La justicia chilena condenó este 21 de marzo a 11 miembros del ejército por quemar vivo al fotógrafo Rodrigo Rojas en 1986, en un barrio obrero de Santiago (capital).

Rojas era un fotógrafo chileno radicado en Estados Unidos que fue quemado vivo durante las protestas contra el general Augusto Pinochet, el dictador que gobernó a Chile 1973 a 1990.

El juez Mario Carroza sentenció a los oficiales retirados, Julio Castañer, Iván Figueroa y Nelson Medina, a 10 años de prisión. Asimismo ocho soldados recibieron sentencias suspendidas y dos fueron absueltos.

Rodrigo Rojas
Rodrigo Rojas fotógrafo chileno asesinado por militares de ese país durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Rodrigo Rojas y su acompañante fueron rociados con gasolina

Verónica De Negri, madre del fotógrafo y una crítica de la dictadura militar chilena, se exilió con su hijo a Estados Unidos en 1977. Rodrigo asistió a la escuela Woodrow Wilson en Washington, donde estudió fotografía.

El 2 de julio de 1986, pocos meses después de que Rojas regresara a Chile, él y la estudiante universitaria Carmen Gloria Quintana, de 18 años, fueron detenidos por una unidad militar comandada por el teniente Pedro Fernández en un barrio de clase trabajadora en Santiago, durante un tenso día de protestas callejeras.

Ambos fueron golpeados por los soldados y Rojas se vio obligado a tumbarse en el suelo boca abajo. Mientras, Quintana fue detenida contra una pared, según la sentencia del juez.

Las autoridades judiciales citaron a comparecer tanto al personal militar como a los tenientes Figueroa y Castañer, quienes les dirigían.

Fernando Guzmán, quien en ese momento era un conscripto, declaró ante un juez en 2014 que el teniente Castañer ordenó a los soldados que rociaran a la pareja con gasolina y que “los provocó con un encendedor”.

“Fue el teniente Castañer quien los quemó con un encendedor”, declaró Guzmán. “Ambos se incendiaron de inmediato”.

La patrulla del teniente Fernández llevó a las dos víctimas, que sufrieron quemaduras en más del 60 % de sus cuerpos, a las afueras de la capital y les arrojó a una zanja. Rojas murió cuatro días después. Quintana sobrevivió, pero pasó años sometida a cirugías y terapias físicas en Canadá.

“Estoy feliz de que estos criminales no puedan seguir mintiendo”, dijo la madre de Rojas, en una entrevista. Además de lamentar que el castigo de los otros acusados ​​no fuera más severo.

Pinochet aseguró que todo fue producto de un accidente

Las condenas forman parte de un amplio movimiento a favor de los derechos humanos que busca llevar ante la justicia a los perpetradores de crímenes cometidos bajo los gobiernos militares autoritarios de la época de la Guerra Fría en América del Sur.

Rodrigo Rojas
Madre de Rojas lamentó que el resto de los acusados no recibieran una condena más severa.

En ese momento, el general Pinochet afirmó que las víctimas se habían incendiado accidentalmente con una bomba casera que tenían.

Ese mismo año, un juez civil identificó al personal del ejército como responsable y entregó el caso a un tribunal militar. En 1991, el tribunal militar sentenció al teniente Fernández a una pena de prisión de 600 días, de la cual cumplió un año en 1996.

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El caso se reabrió en 2013 después de que una organización de derechos humanos presentó una denuncia penal en nombre de la familia de Rojas.

 

Ciudad VLC/Tomado de The New York Times

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