Divagaciones-Arnaldo Jiménez-Poesía de lugar

Si estás interesado en aprender a escribir ensayos, quizás tengas algunas confusiones con otros géneros literarios o con otras formas de expresión del pensamiento, como por ejemplo los tratados científicos y las monografías. De entrada, te digo que el ensayo se diferencia de estos últimos porque no es aburrido, la mayoría son amenos, audaces, refrescantes.

Para aclararte un poco más la situación anterior, imagina que vas a conocer una cueva a la cual nunca antes habías ido, te acompaña, un escritor de monografías o un científico. Este guía te toma de la mano y, antes de entrar, te dice con qué te vas a conseguir en los próximos metros, qué te espera al doblar hacia la izquierda, etc.

Si tu guía hubiese sido un ensayista, te habría soltado de la mano, obviamente iría a tu lado dejando que tu mirada goce, por sí misma, de la belleza que le rodea y te hagas preguntas acerca de cuál o tal cosa. Ya volveremos a tocar este punto, por ahora, sigamos.

 

 

El ensayo es una mirada subjetiva en torno a un tema

Fíjate que, en el ejemplo anterior, el científico te habría dicho: cómo se llaman las rocas allí presentes y sus características, qué tipo de suelo hay en esa cueva y, cómo y por qué se formó la misma; algo que tiene su importancia, sobre todo, cuando tú tienes inclinaciones científicas también, quieres ser geógrafo o geólogo. Un ensayista, en cambio, te hubiese mostrado las rocas, te habría dicho sus relaciones con su vida, quizás hubiese comparado esa cueva con el túnel del destino humano, te habría señalado la belleza y la capacidad de asombro ante esa realidad. Es decir, el científico busca demostrar y el ensayista pretende mostrar, sin comprobar nada. Su mirada es plenamente subjetiva, no quiere ser objetivo, como lo sería el científico (claro, esto es discutible). El ensayista cuenta, como todo escritor, con su experiencia de vida y con sus lecturas que, obviamente, son parte de esa experiencia.

 

El ensayo: una invitación a pensar

Un ensayista teje sus reflexiones invitando constantemente al lector a que lo acompañe, por eso usa la primera persona como voz literaria, ya que así crea una intimidad, una complicidad con la persona que lo esté leyendo: vamos ahora a; te acuerdas que te había dicho antes que; fíjate bien en…

El ensayista puede dudar, realizarle preguntas al lector, dejar una parte del tema sin concluir para crear inquietudes; pero, el ensayista no tiene por qué complacer el modo común de entender una situación, él puede dar otra mirada, dirigirse a un sector de eso que otros han ensayado y ofrecer un modo distinto de entenderlo o, quizás, más amplio.

En la medida en que escribe, en esa medida le pide al lector que lo acompañe a tantear tal objeto, a palpar tal tema para ver si se le puede comprender mejor. A veces se da la paradoja de que, a través de la mostración, del tanteo en torno a un tema, el ensayista convence más que un tratado científico. Por eso han acudido a este género genios como Freud y Hawking, por ejemplo.

 

 

El ensayista debe ser un vampiro literario

El ensayista no solo puede comentar, intentar comprender, reflexionar, indagar sobre cualquier tema de la sociedad y la cultura: una emoción, un poema, un cuento, una situación colectiva, tráfico de drogas, de órganos humanos, el crimen, las violaciones, la muerte, un personaje histórico, político, artístico, un libro, lentes, pipas, bastones…

Si no que, para hacerlo, también está obligado a leer, estudiar en torno a la mayor cantidad de saberes posibles: filosofía, física teórica, astrología, historia de las religiones, mitologías, psicoanálisis, fenomenología, lingüística, etnología, antropología…

Y le sigue a esto un largo etcétera. Porque de esta manera su bagaje cultural, vivencial, su experiencia con otros autores, novelistas, ensayistas, su cercanía a otras manifestaciones del arte, pintura, escultura, música, le ayudan a enriquecer su pensamiento y, por tanto, la expresión escrita de este pensamiento.

De ninguna manera lo antes dicho es un obstáculo para que no te atrevas a escribir un ensayo, no es tan complicado como aparenta; plantéate: ¿Qué puedo escribir con el nivel cultural que poseo actualmente? ¿Sobre cuáles temas me siento capacitado para conversar con el lector? Comienza a escribir, el ensayo incluso te ofrece la libertad de expresarte según tus límites, casi libre de influencias externas.

