Pocos animales despiertan tanta fascinación como los tigres, ya que son los félidos más grandes del mundo, y uno de los depredadores terrestres más grandes. Un error común es llamarlos ‘felinos’ cuando, en realidad, no lo son.

La familia Felidae se compone de varias subfamililas; la que recibe el nombre de Felinae es la subfamilia a la que pertenecen los gatos, linces, pumas, guepardos o servales, entre otros; los tigres, junto con leones, leopardos, jaguares y panteras nebulosas, forman una subfamilia aparte, denominada Pantherinae. Por lo tanto, los tigres no son ‘felinos’ sino ‘panterinos’.

 

 

Los tigres poseen un territorio muy extenso

Los tigres son unos animales extraordinariamente territoriales y solitarios. Un macho adulto de tigre puede pasar largos períodos de su vida vigilando su territorio para evitar la intromisión de otros tigres.

Las hembras también son territoriales, pero cubren extensiones mucho menores. El tamaño del territorio puede variar en función de diversos factores, especialmente, según la densidad de población de sus presas.

Existe una correlación negativa entre la abundancia de herbívoros y el tamaño del territorio, es decir, cuanto más alimento disponible encuentra un tigre, menor es su territorio, y cuando las presas escasean aumenta la extensión sobre la que tiene dominio.

Tigre de Bengala persiguiendo a un ciervo chital

 

Un tigre adulto puede consumir entre 50 y 60 animales de gran talla al año. Forman parte de su dieta cérvidos como el chital, el sambar o el muntíaco, cerdos salvajes y grandes bóvidos como el bisonte de India, el banteng o el búfalo de agua, animales mucho mayores en tamaño.

Sin embargo, cuando las poblaciones de grandes presas escasean o se agotan, se alimentan de roedores, primates, puercoespines, aves, anfibios, peces e incluso insectos.

En territorios de animales del mismo sexo suele darse muy poco solapamiento, sobre todo en los bordes, y sobre una extensión mínima del área total. Sin embargo, el territorio de un macho sí puede llegar a solaparse con el de entre una y tres hembras.

El territorio de una hembra de tigre varía, según la disponibilidad de presas, desde 20 hasta 80 km². En el caso de los machos, su extensión va desde 100 hasta casi 400 km². Es decir, que, en su medio natural, un área del tamaño de Soria puede albergar entre 120 y 500 hembras, o entre 25 y 100 machos.

 

Son excelentes nadadores

El hábitat natural de los tigres son los bosques tropicales, subtropicales y templados del sur y el sudeste asiático, y los bosques templados perennifolios de las regiones paleárticas de China y Rusia.

Entre su distribución nativa se encuentran, por tanto, las selvas tropicales de la India y Sumatra, incluyendo los  manglares. Este tipo de ecosistema es una especie de puente entre la tierra firme y el medio marino, y cualquier animal que se adentre en él y sea incapaz de volar, necesitará nadar.

Tigre nadando

 

Afortunadamente, los tigres son excelentes nadadores. De hecho, en su entorno natural, un tigre puede nadar hasta 30 kilómetros al día, y permanecer en el agua durante horas. Incluso tienen la capacidad de bucear si lo necesitan.

Este comportamiento está tan arraigado en la biología del tigre, que en cautividad, cuando dispone de piscinas o lagunas con agua limpia como zona de esparcimiento, muestra niveles de bienestar significativamente mayores.

 

Avanzando hacia la extinción

En el pasado, los tigres se extendían por gran parte de Asia, desde la zona oriental de Turquía y el norte de Irán, por el sur de Kazakhstan, gran parte de Pakistán, la mayor parte de India, el tercio oriental de China y la península de Corea, hasta Siberia, y por todo el Sudeste Asiático, hasta las islas de Sumatra y Java.

Pero la deforestación de su hábitat, y sobre todo, la caza han diezmado la población de este hermoso animal hasta situarlo a las puertas de la extinción.

El tigre
Mapa de distribución del tigre; en naranja, presente; en gris, presencia incierta; en rojo, extinto (IUCN, 2022)

 

Actualmente, el tigre ha desaparecido de gran parte de las regiones donde se distribuía originalmente. Aunque se están realizando esfuerzos para su conservación, el territorio ocupado por tigres sigue decreciendo año a año. En el año 2001 era de algo más de 1 000 000 km²; en 2020, se estima que ha descendido a 978 293 km².

A finales de los años 90, la población de tigres se estimaba en más de 8 000  ejemplares; las últimas evaluaciones estiman que la población actual está en torno a los 3140 ejemplares maduros.

Esta disminución de la población en menos de tres décadas hace que el tigre esté considerado como especie en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

Este organismo actualizó el estado para toda la especie en su última revisión de diciembre de 2021 (publicada en 2022), pero antes de esta actualización, consideraba las distintas subespecies de tigre por separado. Al margen de tres subespecies prehistóricas, se considera que existen en total nueve subespecies de tigre.

 

Los tigres de Bengala (P.t. tigris), el siberiano (P.t. altaica) y el de indochina (P.t. corbetti) se consideran subespecies en peligro de extinción. Por otro lado, las poblaciones de tigre malayo (P.t. jacksoni), de Sumatra (P.t. sumatrae) y, especialmente, de Amoy (P.t. amoyensis) se encuentran en peligro crítico, el más preocupante de los niveles de amenaza.

Las tres subespecies restantes están extintas. La caza y la deforestación hizo que el tigre de Bali, la variedad más pequeña de la especie, se extinguiese a finales de los años 30 del siglo pasado. El último tigre del Caspio silvestre (P.t. virgata) fue avistado a principios de los años 70. Y las mismas causas llevaron al tigre de Java a la extinción; el último ejemplar vivo se avistó en el año 1979.

 

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