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Armando José Sequera, autor de la columna: Carrusel de Curiosidades

Usos antiguos del petróleo venezolano… Los antiguos venezolanos que vivían en las cercanías de los menes, o rezumaderos de hidrocarburos, le dieron al petróleo diversos usos.

Lo emplearon para impermeabilizar la parte inferior de sus embarcaciones y las paredes de sus viviendas. También como medicamento para tratar enfermedades artríticas; como combustible para iluminar y, curiosamente, como recurso de caza.

 

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Algunos indígenas cazaban venados y otros animales, obligándolos a correr hacia los menes de petróleo. En ellos, el calor había reblandecido la superficie y las presas quedaban atrapadas en la viscosa capa de aceite que se formaba.

En otros lugares, las emanaciones de estos rezumaderos atontaban a los animales y los hacían fáciles blancos de las lanzas, las flechas y las piedras.

 

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En la región andina se usaba el petróleo para iluminar y darle consistencia a las cestas y a las paredes de las viviendas. Lo recogían colocando mantas sobre la superficie de los ríos cercanos a los rezumaderos. Luego las exprimían para obtener pequeñas cantidades del aceite.

 

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Los indios caribes contaban con la que puede considerarse la única arma de guerra creada en territorio venezolano. La misma no tenía efectos letales sino paralizantes. Le daban el nombre de anocú mafutiliqui, que se traduce como el “espíritu del mapurite”.

Esta arma era una especie de granada de mano. Consistía de una vasija de barro cocido, llena de una sustancia que, además de un olor nauseabundo, tenía efectos paralizantes.

 

Las vasijas eran arrojadas por los combatientes y, al impactar contra el suelo, se fragmentaban y liberaban la mencionada sustancia.

Los contrarios caían al suelo, víctimas de una parálisis que duraba algunos minutos, los suficientes para hacerlos prisioneros.

 

 

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Armando José Sequera es un escritor y periodista venezolano. Autor de 93 libros, todos publicados, gran parte de ellos para niños y jóvenes. Ha obtenido 23 premios literarios, ocho de ellos internacionales (entre otros, Premio Casa de las Américas, 1979; Diploma de Honor IBBY, 1995); Bienal Latinoamericana Canta Pirulero, 1996, y Premio Internacional de Microficción Narrativa “Garzón Céspedes”, 2012).

Es autor de las novelas La comedia urbana y Por culpa de la poesía. De los libros de cuentos Cuatro extremos de una sogaLa vida al gratén y Acto de amor de cara al público. De los libros para niños TeresaMi mamá es más bonita que la tuyaEvitarle malos pasos a la gente y Pequeña sirenita nocturna.

«Carrusel de Curiosidades se propone estimular la capacidad de asombro de sus lectores».

 

Ciudad Valencia / Foto del autor: José Antonio Rosales