Ya que nos acercamos a los tiempos de la Navidad he querido dedicar este artículo a un villancico navideño del renacimiento español, recopilado en el Cancionero de Uppsala (publicado en 1556), llamado Yo me soy la morenica; y más especifícamente, sobre la grabación de este villancico hecha por el ensamble Capella de Ministrers (bajo la dirección del violagambista Carles Magraner).

Capella de Ministrers es un conjunto español dedicado a la interpretación con instrumentos originales de la música anterior a 1800, abarcando desde la era medieval hasta los albores del siglo XVIII, haciendo también un fuerte hincapié en el rescate de la música valenciana.

 

El ensamble español Capella de Ministrers
El ensamble español Capella de Ministrers… «Yo me soy la morenica».

 

Comenzamos con un largo pedal en Sol hecho por el violón, a su vez que escuchamos la improvisación de un arpa por encima de este pedal. Luego, en el segundo 0:26, entra una flauta de pico exponiendo el tema de la canción, que más tarde aparecerá de nuevo, pero de la mano de una cantante soprano.

 

La morenica-Carles Magraner
El violagambista y director español Carles Magraner.

La flauta ornamenta un poco el tema, pero no de manera exagerada, lo hace de una manera muy sutil, más bien embelleciendo la música.

El arpa sigue tocando, y el violón aún sigue en su largo pedal, no se detiene, no se apresura, no se angustia, no se preocupa; está tranquilo, vive el momento, no hay estrés alguno…

En el segundo 0:52, la flauta finaliza su exposición y le entrega a la viola da gamba el tema que estaba tocando. La viola improvisa por encima del violón y el arpa; al igual que la flauta, la viola también está ornamentando el tema, esta vez con más adornos que la flauta, pero igual de embellecedor del hermoso tema de la voz.

En el minuto 1:27, después de finalizar la viola, entra la voz soprano, para cantarnos hermosamente las letras de este villancico:

 

Yo me soy la morenica,

Yo me soy la morena.

Lo moreno bien mirado,

Fue la culpa del pecado,

Que en mi nunca fue hallado,

Ni jamás se hallará…

 

Después, en el minuto 2:07, luego de haber interpretado todo de manera ad libitum, comienza un crescendo que poco a poco va definiendo un nuevo tempo, al cual llegamos en el minuto 2:14, donde la soprano deja de cantar y se unen la flauta y la viola da gamba, manteniéndose así hasta el minuto 2:55. Durante estos, más o menos 48 segundos, se unen unas castañuelas que le dan un ritmo danzante a la obra.

 

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En el minuto 2:56 vuelve de nuevo la libertad, y las castañuelas dejan de sonar; la cantante se toma el tiempo para alargar algunas notas, y reposar en otras… Hasta que en el minuto 3:11, uniéndose una vez más la flauta, la viola y las castañuelas, vuelven al tempo danzante haciendo un crescendo progresivo y finalizando de manera contundente y resonante.

Todas estas sonoridades y colores me transmiten una gran paz y tranquilidad. Creo que, cualquiera que oiga esto, así venga de un largo maratón, de un trabajo pesado, de un mal día, de una situación estresante, al oírlo, todo se le va a olvidar y le va a alegrar el día, o al menos, 3 minutos y 26 segundos de su día.

 

Pablo Manuel Agudo López / Ciudad VLC