“Del 1×10 Psuv al 1×10 Miraflores, salto necesario de lo cuantitativo a lo cualitativo” por Christian Farías

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Del 1×10 Psuv al 1×10 Miraflores, salto necesario de lo cuantitativo a lo cualitativo… Todo proceso revolucionario genera y se rige por su propia dinámica histórica, sus leyes y normas particulares y universales. No podemos caer en la tentación de copiar modelos ajenos; lo correcto es ser siempre originales e inventar lo propio, según sean las circunstancias.

En ese sentido, nuestro presidente Nicolás Maduro viene dando pasos muy certeros; y este último del 1×10 social desde Miraflores constituye un salto cualitativo extraordinario, cuyo objetivo central es generar una conexión directa con los problemas del pueblo para resolverlos en tiempo real y rápido, en sus respectivas comunidades y o espacios de trabajo, educación, salud, cultura, recreación, etc.

Con este nuevo sistema, el objetivo es reducir las consecuencias nefastas de la insensibilidad y la indolencia de la burocracia ineficaz, ineficiente y corrupta que, en todos los niveles y estructuras del Estado, los gobiernos regionales, municipales y parroquiales, aún persiste más en medrar que en servir al pueblo.

Con el 1×10 Miraflores, el Presidente convoca a todo el pueblo a través de la TV, radio y redes sociales, para el inicio de una nueva etapa de la democracia participativa y protagónica. El pueblo ha sido, es y será siempre el principal protagonista de todas las batallas; y hoy ya estamos en la gran batalla por la consolidación de la recuperación económica, el estado de bienestar y la democracia participativa y protagónica, del pueblo por el pueblo y para el pueblo.

Hoy, el proceso revolucionario bolivariano sigue en victorias por dos razones fundamentales, entre muchas otras: en primer lugar, por la originalidad de su gestación, desarrollo y resultados teóricos y prácticos, según sus propias lógicas y en correspondencia con la realidad histórica.

En segundo lugar, por la unidad profunda e indestructible del bucle formado por el nuevo modelo de dirección política (inicialmente encarnado por el comandante Chávez; y ahora por el presidente Maduro) y la conciencia avanzada del pueblo venezolano. Ambos elementos conforman esa fuerza que nos hace indestructibles frente a la crisis de decadencia general del enemigo imperialista y sus lacayos internos.

Ambas razones están objetivadas en un solo resultado: la existencia de un Sujeto Histórico que construye, defiende y reconstruye dialécticamente su propio proceso de transformaciones políticas, económicas, sociales, científicas-tecnológicas y culturales, de manera permanente y con la vista tendida hacia la consolidación definitiva y estable del bienestar colectivo, la paz, la seguridad y el desarrollo integral del pueblo y la nación venezolana.

Hoy, podemos decir que, en el plano de lo estratégico, estamos en un periodo de luchas decisivas por la independencia, la libertad y la soberanía de la patria, en sus estructuras económica, política, militar, cultural, científica y tecnológica. Si esta batalla la continuamos por el camino de victorias que hemos logrado construir, no puede haber dudas de nuestro futuro como país potencia, tal como esta cifrado en el plan de la patria.

Igualmente, en ese mismo plano estratégico, tenemos como segundo objetivo inmediato, recuperar el estado de bienestar social para el Buen Vivir de todo nuestro pueblo y sus respectivas comunidades. Esto indica que debemos recuperar la fortaleza, la eficacia y permanencia de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, establecidos universalmente en la Carta de la Organización de Naciones Unidas, ONU, y nacionalmente, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, CRBV.

El tercer objetivo estratégico de esta etapa consiste en garantizar la continuidad histórica del proceso revolucionario bolivariano-chavista bajo la conducción heroica, eficaz, indestructible y victoriosa de nuestro actual presidente Nicolás Maduro. Para ello, es necesario, y por encima de todo, mantener y fortalecer la unidad política, doctrinaria y orgánica del pueblo patriota, nacionalista, bolivariano y chavista de la República Bolivariana de Venezuela.

El cuarto objetivo necesario y vital se refiere a la ampliación, profundización y fortalecimiento de nuestro modelo de democracia participativa y protagónica. Si el 1×10 PSUV cumplió eficazmente su función histórica, eminentemente partidista-electoral; ahora, el nuevo 1×10 Miraflores debe garantizar la tarea histórica del salto cualitativo en lo social-constructivo del país que queremos, con el pueblo y para el pueblo. Así está diseñado y ya comenzó a andar eficazmente, en manos del presidente Nicolás. Nada ni nadie lo detendrá.

Hoy estamos obligados a trascender la democracia del voto hacia la democracia de la gestión pública, la democracia de la administración y distribución de la riqueza material para transformarla en riqueza social, científica, cultural, política, ética, moral, espiritual y estética del pueblo y toda la nación libre, independiente y soberana.

El pueblo es el verdadero y fundamental protagonista de la historia. Sin el pueblo no hay liderazgo que valga; pero con el pueblo todo liderazgo es legítimo y adquiere legalidad a través del voto. Si la revolución pierde pueblo y reduce sus votos, eso significa decadencia, retroceso y derrota.

Pero, si la revolución y el pueblo, como su principal protagonista, enfrentan y desmontan el burocratismo, la ineficacia y la corrupción, fortaleceremos nuestras victorias. El presente y el futuro de la patria seguirá en manos de la revolución y no regresará nunca más al pasado de la hegemonía burguesa pro imperialista adeco-copeyana.

En ese contexto del dilema histórico entre avance revolucionario socialista o retroceso contrarrevolucionario capitalista, debemos ubicar el sentido y los propósitos claramente expresados por el presidente Nicolás Maduro desde el Palacio de Miraflores, con el nuevo plan del 1×10 social, popular y nacional.

