No saben lo mucho que ideé hacer esta review, este film Intensamente 2 (Inside Out 2) se ha vuelto muy especial para mí, lo esperé con ansias y ahora que lo pienso, lo haré igual que su primera parte, su avasallante éxito ya nos mostró de qué va el asunto como para que venga ahora yo a contárselos. Esta segunda parte fue casi que un clamor para la mayoría de sus espectadores. Las entradas al cine se agotaron con una semana de antelación, y pensando que sería más inteligente que los demás, pagué una suscripción de Disney+ para verla en la comodidad de mi casa con todo el repertorio gastronómico que merecía y ¡Sorpresa!… ¡una película de Disney, no está en Disney! La cosa más hilarante que pude imaginar. Pero no todo fue tan malo, pude ver otro exitazo del que luego les hablaré. Esta producción vino de la mano del talentoso Kelsey Mann, ya lo hemos visto en otras animaciones de Pixar, Disney y otras casas de la industria. Y qué manera de traernos esta epifanía que es una realidad en muchas personas.
Todo está controlado. Al principio, vemos a una Riley adolescente totalmente feliz y enfocada en su sueño. Las emociones de Riley nos hacen un pequeño resumen de tooodo lo que cambiado y mejorado su adorada “niña”, sin saber que todo cambiará literalmente de la noche a la mañana. Para los que convivimos con Ansiedad, sabemos que puede llegar cuando menos la esperamos, lo cruel que puede ser y lo mucho que nos puede cambiar en esos momentos en los que tienes entre ceja y ceja esos pensamientos catastróficos. Esos mismos pensamientos hacen que nuestra mente cambie por completo su comportamiento, afectando no solo lo que pensamos sino también lo que hacemos y generamos a nuestro alrededor. Eso es lo que vemos en el film, no importa que se derrumben nuestros pilares fundamentales, Ansiedad hace que quien la padezca se convierta en alguien que ella cree que es mejor por su propio bien.
Sí, en este caso con ella trabaja muy bien el egoísmo, que no es otra forma de representar a Envidia. El hecho de que Riley dejara de lado a sus mejores amigas fue un acto de egoísmo y resentimiento por “no querer cumplir sus sueños y metas con ella”; sabemos que de eso no se trataba, pero así lo vio y sintió Riley. Y aunque veamos que en parte fue bueno para ella, porque realmente pudo mejorar al auto exigirse gracias a Ansiedad, creó un caos interno en el que su propia conciencia le estaba jugando en contra, hasta que ocasionó el famoso ataque de ansiedad. Que, por cierto, la escena del “ataque de ansiedad” de Alegría fue épico, no deja de ser una realidad, en la que no se puede mantener un estado anímico siempre.
Muchos minimizaron este hecho, quisieron restarle importancia haciendo comentarios como “eso no es nada, a mí me pasó…”, “eso no es un ataque de ansiedad real, espera a que le pase…”, ¿en serio se puso así por eso?, y pare de contar. Y sí, también eso forma parte de un colapso por estos episodios, el estar rodeado de esos comentarios negativos que no hacen más que sumarles a los comentarios pesimistas que se crean en la propia mente. Ahí es cuando se necesitan buen sistema de apoyo, como las amigas de Riley que, a pesar de todo lo que ella les hizo, siguieron a su lado comprendiéndola. Lo que me recuerda al momento en que Alegría le dice a Tristeza que siempre a donde vayan, lo harán juntas; no deja de ser cierto que muchas veces en un momento de alegría, lloramos, producto de la nostalgia (necesitábamos más escenas con Nostalgia, fueron espectaculares) o simplemente la mezcla de ambas emociones. También el famoso: “una lloradita y a ser felices”, que más de uno a usado y resulta hasta catártico.
En la primera parte de esta historia, nos enseñaron que todas las emociones pueden trabajar juntas y hacer de Riley una persona excepcional, lo mismo pasa ahora. Con más emociones juntas, pueden lograr que ella siga adelante, con Tristeza, con Ansiedad, con Furia, con Desagrado, etc. Todas esas emociones hacen a una persona sorprendente, con sus altas y bajas, pero que al final del día trata de mejorar. Lo que me lleva a un punto que estoy segura, casi nadie notó: la personificación de las emociones. Me explico: en la primera parte vimos al final de la película, un corto sobre cómo eran las emociones en distintas personas e incluso animales, muy gracioso y todo, pero en esta oportunidad pudimos reafirmarlo. En cada “cuartel general” tienen un líder, una emoción dominante. En la de Riley siempre ha estado Alegría, pero lo que llama la atención son los líderes de sus padres; en mamá domina Tristeza (que casi siempre la vemos tomando un té junto a Furia, para calmarse, ¿quizás?), en papá encabeza Furia.
En ambos casos, vemos a unos adultos “normales”, capaces e incluso calmos (me refiero a que no pareciera que padezcan algún trastorno). Aunque podría suponer que como aún a Riley de falta crecer, aun no tiene su emoción dominante o, aún no ha desarrollado su verdadera personalidad, por eso cada una tiene sus propias características; no como en el resto de las personas, que vemos sus emociones vestidas del mismo modo o con un mismo rasgo. Esto también nos enseña y nos muestra que nuestras emociones no nos definen como personas, y que muy a pesar de ellas podemos hacer nuestras vidas lo mejor que se pueda, tal y como los padres de Riley que encontraron la forma de atender y controlar sus emociones. Ellos no serían los únicos ejemplos, en nuestro día a día podemos encontrarnos con personas así y ni daríamos cuenta. Como dice el dicho, que queda perfecto para la ocasión: cada cabeza es un mundo… ¡Y que mundo tan complejo y único! Y que, aun así, no deja de ser asombroso.
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Así que, si quieres tener muchísimas “revelaciones” sobre la mente, este film no dejará de darnos un claro y fuerte mensaje, además de enseñanzas. Y siendo una película de animación, por supuesto que no pueden faltar las situaciones graciosas, como las escenas de “los secretos profundos y deseos reprimidos” (hay cosas tan profundas en nuestro subconsciente, que ni nuestras mismas emociones la saben), dándonos a entender que el ser humano es un cúmulo de muchísimas cosas, no solo carne y un cerebro que nos controla (aunque de eso también hay poco de cierto, la parte de que nuestro cerebro nos controla a veces). Tengan una pequeña cita intima con ustedes mismos, y permítanse disfrutar y analizar este espectacular viaje a nuestra mente, y como siempre les digo: “Sino la han visto, véanla, y si ya la vieron, vuélvanla a ver, no tiene pérdida de nada”.
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Isabel Londoño, egresó de la Universidad de Carabobo (UC) en el área psicosocial, tiene también estudios universitarios en turismo y sistemas.
Es una apasionada de la música y del Séptimo Arte desde que tiene memoria, siendo el cine y sus distintos géneros la pasión a la que ha dedicado más horas y análisis. Sus reseñas sobre clásicos o estrenos del cine aparecen ahora, cada viernes, en Ciudad Valencia desde “El Rincón Cinéfilo”.
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