El ayuno intermitente, según investigadores del Baylor College of Medicine en Estados Unidos, es una vía que puede ser efectiva para reducir la hipertensión sin recurrir a fármacos.

Los científicos explicaron que mediante el ayuno intermitente es posible modificar la microbiota intestinal.

 

Microbiota e hipertensión

El equipo del doctor David J. Durgan se dedica a estudiar la hipertensión –la primera causa de muerte en el primer mundo– y, en concreto, cómo una microbiota intestinal alterada, lo que se conoce como disbiosis intestinal, puede tener efectos nefastos sobre la presión arterial.

De hecho, estudios realizados en el laboratorio del Dr. Durgan han demostrado que la microbiota intestinal en modelos animales con hipertensión es diferente de la de animales con la presión arterial normal.

 

Los investigadores también han demostrado que el trasplante de microbiota alterada (disbiótica) de un animal hipertenso a otro que no tiene hipertensión hace que este último acabe teniendo la tensión alta.

Queda claro que «la disbiosis intestinal (la microbiota alterada) no es una consecuencia de la hipertensión, sino que puede causarla«, asegura Durgan.

 

Con este punto de partida, los investigadores se plantearon dos preguntas:

  • En primer lugar, ¿se puede manipular la microbiota disbiótica (alterada) para prevenir o aliviar la hipertensión?
  • En segundo lugar, ¿cómo influye la microbiota en la presión arterial?

 

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¿La microbiota puede bajar la hipertensión?

Para responder a esta pregunta, los científicos partieron de estudios anteriores que mostraban que el ayuno es uno de los principales impulsores de la composición de la microbiota intestinal y un promotor de efectos cardiovasculares beneficiosos.

 

Sin embargo, estos estudios no habían demostrado la relación entre microbiota e hipertensión. Para encontrar el vínculo, realizaron el siguiente experimento:

  • Un grupo formado por ratas con hipertensión y con la tensión normal fue alimentado solo cada dos días.
  • Otro grupo formado también por ratas hipertensas y normotensas tuvo acceso a alimentos sin restricciones.
  • Nueve semanas después, comprobaron que las ratas hipertensas que habían ayunado en días alternos habían reducido significativamente la presión arterial en comparación con las ratas hipertensas que habían comido a su antojo. Por tanto, el ayuno había funcionado para bajar la tensión.

A continuación, comprobaron si la microbiota estaba involucrada en la reducción de la presión arterial de las ratas hipertensas que habían hecho ayuno intermitente.

 

¿Cómo lo hicieron? Trasplantaron microbiota de ratas que habían ayunado y de ratas que habían comido sin restricciones a ratas libres de gérmenes (no tienen microbiota).

Y comprobaron con satisfacción que los animales que habían recibido el trasplante de las ratas que habían hecho ayuno intermitente tenían la presión más baja.

«Estos resultados demuestran que las alteraciones de la microbiota inducidas por el ayuno intermitente provocan un efecto reductor en la presión arterial», ha afirmado el Dr. Durgan.

¿Cómo afecta realmente la microbiota a la presión integral?

Esta es la segunda pregunta que se plantearon en el estudio: ¿de qué forma la microbiota intestinal reduce la presión arterial?

Para responderla, los investigadores hicieron análisis del genoma de la microbiota, del metabolismo del plasma y de la mucosa gastrointestinal.

 

Y descubrieron que los ácidos biliares, los ácidos que segrega el hígado hacia el intestino para facilitar la digestión de las grasas, actúan como mediadores en la regulación de la presión arterial.

  • Los animales hipertensos que comían a su antojo tenían menos ácidos biliares.
  • Mientras que los animales normotensos o los hipertensos pero que hicieron ayuno intermitente tenían más ácidos biliares.

 

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Ciudad VLC/Sabervivirtv