Valencia de Venezuela, no la del Rey, cumple hoy 466 años de fundada en medio de situaciones particulares político-socio-culturales que han hecho que sus ciudadanas y ciudadanos se aprieten los pantalones y sigan adelante afrontando la situación.
Cuando he tenido la oportunidad de viajar fuera del estado Carabobo, siempre me encuentro con la pregunta obligada de la gente que conozco “¿De cuál familia eres en Valencia?». Y se me vienen a la mente tantos recuerdos de mi niñez en la urbanización donde nací. Donde los juegos infantiles transcurrían sin preguntar de cuál apellido o familia eras o de dónde venías para poder jugar trompo, metras, la ere paralizada o futbolito…
Conozco a mucha gente valenciana que nació en la época en que aún se veían calles de tierra en el centro de la ciudad, que paseaban por la Plaza Bolívar con su familia un domingo disfrutando de la retreta en la plazoleta.
Pero también conozco muchas personas que se han mudado a esta ciudad industrial con la convicción de que en estas tierras su vida se arreglará de manera inmediata, sin creer en milagros.
Valencia es una ciudad atrevida y echada hacia adelante. Sus pobladores son personas con un temple de gallardía y valentía ante las adversidades que la aquejan, no se dejan apabullar por los problemas, sino que los saltan cual deportista de atletismo pasando por los obstáculos en la pista.
Mucho se dice de la «Ciudad de las Naranjas Dulces» y sus mujeres hermosas, pero muy poco se comenta de los grandes artistas que han nacido en estas tierras benditas por la providencia. Personajes que han llevado en su pecho y, con un sentido muy arraigado, el nombre de la Valencia de Venezuela, destacándola en los titulares de las noticias y en el interés de todo el mundo.
Así como de aquellos y aquellas que con su amor por la ciudad han luchado por mantener su nombre en alto con su trabajo social, sin ningún tipo de interés de tipo económico, inspirados en darle el cariño que Valencia merece.
Aunque es día de celebraciones y escribir cosas llenas de alegrías, no se pueden dejar pasar los hechos ocurridos en los últimos años en donde la ciudad ha sufrido múltiples ataques de propios y extraños tratando de llenar de odio a nuestra ciudad, cosa que no han logrado.
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Veo con tristeza cómo gremios políticos y económicos que hacen vida en Valencia agreden a sus coterráneos con acciones que van más allá del obtener poder político o económico, sino dejar en cada hombre y mujer de esta tierra un sentimiento de impotencia y de querer abandonar el suelo que les vio nacer y crecer.
No han logrado hacerlo por el carácter valiente y el sentido de pertenencia de quienes vivimos en la Ciudad Industrial de Venezuela, la Valencia que no es del rey.
Esperemos que esta celebración tenga su efecto en cada corazón valenciano para que sigamos creciendo y fructificando en la Valencia de Venezuela…
Danilo González / Ciudad VLC
