Tomás Borge/CiudadVLC

Cada proceso revolucionario es único y tiene sus propias características. La revolución nicaragüense ha recorrido un largo camino, signado por el heroísmo de un pueblo y de quienes han sabido colocarse al frente de las luchas populares, hoy queremos rendir homenaje a Tomás Borge en su cumpleaños, rememorando nuestra cita en Caracas en el año 2006.

Nació en Matagalpa (Nicaragua) un 13 de agosto de 1930, un imprescindible de la estirpe de los quijotes, hijo de Tomás Borge Delgado, lugarteniente del General de Hombres Libres Augusto César Sandino, héroe de la resistencia contra los EE.UU. que enfrentó la invasión yankee a su país en 1927 con apenas 29 hombres y 40 rifles.

 

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Desde los 13 años se involucró en la vida política y ya a los 16 dirigía su propio periódico contra la dictadura somocista, llamado “Espartako”. Fue encarcelado tras el fallido intento de asesinato llevado a cabo en 1956 por Rigoberto López Pérez, logrando fugarse y llegar a Honduras. Fue uno de los nueve comandantes que gobernaron el país tras el triunfo de la revolución sandinista (1979), siendo quizás el más popular por su verbo encendido y fecunda retórica.

Refiere Borge que mientras estuvo prisionero y fue torturado, tuvo la convicción absoluta de que nunca nadie lo obligaría a revelar secretos de su organización. “Me sentía poderoso e invulnerable, por eso mismo, los meses de tortura fueron los más felices de mi vida”.

 

Tomás Borge/CiudadVLC
Mausoleo donde reposan sus restos junto a Carlos Fonseca.

 

BORGE: HOMBRE DE IDEAS

El furibundo antiimperialista Tomás Borge fue además de político revolucionario, diplomático, escritor y poeta. Comandante del Frente Sandinista de Liberación Nacional y ministro del Interior durante el primer mandato del presidente Daniel Ortega.

Publicó varios libros, entre los que se destacan La paciente impaciencia (Premio Casa de las Américas 1989) La ceremonia esperada (España, 1990) y Un grano de maíz, fruto de sus conversaciones con Fidel Castro (1992) de quien dijo: “Es el líder más completo. Tiene una capacidad extraordinaria de entregarse a los demás. Es respetuoso, delicado y equitativo con sus compañeros. No tiene la enfermedad de la rivalidad ni de la envidia. No conoce el miedo ni la fatiga y nunca miente”.

Borge albergó en su residencia a decenas de niños y niñas huérfanos de la guerra, más allá de un acto de generosa filantropía para él constituía un acto de justicia social con los más vulnerables. Nuestro encuentro culminó con la firma de un libro por demás emblemático que atesoro en mi biblioteca personal, el Libro Verde de Muammar Al Gadhafi, mártir antiimperialista.

 

ISMAEL NOÉ / CIUDAD VLC

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