¿Desde cuáles perspectivas puedes analizar o pensar en torno a un tema que te apasione? Recuerda, tu meta no es la demostración, el agotamiento de ese tema, sino la posibilidad de verlo con nuevos lentes. Pero, no dejes de cultivar tu espíritu, no dejes de ensayar todas las lecturas posibles.

 

¿Cómo escribir un ensayo?

Lo más importante es tener el tema o el objeto en torno al cual vas a disertar. También es muy importante que sepas cómo lo vas a escribir, de qué manera le haces la invitación al lector a caminar por el goce de tu pensamiento para que también él lo disfrute. Muchos temas coinciden entre un ensayista y otro, lo que los distingue es el modo de tratar ese tema, el estilo por medio del cual se expresan.

Tus ideas deben estar claras, si tienes confusión, eso se notará, es mejor no escribir. Si tienes el tema y el modo correcto de indagarlo, la textura del ensayo será agradable. Recuerda que la primera persona es la voz más adecuada para lograr el efecto de complicidad.

Quiere decir esto que tú, antes de escribir el ensayo, tienes una idea, una tesis en torno a lo que quieres decir, con ello tienes la introducción al tema del ensayo. Debes captar la atención del lector. Esa tesis luego es desbrozada, y los diferentes cortes lo haces con tus argumentos, con tus reflexiones.

 

Para ello te vales de diferentes situaciones, de diferentes disciplinas, de autores que han dicho tesis contrarias a las tuyas, etc. En el curso de esas reflexiones la conclusión se va preparando; esta no debe dar por sentado que no hay nada más qué decir sobre el tema, lo contrario, es una invitación para que el lector piense, dude, pero al mismo tiempo, se sienta satisfecho por la lectura.

Cada párrafo debe ser claro, escrito con sencillez, y debe estar vinculado al resto. Un ensayo no debería pasar de cinco páginas. Pero hay ensayos muchísimo más largos, de quince, veinte o más páginas. Todo depende del tema y de la capacidad argumentativa del ensayista. Considero que en lo breve hay más disfrute.

Pienso que ya tienes suficiente información para que empieces a escribir ensayos que, es una manifestación artística del trabajo con la palabra. Aquí no te he dicho todo lo que debes saber en torno a este fascinante género literario; pero te invito a que lo intentes lo más pronto posible. Adelante…

 

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Arnaldo Jiménez nació en La Guaira en 1963 y reside en Puerto Cabello desde 1973. Poeta, narrador y ensayista. Es Licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo (UC). Maestro de aula desde el 1991. Actualmente, es miembro del equipo de redacción de la Revista Internacional de Poesía y Teoría Poética: “Poesía” del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida de la UC.

Entre otros reconocimientos ha recibido el Primer Premio en el Concurso Nacional de Cuentos Fantasmas y Aparecidos Clásicos de la Llanura (2002), Premio Nacional de las Artes Mayores (2005), Premio Nacional de Poesía Rafael María Baralt (2012), Premio Nacional de Poesía Stefania Mosca (2013), Premio Nacional de Poesía Bienal Vicente Gerbasi, (2014), Premio Nacional de Poesía Rafael Zárraga (2015).

Ha publicado:

En poesía: Zumos (2002). Tramos de lluvia (2007). Caballo de escoba (2011). Salitre (2013). Álbum de mar (2014). Resurrecciones (2015). Truenan alcanfores (2016). Ráfagas de espejos (2016). El color del sol dentro del agua (2021). El gato y la madeja (2021). Álbum de mar (2da edición, 2021. Ensayo y aforismo: La raíz en las ramas (2007). La honda superficie de los espejos (2007). Breve tratado sobre las linternas (2016). Cáliz de intemperie (2009) Trazos y Borrones (2012).

En narrativa: Chismarangá (2005) El nombre del frío, ilustrado por Coralia López Gómez (Editorial Vilatana CB, Cataluña, España, 2007). Orejada (2012). El silencio del mar (2012). El viento y los vasos (2012). La roza de los tiempos (2012). El muñequito aislado y otros cuentos, con ilustraciones de Deisa Tremarias (2015). Clavos y duendes (2016). Maletín de pequeños objetos (Colombia, 2019). La rana y el espejo (Perú. 2020). El Ruido y otros cuentos de misterio (2021). El libro de los volcanes (2021). 20 Juguetes para Emma (2021). Un circo para Sarah (2021). El viento y los vasos (2da edición, 2021). Vuelta en Retorno (Novela, 2021).

(Tomado de eldienteroto.org)

 

 

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