Nunca hagas un pacto con él: The Exorcism of God (2022)
¡Por fin, una película de exorcismo buena! Tenía años que no conseguía buen material audiovisual de este calibre, es que las últimas presentaciones con las que me he topado son exageradamente malas, tanto en producción y efectos como en desarrollo en la historia (capaz hubiesen puesto a alguien más y quizás doy mejores ideas).
La que se llevaba el primer lugar en mi lista era El Exorcismo de Emily Rose, aún la veo y se me eriza la piel, pero ahora ésta entra en disputa por ese puesto. El Exorcismo de Dios, estrenada en marzo del 2022, nos daba muchas promesas de impresionarnos, y OBVIO que lo hizo, no quedó solo en un tráiler bien logrado y ya, todo es asombroso y espectacular.
Algo que no muchos saben es que el cine venezolano es bueno, pasa que (en mi opinión personal) hay productores o escritores que solo se enfrascan en mostrar la cotidianidad de los barrios y los pesares del venezolano (entre gustos y colores, siempre habrá material de bajo presupuesto y/o mala calidad para quien quiera), haciendo ver que el talento venezolano se erige desde sus fallos socioculturales.
Esto no es en todos los casos, ojo, podría nombrar algunos films de este tipo que son brutalmente buenos, pero eso no nos atañe en estos momentos. Esta joya en especial es escrita y dirigida por Alejandro Hidalgo, que ya en el 2013 nos había sorprendido con La Casa del Fin de los Tiempos, una película magistral que mezcla suspenso y terror.
Esto me llamó la atención porque, para ser sincera, me dejé llevar por la opinión pública sin recordar este pequeño detalle (sobre quién la dirigía), así que cuando decidí verla, algo me alertaba como queriéndome hacer recordarlo y ¡pum!, vino a mi mente y ahí supe enseguida que estaría frente a una excelente película.
Argumento de «The Exorcism of God»
Nos encontramos en México y el padre Peter (¿por qué la mayoría se llamarán así?) es muy querido y admirado por el pueblo porque, al parecer, realiza muchos milagros y ayuda a todos. Esto se le complica al tener que enfrentarse, ya saben, al demonio, pero este último tiene un plan especial.
“El que esté libre de pecado…”
El joven padre Peter tiene que enfrentarse por primera vez y solo a un exorcismo, a pesar de que le advierten de que para hacerlo debe estar limpio de pecado, sino el demonio encontrará su debilidad y fallará.
Eso es justo lo que ocurre y tiene que cargar a cuestas con el nuevo pecado cometido. Al pasar los años, él intenta redimirse cuidando al pueblo y en especial a los niños, pero algo misterioso ocurre con ellos, siempre enferman sin razón aparente y terminan muriendo.
El castigo divino
Peter sabe que eso no puede ser casualidad e intenta inútilmente seguirse confesando ante Dios sus pecados, pero no sabe que el demonio aún lo persigue y no descansará hasta encontrarlo.
Tanto es así que el mismo demonio se encarga de llamarlo, una nueva posesión, pero está es especial, se trata de una joven que intenta hacerle recordar de todas las formas, lo que Peter hizo y le atormenta tanto. Sabe que no puede hacer otro exorcismo, tiene demasiados pecados que debilitarían todo el ritual, aun así, intentará hacerlo una vez más con tal de salvar a sus niños.
En este punto, nos enteramos que el padrecito tiene un “fruto del pecado” (una hija, por si no se entiende), ¿Y quién es la frutica? ¡Exacto! Aquella joven que lo llamó porque está poseída, hija de quien había exorcizado hace ya unos años.
Sí, sé que suena a mucho novelón, pero no es lo que parece. Se termina convirtiendo en un juego mental entre Balban y Peter, donde se supone que siempre el demonio gana los pactos que él hace, pero el sacerdote logra darle la vuelta.
Aunque, la verdad, no sé qué quería realmente el demonio; es decir, tanta obsesión por Peter (en varias oportunidades mencionan que Balban nunca hace las cosas sin pensarlo, siempre tiene un objetivo), dejando un final abierto y casi invitando a una segunda parte donde, probablemente, se sepa qué es lo que hará este príncipe de las tinieblas.
Visualmente es muy atractiva, no es como las típicas películas de terror en donde no podemos ver nada en las tomas nocturnas o sin luz; los efectos muy bien logrados, hubo muchísimos momentos en que mi piel no dejaba de erizarse; las actuaciones impecables, en fin… para mí, no hubo nada malo.
Además, también tiene algunos guiños a la icónica película de los 70, El Exorcista. A pesar de que yo no dejaba de hacer chistes de referencias al ocultismo (espiritismo y brujería) en algunos ratos, había otros en los que tenía que aferrarme al puff (como si fuera tan fuerte).
Así que se puede decir, que mi alma por fin encontró paz al ver una nueva película de exorcismo tan buena y que, de paso, sea hecha por un venezolano. Por supuesto es un grandísimo SÍ, o como siempre les digo: “Si no la han visto, véanla, y si ya la vieron, vuélvanla a ver, no tiene pérdida de nada”.
***
Isabel Londoño, egresó de la Universidad de Carabobo (UC) en el área psicosocial, tiene también estudios universitarios en turismo y sistemas.
Es una apasionada de la música y del Séptimo Arte desde que tiene memoria, siendo el cine y sus distintos géneros la pasión a la que ha dedicado más horas y análisis. Sus reseñas sobre clásicos o estrenos del cine aparecen ahora, cada viernes, en Ciudad Valencia desde “El Rincón Cinéfilo”.
MÁS DE LA AUTORA: “YA NO QUIERO JUGAR: MENTE SINIESTRA (2005)” POR ISABEL LONDOÑO
Ciudad Valencia
