Trump presiona a Duque a que violente Constitución colombiana

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A Donald Trump se le achica el tiempo para las elecciones presidenciales del 4 de noviembre.

Cuando dispone de un poco menos dos meses de campaña electoral siente que el mundo se le viene encima: su contrincante demócrata, Joe Biden, le mantiene una seria ventaja en la mayoría de las encuestas.

Así como el tiempo presiona a Washington, entonces Washington hace otro tanto con Bogotá.

Es que Iván Duque, saltándose una decisión judicial e ignorando la letra de la Constitución Nacional decide abrirle las puertas, con cierta premura, a una división militar gringa.

La circunstancia presentada este año con la pandemia por coronavirus y por otros factores: económicos y políticos, han hecho de la campaña electoral algo inédito e inusual, particularmente para el actual Presidente de los EEUU, quien ha estado tentado a buscar otros caminos para promover el voto a su favor.

Así las actividades internas en los partidos Republicano y Demócrata  han tenido que recurrir a los encuentros virtuales y a realizar sus convenciones por videoconferencias.

 

El tiempo apremia contra la reelección

El tiempo apremia para  Donald Trump. Sabe, que a menos de 60 días para el encuentro eleccionario es poco lo que pudiera revertir en los números que están en las encuestas.

El jefe de la Casa Blanca busca uno, o varios eventos, o hechos de cierta repercusión mediática, que incidan a última hora, en las decisiones de los votantes.

También Trump recibe ahora la presión de una fuerte protesta de calle, contra la represión policial y contra la violencia racista. Protestas estas que parecen generalizarse en todo el país.

El magnate presidente ha lanzado ataques  contra Biden y contra el partido Demócrata, acusándolo de “socialista”.

Ha referido que las protestas y demás acciones callejeras son provocadas por anarquistas, agitadores, alborotadores, saqueadores y agentes de la extrema izquierda. Aún no dice que tales protestas las estimula el partido Demócrata.

Duque

La campaña desde de las redes sociales

Los asesores y encargados de la campaña electoral del presidente gringo deben haberle aconsejado sobre la temática a trabajar en las redes sociales: nada de confrontar a los aliados de la Unión Europea.

Cero ataques a la migración latina. Sólo realizar propuestas positivas en la lucha contra la pandemia por covid-19.

Se espera que en la temática de estos 60 días mantenga la denuncia de “fraude”, por parte del voto demócrata, a través del sufragio por correo.

En esta circunstancia de pandemia aumentará el voto por correo y el conteo de estos votos podría tardarse días y por tanto retraso en la entrega de los resultados.

El candidato republicano, y presidente en ejercicio, en sus apariciones a los medios no abandonará su polémica contra la República Popular China.

Quisiera mostrar a sus electores  un triunfo ante Pekín en su guerra comercial, pero a la vez no quiere que esta confrontación se enfríe.

Para ello se valdrá de los ataques a la empresa Huawei y a concretar las amenazas contra la aplicación de medios TikTok.

 

¿Podrá iniciar una acción militar a 60 días de las elecciones?

Hoy ninguna actividad militar que inicie Trump fuera del hemisferio podría mejorarle los puntos en estos 60 días.

Es muy probable que insista con ciertas provocaciones en Siria; en el Golfo Pérsico; en el Mar de China Meridional y en las fronteras aéreas con Rusia, pero hasta allí. Pudiera seguir respaldando acciones desestabilizadoras en Belarús.

Las provocaciones más fuetes, y que pudieran generar importantes aplausos de la comunidad latina de los EEUU, serían en Venezuela a través de Colombia o directamente en el Mar Caribe; contra la Revolución Sandinista o contra La Habana.

Sin embargo, la insistencia más evidente de la administración Trump es contra el Gobierno revolucionario de Venezuela.

Sus predecesores, Bush y Obama consumieron 16 años tratando de liquidar  la Revolución Bolivariana pero terminaron en fracaso.

 En los EEUU, desde los más altos funcionarios del Ejecutivo, jefes militares, e integrantes del Poder Legislativo han expresado pública y abiertamente sus deseos para que en la nación caribeña se produzca un cambio de Gobierno.

Pero más allá de expresar deseos  Washington ha actuado directamente. Lo hizo con el Gobierno de Hugo Chávez y lo hace con la administración de Nicolás Maduro.

No es fácil para Donald Trump hacer hoy de Venezuela un escenario semejante al de Panamá cuando irrumpieron contra el Gobierno de Manuel Antonio Noriega.

Torpemente han querido posicionar que la nación petrolera es una importante base del narcotráfico internacional, imagen esta sin ningún asidero creíble.

A EEUU, y a su poder mediático, se le revierte el discurso del narcoestado venezolano cuando acepta que Colombia es un alto productor y exportador de drogas.

Washington necesita, como en otros casos, de una sólida excusa para el zarpazo militar contra la Patria de Bolívar.

Entonces afloja el discurso del narcoestado y retoma el de a violación de los Derechos Humanos, el del Estado fallido y promotor del terrorismo internacional.

 

Más tropas gringas en Colombia

Aquí es donde está el papel a jugar por parte de Colombia. El uribismo ha levantado toda la polvareda antichavista y anti Venezuela, haciendo el trabajo de provocación, en busca de una respuesta de sus vecinos que pueda calificarse de agresión y así escalar un episodio de violencia que “ invite” a Washington en calidad de bomberos.

El sentimiento de fracaso por parte de Donald Trump, para derrocar a la Revolución Bolivariana es mayor que el de Bush y Obama juntos.

Trump dirá  que retomó la orden ejecutiva, promulgó leyes, firmó sanciones y amenazó con todas las opciones, pero la oposición, el lacayismo criollo, no pudo o no supo hacer el “trabajo”.

También se juega su aspiración a cuatro años más, las encuestas anuncian que tendría que entregar el mando a  Joe Biden el 20 de enero del 2021.

 El pasado 26 de agosto el Gobierno de Iván Duque anunció que definitivamente su país autorizaba la entrada de tropas estadounidenses a territorio colombiano.

Personal militar, a decir de Bogotá, supuestamente debería cumplir labores  de “asesoría y entrenamiento” contra el narcotráfico.

Esta decisión no sólo ignora un fallo del Poder Judicial  que había ordenado el cese de las operaciones militares de EE.UU a cuenta de no encuadrarse con la letra de la Constitución de Colombia.

Estas decisiones requieren de una autorización que salga del  senado a partir de los procedimientos propios del  Parlamento.

A esto el senador colombiano opositor, Iván Cepeda, denunció, que lo presentado por el gobierno es un documento  al que se le procuraron las firmas de los senadores, sin que haya habido debate ni votación.

Este procedimiento revela la existencia de premura por parte de las autoridades neogranadinas y presión por parte de  EE.UU.

La bancada opositoras colombiana considera esta  decisión como una «violación a la soberanía» y a las funciones del senado, así como un potencial detonante para un conflicto bélico con Venezuela.

 

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Ciudad VLC / William Hernández L.