Hazaña

Burocratismo, ineficacia, corrupción, dolarización, precios y salario

El título de este artículo es tomado como préstamo de dos expresiones emitidas por nuestro presidente Nicolás Maduro, en estos últimos días en que se ha iniciado, con buen pie, la gran batalla de “los valores, la moral y la ética” dentro de la Revolución Bolivariana, contra la corrupción en todas sus formas y niveles, “¡Caiga quien caiga!”.

Ese “Caiga quien caiga” es inequívoco, radical y firme. Significa que es una lucha estratégica y definitiva para el destino inmediato de nuestro pueblo y la Revolución Bolivariana. Significa que no se va a actuar únicamente contra los corruptos “Pela bolas de abajo”; sino contra las grandes mafias infiltradas y contrarrevolucionarias de arriba, que han venido medrando criminalmente y con total y absoluta impunidad, desde sus esferas de poder, contra los de abajo y volviendo mierda a los del medio.

De acuerdo con las informaciones oficiales y extraoficiales, los robos de estas mafias son gigantescos, descarados e imperdonables. Por esa razón, tienen categoría de crímenes de lesa humanidad porque han afectado el bienestar del pueblo y son culpables de la precariedad, el hambre, las enfermedades y la desprotección total y absoluta que hoy sufren millones de venezolanos y venezolanas de nuestras comunidades, incluyendo chavistas, revolucionarios, opositores, ni-ni, independientes, clase media, pobres, arruinados, enfermos y desnutridos.

Para entender mejor la gravedad de esta magna y grotesca ola de corrupción, debemos ubicarla en su contexto que complementa el objetivo estratégico que ella tiene. De manera que no es solo la corrupción el instrumento utilizado para debilitar la moral y la ética de la revolución hasta destruirla.

Junto a esa gigantesca escalada de la corrupción, nos impusieron también la escalada indetenible del dólar y la dolarización de nuestro sistema económico; y de allí, la escalada del alza indetenible de los precios del libre mercado, y finalmente, la escalada de la pérdida total de la capacidad adquisitiva del salario del pueblo trabajador.

La sumatoria de estos cuatro elementos (corrupción-dolarización-inflación-desalarización) conforman el plan perfecto del imperialismo y sus lacayos internos e infiltrados en el Gobierno Bolivariano, para condenar al pueblo a la pobreza más profunda y grave hasta que se desencante y anule totalmente sus esperanzas con la continuidad de la revolución bolivariana-chavista.

Si nosotros, los que pertenecemos al pueblo y somos los protagonistas históricos de la revolución, nos dejamos confundir, arrastrar por la desesperanza y nos rebelamos contra el presidente Nicolás Maduro, simplemente estaremos cayendo en la gran trampa del imperio; seremos sus tontos útiles y ellos nos destruirán con mayor facilidad.

En tal sentido, es importante y necesario estar bien claros y saber identificar al enemigo principal, que no es otro sino el imperialismo norteamericano, sus agentes encubiertos y sus lacayos serviles de la oposición. Ese imperio está hoy en plena decadencia y desesperado por mantener su vieja hegemonía a través de las guerras, como lo está haciendo infructuosamente en Ucrania contra Rusia y como lo viene anunciando contra China.

Es necesario tener bien claro, que todos nosotros como pueblo, logramos derrotar el ataque económico más feroz y mortal de los años 2016- 2018 con la escasez de alimentos, el alza de los precios, el inicio de la dolarización impuesta   y la consecuente pérdida de la capacidad adquisitiva de nuestra moneda nacional.

De acuerdo con la lógica instrumental y la dialéctica marxista, ese es el plan estratégico de El Pentágono, con el cual lograrían sacar a nuestro presidente y con ello, frenar y sepultar definitivamente el proceso revolucionario bolivariano.

Pero, igualmente tendrían que matar a todo un pueblo que, por encima y más allá de estos ataques mortales, saldrá a defender SU revolución en perfecta unidad cívico-militar-religiosa, que ha demostrado ser el gran poder indestructible del pueblo bolivariano -chavista de la República Bolivariana de Venezuela.

