La pandemia, causada por el Covid-19, ha cambiado el panorama social y los trucos de las funerarias que han aplicado, ha dado mucho de qué hablar.
La vida cotidiana ha dado un vuelco significativamente en tiempo y espacio, más cuando las familias deben enfrentar el deceso de un ser querido, lo cual se constituye en uno de los principales problemas con el que deben lidiar.
Y esto, no solo por el momento ya duro en sí, sino por tener que preparar el funeral, pelear con la burocracia, el papeleo y además, con la funeraria. El sector no lo pone fácil: éste se ha amañado y ahora exige un sinfín de requisitos (muchos innecesarios) que ponen a correr a más de uno y, es aquí donde entran los trucos de dicho sector.
El costo de un servicio de este tipo en Valencia, la de Venezuela, se ha convertido en un gigantesco calvario para esas familias que no disponen de bolívares, menos de divisas, en este duro momento.
Entre 400 y 500 dólares cuesta, en promedio, un velatorio en Carabobo, sin incluir otros cargos funerarios, que serían unos 240 dólares adicionales.
Costo de un servicio funerario en Carabobo
Esther Morales, una valenciana que le tocó pasar por este trance, tras la muerte natural de su padre, cuenta que la familia debe contar con al menos 300 dólares, sin meter otros gastos que vienen después.
“De ante mano es necesario definir dónde se va enterrar el cuerpo, si es en un cementerio privado o en el municipal y si se va a cremar, dónde se depositarán las cenizas”, manifestó Morales.
Vale destacar, que ese presupuesto manejado por Morales solo abarca un servicio básico cuando la persona muere por causas naturales, lo cual incluye: preparación del cuerpo, velación y traslado.
Si el caso fuera cremación, el costo es mayor, unos 250 dólares más aproximadamente, según el presupuesto entregado por una funeraria ubicada al norte de la ciudad.
Mientras, que si es por causas asociadas al Covid-19 (no requiere de una sala velatoria ni de un servicio completo) el costo y las exigencias son aún mayores.
A todo esto se suma que el presupuesto, ofrecido por estas empresas, tiene otro precio cuando el velorio debe hacerse en alguno de estos establecimientos ubicados en Tocuyito, municipio Libertador, Valencia o Naguanagua. Dependiendo de ello, éste oscila entre los 400 y 600 dólares.
¿Y las muertes por Covid-19?
Uno de los momentos más angustiosos y desesperantes que afronta una familia es cuando uno de sus integrantes muere por Coronavirus, lo cual conlleva a otro procedimiento, y por lo general a una cremación.
Argumenta Augusto Pérez, habitante de San Diego, que el costo del servicio varía de acuerdo a la ubicación geográfica de la funeraria.
“Mi hermana murió de Covid-19 en marzo de este año y acudimos a varias funerarias en busca de un presupuesto para su cremación. En una, ubicada en la avenida Bolívar de Valencia, nos estaban cobrando 600 dólares, mientras que en Santa Rosa, por hacer lo mismo, pagamos $300”, explicó Pérez.
“Como el cuerpo es cremado, no dicen que el precio incluye, además de la cremación, bolsa de bioseguridad y alquiler de ataúd”, reseñó el entrevistado.
Una triste realidad
Muchas de las personas consultadas coinciden en que más allá del dolor, causa impotencia y desesperación asumir los trámites de una muerte por causas asociadas al Covid-19.
La mayoría de las veces el familiar debe cumplir con este procedimiento en solitario, tal como le sucedió a la joven Esperanza Solano, quien pasó por esto luego de que su padre muriera en la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera (Chet).
Cuenta Solano que para agilizar la entrega del cuerpo tuvo que cancelar $20 y $20 más para tramitar el acta de defunción, mientras que debió pagar 400 dólares más (exigidos en efectivo) por concepto de cremación.
“Debí acudir a algunos familiares que están fuera del país y vender algunas pertenencias para costear todos estos gastos”, indicó Solano.
Por su parte, Leivis Rodríguez, habitante del municipio Libertador, relató su experiencia tras la muerte de su hermana mayor.
“Mi hermana se puso muy mal y cuando llegamos a la emergencia del Hospital Central de Valencia ya no tenía pulso, según el diagnóstico médico fue por Covid-19. Todo fue muy rápido, no me pude despedir de ella, la metieron en una bolsa hermética, luego se la llevaron al cementerio municipal y allí fue enterrada en una fosa común. Tuve que cancelar 80 dólares”, reseñó.
“Hace unas semanas gastamos unos 300 dólares en servicio funerario por la muerte de mi papá, a quien velamos en casa con un reducido grupo familiar. Él murió de forma natural y el sepelio fue en Jardines del Recuerdo en Valencia”, dijo un habitante del sector San Luis, municipio Libertador.
Comentó que aunque la parcela donde fue sepultado su papá estaba cancelada desde hacía mucho tiempo, tuvo que pagar 265 dólares por concepto de excavación y otros servicios que imponen a los deudos desde el camposanto.
Ante esta realidad, surgen varias preguntas: ¿Quién regula estos servicios? ¿Quién controla? ¿Ante qué organismo se denuncia? ¿Por qué hay tantos trucos en épocas de pandemia? ¿Cómo hacen quienes no tienen dinero al momento?
Venta de servicios no necesarios en muertos por Covid-19
En el mundo entero, una de las estafas que más se ha repetido desde marzo de 2020, cuando irrumpió la pandemia, ha sido la intención de algunas funerarias de encasquetar a los familiares de un muerto por Coronavirus un tratamiento médico especial o un ataúd especifico.
Ante esta situación, al inicio de la crisis sanitaria en algunos países han aprobado normativas que explican que el único requisito es envolver el cuerpo en una bolsa estanca, mientras que el féretro puede ser normal.
Aunque el intento de vender servicios no necesarios es un viejo truco que tiene su origen mucho antes de la Covid-19, los familiares apenas tienen tiempo, tan solo 24 horas, para gestionar en el peor momento, el entierro o la cremación de un ser querido.
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Wilfredo Sandoval/Ciudad VLC
