Ese dicho queda perfecto para esta película. He comentado varias veces que no soy fan de ver películas en la televisión, pero en estos días, estaban pasando una que ya estaba terminando, así que la busqué al día siguiente. También he dicho que no soy muy fan de la ciencia ficción, pero ya me estoy dando cuenta de que es un gusto culposo que debo aceptar de una vez por todas. Splice (o Experimento Mortal, por su traducción al latino) es un thriller de ciencia ficción dirigido por Vincenzo Natali, donde se mezcla un poco el morbo con mucho ensayo y error y, quizás, eso fue lo que me encantó.
Splice
Argumento
La historia es simple: una pareja de científicos que dejaron llevar muy lejos un experimento solo para llenar su orgullo egoísta. Realmente no es la gran cosa si lo ponemos así, pero se trata de ver más allá, ver qué tanto podrías atreverte de retar a la ciencia y a la vida misma.
Un futuro memorable
Como les mencioné, Clive y Elsa son unos reconocidos científicos (genetistas, en realidad), y buscan encontrar una especie de organismo o gen que logre mejorar la condición humana. Entre tantas pruebas, logran crear un organismo que podría funcionar muy bien, la empresa para quienes trabajan lo aprueban para que hagan todo lo necesario. Pero Elsa quiere más que una simple aprobación, quiere llevar sus descubrimientos a donde nadie se había atrevido: crear un hibrido con ADN humano.
Un acelerado declive
Clive no está de acuerdo con lo que Elsa quiere hacer, sabe que los podrían cancelar, sin hablar de que se podrían meter en problemas legales. Elsa intenta persuadirlo, pero “el experimento” se desarrolló tan rápido que apenas y les dio un momento para poder procesar todo lo que habían creado. Ese hibrido amorfo poco a poco iba tomando forma (más bien mutando) y al mismo tiempo, Elsa lo iba viendo como si fuese su propia hija (sí, ya le había “creado” un género).
¿Cuántos científicos se necesitan para empollar un huevo?
Parece hilarante que, siendo personas tan inteligentes, conocedoras de todo el caos que pudieran ocasionar, ninguno de los dos pudo saber lo mal que estaban y el caos que estaría por venir. Ya la empresa tenía sus ojos encima de ellos y, aun así, decidieron continuar. Clive siempre quiso darle un alto al experimento, pero Elsa ya era dueña y señora de «Dren», nombre que le puso a su pequeña y aberrada creación. Aquí entra en juego el morbo de la trama.
De pequeña bola de carne a una chica
Nuestra pareja había mezclado tantos genes como les fue posible para su creación, por eso cada vez que transcurría el tiempo, Dren iba cambiando su aspecto, hasta ellos mismos se sorprendían de su compleja estructura genética y física. Extrañamente, Dren se estaba convirtiendo en un espécimen algo… se podría decir que estéticamente bien parecida, y eso lo estaba notando Clive. Con ADN humano, es lógico que la “chica” tenga algunas actitudes de chica, así que poco a poco se va formando esa personalidad un tanto ingenua y coqueta, tal como una niña llegando a su pubertad. El punto es que Dren se estaba “interesando por los actos carnales” que hacen sus creadores, ya que ella ve con total curiosidad.
Splice
De tal palo, tal astilla
La empresa estaba sospechando de Clive y Elsa, así que antes de que los descubrieran, se llevaron a Dren a una vieja granja donde solía vivir Elsa con su madre. Aquí vemos como la estabilidad mental de Elsa va decayendo más rápido; empieza a tratar por completo a Dren como si fuera su propia hija. Esto trae más problemas entre ellas, haciéndole recordar a Elsa cómo era tratada por su madre, es casi como si Elsa tratara de replicar su juventud en Dren. Entre estas peleas, Elsa deja castigada a Dren y Clive trata de calmar un poco las aguas, sabe que Dren es muy sensible así que trata de confortarla, hasta que… bueno, pasa lo obvio. También nos enteramos por qué tanto empeño de Elsa por mantener a Dren viva, realmente es su hija, utilizó su propio óvulo y su ADN para crearla.
Splice
Ensayo y error
Ya en este punto, la empresa sabía lo que estos científicos estaban tramando y dan con su ubicación gracias al hermano de Clive (que ya sabía todo). Para cuando ellos van en camino, las cosas en la granja empeoran, Dren se enferma y muere (aparentemente), pero luego suceden más cosas que, la verdad, se torna muy extraño y el final es aún más extraño.
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Splice
Splice es un film un poco bizarro, aunque tiene ese “no sé qué” que logra enganchar un poco. Y siendo aún más sincera, los personajes son muy planos, llama más la atención el híbrido que quisieron crear (Dren) más por el morbo que por la historia en sí. Esto no deja de ser algo que podría abrir fácilmente un debate sobre genética, es decir, si existiera una forma de mejorar la condición humana ¿Estaríamos preparados para lo que se vendría, aun sabiendo las consecuencias?, ¿Ya estarían en pleno desarrollo estos experimentos?, y de paso ¿Qué tan enferma hay que tener la mente para acostarte con un humanoide? Eso es de locos. Sé que es película, pero muchas veces la realidad supera a la ficción. Este podría ser fácil un film para ver una de esas noches en que no puedes conciliar el sueño y buscas algo con qué entretenerte o, ¿Por qué no? para quedarte dormido en el proceso; así que si me preguntan, les responderé como siempre: “Si no la han visto, véanla, y si ya la vieron, vuélvanla a ver, no tiene pérdida de nada”.
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Isabel Londoño, egresó de la Universidad de Carabobo (UC) en el área psicosocial, tiene también estudios universitarios en turismo y sistemas.
Es una apasionada de la música y del Séptimo Arte desde que tiene memoria, siendo el cine y sus distintos géneros la pasión a la que ha dedicado más horas y análisis. Sus reseñas sobre clásicos o estrenos del cine aparecen ahora, cada viernes, en Ciudad Valencia desde “El Rincón Cinéfilo”.
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