 

Los sistemas históricos y la gran batalla de este tiempo

La historia republicana económica-social, política y cultural de la Venezuela de los siglos XX y XXI ha estado y sigue estando determinada por los tres sistemas o modelos fundamentales, que se han sucedido uno tras otro durante este tiempo, con las diferencias fundamentales, que podemos identificar de la siguiente manera:

Primero, el sistema o modo de producción económica que determina la distribución de la riqueza, las relaciones de poder y las condiciones de vida de la población. En tal sentido, debemos reconocer que todavía tenemos el viejo sistema de la economía capitalista burguesa y dependiente de los Estados Unidos de Norteamérica, que se niega a desaparecer; en contraste con el nuevo sistema de la economía nacional soberana y socialista en proceso de recuperación y reconstrucción; pero, fuertemente saboteado y asediado por los enemigos internos del pueblo, de la patria y de la revolución bolivariana.

Segundo, el sistema de valores, la moral y la ética, necesario para fortalecer la integración y la cohesión histórica-socio-cultural de nuestra patria. Este sistema depende y responde históricamente a los intereses del primer sistema dominante. Por esa razón, debemos diferenciar y defender nuestro sistema de valores, moral y ética bolivariana, anti imperialista y socialista; frente al viejo y decadente sistema de valores, moral y ética burguesa-capitalista pro-imperialista.

Tercero, los modelos o sistemas del poder político que hemos tenido durante un siglo: primero, las dictaduras militares, represivas y entreguistas (el gomecismo); segundo, la democracia formal, representativa partidista (AD-COPEI y todo lo que fue el nefasto pacto de Punto Fijo), monitoreada por la burguesa piti yanki y el imperio norteamericano; y tercero, los 24 años de nuestra nueva democracia participativa y protagónica, soberana, libre e independiente hacia el socialismo bolivariano del siglo XXI.

Es necesario puntualizar que nuestro actual sistema de democracia participativa y protagónica, está sustentado y garantizado legítimamente en dos documentos fundamentales que definen nuestro destino histórico: el primero es la actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV); y el segundo es EL PLAN DE LA PATRIA.

La CRBV garantiza el protagonismo y el poder del pueblo con base en la doctrina bolivariana, el estado de bienestar social y todos los derechos universales del ser humano.

Asimismo, el Plan de la Patria contiene los cinco objetivos históricos de nuestra nación: I.- Ser un país libre, con independencia y soberanía nacional. II.- Construir nuestro propio modelo de Socialismo Bolivariano del siglo XXI. III.- Ser un país potencia. IV.- Preservar el equilibrio ecológico para salvar el planeta y V.- Construir el nuevo mundo multicéntrico y pluripolar.

Es importante y necesario puntualizar que, durante estos 24 años de gobierno revolucionario bolivariano, nuestro país ha dado, está dando y seguirá avanzando en los cambios y transformaciones históricas con base en la CRBV y el Plan de la Patria.

 

Los métodos y ataques de la guerra no convencional

Debemos admitir que nuestro proceso bolivariano ha estado infiltrado desde sus inicios. Recordemos el caso del viejo Luis Miquilena, uno de los primeros asesores de Chávez; el general Rosendo de alta jerarquía y confianza; y tantos otros que participaron en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002.

Lograron sacar a Chávez de Miraflores; pero, el pueblo respondió inmediatamente y lo rescató, derrotando así el plan de la contrarrevolución fascista, apoyada totalmente por el imperialismo norteamericano.

Con el contragolpe del 13 de abril de 2002, nació y se impuso históricamente, la unidad cívico-militar-popular-religiosa del pueblo venezolano, bolivariano y chavista. De esa manera, nació y se ha consolidado con el presidente Nicolás Maduro, lo que hoy es EL SUJETO HISTÓRICO DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

Frente a esa nueva realidad histórica, para los enemigos del pueblo y de la patria, se plantea el difícil y complejo problema de ¿Cómo sacar a Nicolás Maduro de la presidencia y destruir definitivamente la revolución chavista del socialismo bolivariano del siglo XXI?

Para esa pregunta, la respuesta de los enemigos de la Patria ha sido y sigue siendo el magnicidio. Matar y desaparecer para siempre a nuestro presidente, por un lado; y por el otro, destruir toda la inmensa obra del estado de bienestar social para el pueblo, puesto en marcha por Chávez y continuado por Nicolás, en medio de las enormes dificultades que le ha tocado enfrentar y vencer.

Podemos decir con certeza que, en diez años, nuestro actual presidente ha enfrentado dos momentos o coyunturas históricas difíciles de vencer y las ha vencido.

La primera surge inmediatamente después de la muerte de Chávez: los enemigos internos propagaron aquella consigna estúpida, venenosa y desmoralizante que decía “Maduro no es Chávez”, concebida para justificar el ataque, saboteo, destrucción y desmontaje de la inmensa obra adelantada por Chávez para el bienestar social de nuestro pueblo: los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales que Chávez impulsó con excelentes resultados.

