasar las de Caín».

Registrar una Pyme, un emprendimiento, se convierte en una odisea, en una proeza. Hay que armarse de mucha paciencia y repetir con Pablo Neruda: «Sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres.

Así la poesía no habrá cantado en vano». Eso sigue ocurriendo a pesar de la aprobación de la Ley Antibloqueo que busca estimular la pequeña y mediana producción nacional.

Las aduanas, tanto la marítima como la aérea y las terrestres, son «caldos de cultivos» del burócrata bolivariano. Allí se produce una relación siamés entre la burocracia y la corrupción; la primera como el andamiaje, la base, de la segunda. La tardanza y desesperación se unen para que funcione muy bien el «bájate de la mula «y la coima.

Cuando actúa como alcalde o alcaldesa, a este burócrata le resbala, le importa un bledo, que pulule la basura y los huecos por calles en su Municipio y que los semáforos no funcionen.

El burócrata bolivariano de CORPOELEC cuando tiene que resolver los apagones que ocurren, por ejemplo, a cada momento en el interior del país, se da realmente su «postín», cuando no pide una «colaboración» para el refresco o para «tomarse algo»..

Los burócratas bolivarianos de Hidrocapital y sus «hermanos» regionales se hacen la vista gorda ante los botes del agua potable y también de aguas servidas.

Burócratas bolivarianos abundan en la CANTV, MOVILNET, en el SAIME, el INTT, en el Banco de Venezuela, el Bicentenario y en el Banco del Tesoro.

Le peor es que la víctima es el noble pueblo venezolano que está estoicamente resistiendo con mucha fuerza y conciencia al enemigo imperial. Pero los pueblos también se cansan.

Por eso la lucha contra la indolencia, indiferencia, el burocratismo y la corrupción, es una labor titánica, de todos los días, y hay que lograr que sus actores, con todas sus subjetividades y «malos hábitos», sean apartados de las responsabilidades delegadas o asignadas, «sea quien sea».

No permitamos que las «fuerzas del mal» que operan desde el exterior y quieren ahogar la revolución bolivariana, logren sus objetivos con la anuencia interna de unos, sus lacayos, y otros, los enemigos internos que se anidan en su seno, con boina y franelas rojas rojitas.

Finalmente: ¿Se puede ser realmente bolivariano practicando la corrupción y la burocratización del Estado?

 

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Franklin González/framongonzalez@gmail.com