Vuelo a lo invisible-Montejo-Mohamed

La poesía es la última religión que nos queda.

Eugenio Montejo

 

Con este primer Vuelo a lo Invisible retomamos nuestro trajinar por la poesía de la mano de Eugenio Montejo (Caracas, 1938-Valencia, 2008), poeta, ensayista, y traductor, distinguido con el Premio Nacional de Literatura en 1998 y el Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo en 2004; además de ser considerado por la crítica como uno de los nombres imprescindibles de la poesía hispanoamericana contemporánea.

 

Montejo fue fundador de la revista Azar Rey y cofundador de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo, investigador en el CELARG y colaborador de una gran cantidad de revistas nacionales y de otros países.

Autores como Bousquets, Valery, Novalis, Ramos Sucre,  Leopardi, Drummond de Andrade, Rimbaud, Espríu, Ungaretti, Cernuda, Cassou, Cavafis, Reverón, Alejandro Rossi, Gerbasi, Mutis, Sánchez Peláez y los poetas de “la disolución del yo, del desdoblamiento y la heteronimia”, como Rilke, Valery y Pessoa, son algunos de los creadores presentes en sus poemas, prólogos y ensayos.

Entre su larga lista de libros más celebrados podemos nombrar: Élegos (1967), Muerte y memoria (1972), Algunas palabras (1976), Terredad (1978), Trópico absoluto (1982), Alfabeto del mundo (1986), Adiós al siglo XX (1992), Partitura de la cigarra (1999), Papiros amorosos (2002), Fábula del escriba (2005), El cuaderno de Blas Coll (1981), Guitarra del horizonte (1991), El hacha de seda (1995), El añalejo (2007) y La caza del relámpago (2007).

 

También entre los libros de literatura para niños tenemos Chamario (2003) y Disparate (2013), y en su producción ensayística nos encontramos con La ventana oblicua (1974) y El taller blanco (1983), ambos de excelente contenido, al extremo de tenerlos siempre a mano para compartirlos con nuestros bibliófilos amigos.

Apuntamos que Montejo perteneció a la generación poética del 58, junto con Rafael Cadenas, Guillermo Sucre y Ramón Palomares. Fue gerente literario de Monte Ávila Editores y  trabajó como diplomático en la embajada de  Venezuela en Portugal en varias ocasiones. Comenzó a escribir su obra poética en la década de los sesenta, que empezará a ser conocida con traducciones al inglés,  portugués, italiano y francés.

Eugenio Montejo

 

Cabe destacar que uno de sus poemas, La tierra giró para acercarnos, es recitado por Sean Penn a Naomi Watts en una escena de la película 21 gramos, del director mexicano Alejandro González Iñárritu:

La tierra giró para acercarnos,

giró sobre sí misma y en

nosotros,

hasta juntarnos por fin en este

sueño,

como fue escrito en el Simposio.

Pasaron noches, nieves y 

solsticios;

pasó el tiempo en minutos y 

milenios.

Una carreta que íba para Nínive

llegó a Nebraska.

Un gallo cantó lejos del mundo,

en la previda a menos mil de

nuestros padres.

La tierra giró musicalmente

llevándonos a bordo;

no cesó de girar un solo instante,

como si tanto amor, tanto

milagro

solo fuera un adagio hace mucho

ya escrito

entre las partituras del Simposio.

 

Recuerdo que este inolvidable amigo en nombre de la poesía, a todos nos impactó con su presencia la noche de ese memorable sábado dada su misteriosa personalidad: ataviado sobriamente con una vestimenta de color oscuro y acompañado de un silencio que se podía sentir, más unas gafas oscuras y una voz melodiosa y calmada que, sumada a otros atributos, colmaba nuestra atención.

Entonces toda esa atmósfera creada nos hizo sentir que  estábamos esencialmente ante la presencia de un auténtico poeta en el estricto sentido que encierra esta maravillosa palabra. No obstante, ahora tan trillada por toda esa suerte de sofistas posmodernos disfrazados de poetas, que en estos tiempos sin poesía, han tratado inútilmente de robarle su antiguo esplendor.