Es indudable que el 1×10 PSUV, nos ha dado las victorias electorales que nos han consolidado como la vanguardia política del pueblo chavista y como los mejores gobernantes del país, aún con las fallas y debilidades que hemos tenido en el ejercicio del poder público.

Pero, en esta nueva etapa de recuperación económica del país, es obligatorio que esa nueva riqueza se ponga al servicio de la recuperación económica, social, cultural, estética y espiritual de nuestro pueblo.

Ubicados en esa perspectiva estratégica, es obligatorio saber conjugar dialécticamente la relación dinámica y determinante entre las dimensiones cuantitativas y cualitativas del proceso histórico social, político, militar, económico, cultural, científico, religioso, ético, moral y estético de nuestra revolución.

Hoy todas las partes que conforman la totalidad del proceso revolucionario bolivariano se encuentran en estado de revisión crítica y autocritica, tanto en la cantidad como en la calidad de su praxis histórica.

Todos los análisis indican que en paralelo a la ruta antiimperialista que hemos logrado recorrer victoriosamente; está en marcha otra ruta contraria y destructiva de naturaleza endógena, cuyas evidencias más notables han sido y siguen siendo el burocratismo, la ineficiencia y la corrupción en sus múltiples manifestaciones y niveles.

Podemos decir que los problemas económicos, sociales, políticos, culturales, éticos, morales, gerenciales y administrativos del Estado y de la gobernanza del país en general, han llegado a una especie de punto crítico disyuntivo:

O se corrigen y superan definitivamente esas deficiencias, saboteos, negligencias, convertidas en amenazas y peligros internos; o ellas lograrán derrumbar el proceso revolucionario por su propia metamorfosis regresiva.

Evidentemente, estamos en una coyuntura compleja y difícil; pero, oportuna para avanzar hacia la consolidación definitiva e infinita de nuestro proceso revolucionario.

En tal sentido, el salto hacia adelante del 1×10 PSUV electoral al 1×10 Miraflores-Social lleva implícito el dilema de eficiencia o nada en la gestión social y es la estrategia del momento para recuperar el estado de bienestar y el rumbo original del proyecto bolivariano, iniciado bajo el liderazgo original de Chávez y continuado hoy con el temple y la sabiduría de Nicolás Maduro.

Es importante que todas las fuerzas sociales y el liderazgo del chavismo, asumamos con sabiduría el problema implícito en la relación de las dimensiones cuantitativas y cualitativas del proceso revolucionario.

Es evidente que durante los 22 años que llevamos en el poder, la cantidad de votos obtenidos por el chavismo en cada elección, ha sido  y sigue siendo fundamental para consolidar la legitimidad y legalidad del gobierno bolivariano.

Pero, en las últimas elecciones, esa mayoría de votos chavistas se ha fragmentado y reducido debido, entre muchas, a dos razones fundamentales: primero, los efectos de la guerra multi dimensional, de cuarta generación, que combina, por un lado, el ataque sin identidad personal a través de la guerra económica y geopolítica para destruir nuestra economía; y por el otro, el ataque mediático contra el presidente Nicolás Maduro, para culparlo y hacerlo responsable de la crisis económica.

De manera que la estrategia del enemigo imperialista norteamericano ha sido destruir desde adentro, nuestra economía y nuestro país a través del saboteo y la anarquía económica sin identidad de personas ni instituciones. Y luego, desde afuera, imponer medidas coercitivas, sanciones y bloqueo económico-financiero. Responsabilizar y culpar al gobierno de nuestro presidente Nicolás Maduro, por su presunta incapacidad para gerenciar; y justificar así, su derrumbamiento o liquidación física.

 

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Hoy es evidente que esa estrategia imperial ha sido desmontada y derrotada por la gran fuerza invencible e indestructible de la revolución bolivariana. Hoy, nuestro país está en pleno proceso de recuperación económica y social. Nada ni nadie lo podrá detener, y para ello el 1×10 social de Miraflores es, sin duda alguna, una artillería estratégica fundamental en esta etapa; así como lo fue en sus inicios y lo sigue siendo hoy, nuestro carnet de la Patria.

De manera que la estrategia imperial luce derrotada y sin ninguna posibilidad de recuperar su eficacia, porque la nueva realidad geopolítica internacional ha colocado a Estados Unidos en un dilema histórico crucial y determinante:

Ganar la guerra contra Rusia para recuperar su hegemonía sobre Europa y enfrentar con igual éxito los peligros en América y Asia; o perder la guerra, hundirse en la decadencia y dejar de ser la potencia hegemónica del mundo.

Independientemente de lo que pase en este conmocionado mundo y en el destino final de Estados Unidos, nuestra tarea histórica de hoy, entre muchas otras cosas, sigue siendo:

  1. Recuperar totalmente nuestra economía productiva en todos los renglones y niveles para consolidar y fortalecer nuestra soberanía, independencia y libertad frente a las amenazas y ataques del imperio norteamericano en decadencia.
  2. Restituir el estado de bienestar social de nuestro pueblo a través del sistema electrónico del 1×10 Social-Miraflores, para actualizar y fortalecer los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
  3. Ampliar y fortalecer nuestra democracia participativa y protagónica con base en las Comunas, los Consejos Comunales y todas las formas de organización y participación del Poder Popular.

Consolidar el proceso de fortalecimiento del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, en función de la paz, la convivencia y la cooperación económica, social, científica, tecnológica y cultural internacional.

 

Christian Farías / Ciudad Valencia