Ese primer plan contrarrevolucionario de los infiltrados, favoreció el triunfo electoral de la oposición que le facilitó tomar el control de la Asamblea Nacional. El nefasto Henry Ramos Allup anunció públicamente que en seis meses sacaban a Nicolás de Miraflores.

De esa manera, se conjugaron, por un lado, los enemigos internos, montados en sus caballos de Troya y desmontando, saboteando o destruyendo toda la obra social de Chávez; y por el otro, los enemigos externos que tomaron el escenario de las calles, plazas e instituciones para descargar sus supuestas “arrecheras”.

De esa manera se intensificaba la desmoralización, confusión, angustia y desilusión de una parte del pueblo chavista poseído maléficamente por esa estúpida y traicionera consigna de: “…Nicolás no es Chávez…”.

Es importante recordar que, en el momento más crítico y deprimente de la violencia armada de la oposición y la desmoralización de las bases chavistas, Nicolás lanza la convocatoria del Poder Constituyente y con ese llamado se inició la derrota total y definitiva, en la que está sumida todavía la oposición apátrida pitiyanki. Con estos elementos, es evidente que el imperio había logrado activar dos fuerzas de ataque contra el presidente.

Por un lado, los infiltrados encubiertos en las estructuras burocráticas del Estado y del gobierno chavista, saboteando y promoviendo burocratismo, ineficacia y corrupción, para desmoralizar y derrotar anímicamente al pueblo chavista.

Por otro lado, los grupos fascistas de la derecha oposicionista, generando el caos, la desobediencia civil, la violencia armada, los heridos y muertos en las confrontaciones de calle y en los puntos o sitios más vulnerables de las principales ciudades del país.

En esas circunstancias, Nicolás Maduro logra derrotar política, moral, ética, táctica y estratégicamente, dentro y fuera del país, a todos los grupos y líderes de la oposición. La dejó reducida a la nada, sin necesidad de meter preso, todavía, a Guaidó ni a ninguno de sus secuaces.

Esa acción, de encarcelar a Guaidó y sus bandidos, tendrá su momento oportuno, en el marco de la estrategia general que viene desarrollando nuestro presidente, para la salvación y continuidad del proceso revolucionario bolivariano.

Para cerrar estas notas, diremos que la conducción del proceso revolucionario bolivariano, ha entrado en una nueva y decisiva fase de su propio y original modo de desarrollarse.

Superamos el trauma de la muerte de Chávez, hemos garantizado la continuidad del proceso revolucionario, hemos resistido victoriosamente la más grande y criminal guerra económica, política, militar, mediática, social, tecnológica, diplomática y religiosa. El imperio ha agotado todas las acciones criminales para destruirnos como proyecto histórico, como pueblo y como país libre y soberano. No han podido ni podrán lograrlo.

Hemos ganado un inmenso espacio de diplomacia de paz, de reconocimiento, respeto, alianzas y acuerdos económicos, tecnológicos, financieros y de integración política-cultural con un abanico muy amplio de países (potencias como Rusia y China, junto a países en desarrollo de Asia, Europa, América y África).

 

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Todo eso, en el marco del desarrollo y fortalecimiento de nuevas teorías y   formas de relaciones internacionales, sustentadas en los conceptos básicos de lo multicéntrico y lo pluripolar, que garanticen el predominio y la permanencia de la paz, la cooperación, la solidaridad y la fraternidad, a favor del bienestar social e integral de los pueblos y comunidades del planeta.

Ubicados en ese amplio contexto nacional, continental y mundial, los esfuerzos del presidente Nicolás Maduro, se corresponden plenamente con la recuperación económica, la continuidad de los programas sociales y el fortalecimiento del salario y la capacidad adquisitiva, individual y familiar, en el marco del proceso revolucionario bolivariano y el bienestar social del pueblo.

Finalmente, a pesar de las adversidades, errores, traiciones, saboteos y conspiraciones, dentro y fuera de las estructuras del Estado capitalista-burgués, el gobierno en todas sus instancias y niveles, el PSUV, las Comunas, los Consejos Comunales y demás estructuras del proceso bolivariano, Chávez vive y la lucha sigue.

Para ello, nuestro presidente se ha puesto al frente, una vez más, y nos convoca a la lucha firme y tenaz para el rescate y fortalecimiento de los valores, la moral y la ética de la revolución bolivariana, ¡caiga quien caiga!

 

Christian Farías / Ciudad Valencia