 

En este sentido nos resulta acertado traer a colación la opinión de diversos autores relacionados con nuestro ámbito literario. Al respecto, María Antonieta Flores nos dice: Leer una poesía de Montejo es acercarse a la claridad del agua, a un idioma vivo, exigente. Es una poesía que conmueve. En estos tiempos, el lector necesita ser con-movido, pues la desconexión, la banalidad y la superficialidad lo devoran…

 

En su poesía está la palabra de alguien que siempre se está despidiendo de la vida con serenidad. Y esa despedida constante de la vida es un asidero para un lector, un ciudadano que ha aprendido mucho de la cercanía de la muerte, la inseguridad, la fragilidad que sin razón y con violencia marcan nuestros días”.

 

Sobre nuestro poeta Igor Barreto nos comunica: “Sus poemas son como dispositivos musicales. Es un poeta clásico Montejo, y esto prematuramente. Ya ha comenzado a ser releído y dichos repasos de la crítica arrojan nuevos ángulos y aristas. En fin la construcción de un universo que lleva su nombre. Para mí sus poemas son como dispositivos musicales, hay siempre un verso inicial inolvidable: ”Qué puede una mesa sola/ contra la redondez de la tierra?”.

 

Por último, Miguel Marcotrigiano afirma: “Su poesía amorosa es de lo mejor. Una de las aventuras más riesgosas que puede asumir un poeta es la escritura de poemas de amor. El mismo Montejo se refirió en alguna oportunidad acerca del peligro que entrañaba esta empresa. El tema amoroso siempre está al alcance de la mano, pero de igual forma los desnucaderos que implican los lugares comunes y las frases fáciles que acuden a nuestra mente, de manera inevitable, cuando abordamos tan manida temática.

 

“En la obra de Montejo  conseguimos de lo mejor que en poesía venezolana se ha escrito en estas lides. Papiros amorosos, recoge una excelente muestra de lo que acá se afirma. Esto, apenas, es una de las tantas razones por las que, cuando de poesía se trata, no podemos soslayar la lectura de su obra”.

Eugenio Montejo

 

Sirva todo lo antes dicho a manera de introducción antes de entrar de lleno, en nuestra próxima entrega, en el diálogo sostenido por nuestro personaje con la audiencia que colmó los espacios del antiguo Ateneo de Mariara, a mediados de la década de los noventa, luego de aceptar la invitación que el Taller Literario “Hojas Sueltas”, le hiciera.

Finalmente, dejamos por sentado que compartimos en toda su trascendencia las palabras de Montejo citadas en el epígrafe con el que abrimos esta travesía: La poesía es la última religión que nos queda.

¡Salud, Poetas!

 

MÁS DEL AUTOR: “CRÓNICA CINÉFILA: A PROPÓSITO DEL DÍA NACIONAL DEL CINE (Y 5)” POR MOHAMED ABÍ HASSAN

 

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Mohamed Abí Hassan (El Tigre, 1956). Poeta, artista visual y editor independiente. Licenciado en Educación, Mención Artes Plásticas (cum laude), por la Universidad de Carabobo (UC). Ha ejercido la docencia en la UC y en la Universidad Arturo Michelena. Ha sido colaborador en las revistas Poesía y La Tuna de Oro (UC). Primer Premio II Bienal de Literatura Gustavo Pereira, Mención Poesía 2013; Primer Premio IV Bienal de Literatura José Vicente Abreu, Mención Poesía 2016; Primer Premio Concurso Nacional del II Festival 3.0 de Historias Comunales Ramón Tovar (2022).

Formó parte de la Comisión Rectoral del Encuentro Internacional de Poesía de la UC. Coordinó el Taller de Formación de Cronistas Comunales en Mariara, estado Carabobo, auspiciado por el Minci, la Revista Nacional de Cultura y el Centro Nacional de Historia. Actualmente se desempeña como facilitador de talleres de iniciación en la creación literaria, así como talleres sobre patrimonio histórico.

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