Lo que hoy es una flamante urbanización integrada por La Viña y El Viñedo donde se concentra buena parte de la clase alta y la no muy alta o clase media, no era así hace un medio siglo.
Venga usted conmigo, para que conozca lo que fue ese pedazo de Valencia; de mi «Añorada Valencia»…!
Comencemos en los finales de la era gomecista allá por el año de 1935 y sigamos adelante unos 20 años más, hasta ubicamos en 1955, cuando Valencia mantenía su fisonomía de pequeña ciudad.
Los terrenos ubicados detrás del otrora hermoso «Parque Guzmán Blanco», donde hoy se levanta el liceo «Pedro Gual», estaban destinados al juego de pelota. Unas tribunas de madera, pintadas de gris, frente a las cuales se elevaba una cerca de malla, igual a la que se usaba para los gallineros y un terreno plano donde se demarcaba con cal, el «diamante», era llamado por todos el «estadium»; detrás, de este «campo de jugar pelota» se encontraban las instalaciones de la Caribbean Petroleum Company, con sus galpones y vías férreas que se prolongaban hasta la parte trasera de la Estación Inglesa, donde está funcionando el Rectorado de la U.C.
Gente pobre, desplazada del centro de la ciudad por la «gente rica», habitaba lo que conocemos como: Callejón Prébol, Callejón López Latouche, Callejón el Ratón, Quebrada El Añil Y los diferentes callejones que daban hacia el río Cabriales.
Unos 200 mts más allá, comenzaban los «Viñedos»… Podían verse y «tocarse» en la margen izquierda de la carretera que conducía hacia Puerto Cabello.
Justo en el sector que demarcan las avenidas Carlos Sanda y Monseñor Adams, estaba la Industria Vinícola de Don Atilio Gali productora del Vino Adriático, un tinto de excelente sabor enriquecido por la quina, como fórmula exclusiva de Don Atilio:
-Cuesta semilla la o portato de Italia..!
Semilla, estaca, brote o lo que fuese, lo cierto es que el gigantesco viñedo, llegaba hasta La Ceiba, barriada de gente tan pobre como la de Prébol! Allí, desaparecían los viñedos para reaparecer después del Callejón Guaparo que conducía hacia la hacienda del mismo nombre. En un extremo de la barriada se erguían las torres de La Voz de Carabobo, visibles desde la estación del ferrocarril.
Todo el terreno que hoy ocupa el Fuerte Paramacay, estaba lleno de vides. Los racimos de uvas negras, verdes, o ámbar, colgaban de las «trojas» que les servían de sostén.
A pesar de ello, nadie se atrevía a traspasar las cercas para robar, porque ese fenómeno se presentó, después de la «caída» del régimen del General Pérez Jiménez.
También en Naguanagua, después del Río Retobo y siempre por la margen izquierda, vía hacia La Entrada, se cultivaba la uva que por cierto, era de una calidad extraordinaria, aunque un poco más pequeña. Recuerdo a un condiscípulo llamado José Morales quien habitaba con su madre y dos hermanitos más, frente a uno de estos viñedos. Me llamó mucho la atención ver que los racimos estaban cubiertos con papel de periódico»…
- Y eso será para que no los vean..? - No vale..! Es para que no les "pegue" mucho el frío..! - Verdá ñero..! Aquí hace un frío bárbaro! - El agua amanece hecha hielo en el solar de mi casa..: - Una coñá..! Y a tí no te provocan esas uvas..? - Es que no las venden: se las mandan a Don Atilio: - Yo no digo compradas! Más bien... tu sabes "los cinco"! - ¿Cómo? meterse y robárselas? ''La pizuña" marico yo nó..! - Yo si soy capaz de méteme ahí. ! No me tientes Satanás! - Satanás! Así se llama el perro que tienen en esa viña! - Con todo y eso, me meto, vale, ya no aguanto..! Métete tú! yo no. El otro día, me calé una buena pela! Mientras el Morales vigilaba fuera del terreno, yo me adentraba hacia el centro de la parcela, donde eran más grandes los racimos. Corté tres y las enfundé en la camisa. De pronto: Grrr.!. Grrrr..! - Satanás!... Corre loco, que te agarra Satanás.: Corre!
El tremendo perrazo, de casi dos metros de largo, corría detrás de mí!. Chorreado de miedo, corrí duro, apretando las puntas de la camisa, sin soltar las uvas … Por fin!. La cerca! Morales con el alambre de púas levantado gritaba..!
– Por aquí, Carlos, por aquí!… Zúmbate ..
No se como fue que me deslicé, por debajo del alambre, pero no solté los racimos, aunque si largué las alpargatas nuevas que me había estrenado ese domingo!
– Te van a dar tu buena pela! Sigue corriendo vale!
– Otra vez Satanás .. ?
– No..! Don Caralampio, el que cuida las uvas! Viene de lo más bravo..! Ahora se lo dice a mi mamá… cónchale vale..!
Rápidamente nos metimos en la casa de Morales y desde- allí vimos al viejo celador parado frente ai cercado, buscando ajos intrusos:
– Agáchate vale, que nos va a pillar..!
– No hombre chico! no ves que no está mirando para acá?
– Menos mal, porque si me descubre, viene con el chisme!
Pasamos al patio de la casa., por un callejoncito al lado de una zanja y allí, si solté la carga…! Algunas uvas se rompieron y me mancharon la camisa nueva, para completar…!
– No jile, mano, fíjate como se me manchó la camisa!
– Quítatela y la lavamos con jabón las llaves !
En plena faena de lavar la prenda, nos sorprendió la señora mamá de Morales…:
– Que están haciendo ahí…?
– Es que Delgado se cayó en la zanja y se le ensució….
No había terminado la frase cuando la señora interrumpió…
– Y esas uvas? ah? y ésas uvas…?
– Se las regaló Don Caralampio, a Carlos, mamá..!
– No sea usté tan embustero! que ese viejo, no le regala nada a nadie, aunque sea «la vela del alma».. Dígame la verdad…!.
Joseíto… no tuvo la culpa, doña. Yo me metí y las robé!
Pues ahora mismo voy a devolvérselas al viejo..!
La señora devolvió los racimos y al regresar a la casa…
– Ahora, Se me arrodillan los dos…! Están castigados..!
No había nada que hacer!. Total, que ya estaba uno acostumbrado a ser castigado por cualquier persona mayor, al cometer una falta..!
– Te fijas vale…? Nos ganamos una..! se te perdieron las alpargatas nuevas, manchaste la camisa y tienes tronco de morado!
– Ahora, castigados y por poco no te muerde el Satanás! Que vainas, vale!
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Carlos Delgado Niño nació en Valencia el 2 de septiembre de 1928, locutor, publicista, radiodifusor y periodista. Fue profesor de teatro, docente cultural, humorista, actor, escritor, cronista, libretista, poeta, cantautor y compositor.
Estuvo siempre ligado con el mundo del espectáculo en la ciudad siendo organizador del «1er Festival de la voz y la canción juvenil» en el año 1973 y «Valencia le canta a Valencia» en 1996.
Fue también director de varias estaciones de radio, productor radial y escritor de programas radiales cortos, novelados, y noticieros entre otros. Co-fundador de la Escuela de Teatro José Antonio Páez en Guanare, Portuguesa, y miembro de la Asociación de Escritores de Carabobo.
Falleció el 17 de noviembre del 2012, en su vivienda, rodeado del cariño de sus familiares y amistades más cercanas.
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