Antología de propuestas económicas (VI). El Petro por Pasqualina Curcio

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En esencia, el Petro, no es muy diferente a la propuesta del bolívar-oro. Ambos buscan referenciar el precio de la moneda en un activo tangible, cuantificable y verificable para evitar la manipulación criminal de su valor. Ambos apuntan a la desdolarización.

La diferencia radica en el tipo de activo, mientras el petróleo es un componente que se transforma en energía mediante un proceso de combustión (lo que significa que hoy es petróleo, pero mañana no) el oro es uno de los elementos de la tabla periódica más difíciles de transformar.

Adicionalmente, y en cuanto al almacenamiento y transporte, el oro le lleva ventaja al petróleo. No por casualidad, este mineral ha sido, desde hace siglos, el sustento del sistema monetario a nivel mundial.

El Petro surgió como una cripto-divisa para sortear el bloqueo criminal. Permitiría realizar los pagos de las transacciones comerciales con otros países sin tener que pasar por el Sistema SWIFT dominado por la Reserva Federal de EEUU. Hasta aquí íbamos bien.

Se sugirió en aquel momento que la minería de dicha criptomoneda no podía hacerla cualquiera. Debe estar centralizada en manos del Estado, sobre todo porque se trata de una moneda respaldada por la República.

Alertábamos también, que sería una contradicción que, el Petro, se sometiese a los mercados especulativos y su precio por tanto fuese fijado por la demanda y la oferta cuando, por naturaleza, su valor, a diferencia de otras cripto como el bitcoin, está determinado por el precio de un activo, en este caso, el petróleo.

Celebramos, en su momento, que se incorporara el oro, el diamante y el hierro como activos de respaldo. Hubiésemos preferido que el oro y el diamante hubiesen tenido más peso.
En agosto de 2018, en el marco del Plan de Recuperación y Prosperidad Económica, se le dieron otras funciones al Petro. Allí comenzaron las contradicciones.

Se le dio al Petro la función de unidad de cuenta para marcar los precios de la economía nacional. Se dijo “a partir de este momento (agosto 2018) todos los precios de la economía, incluyendo el salario, se marcarán en Petro”. Eso estuvo bien porque el Petro se perfilaba como una moneda sólida en la medida en que, el hecho de que su valor esté referenciado al precio de los activos, dificulta su manipulación por parte del enemigo.

El problema es la manera como se diseñó. Lo alertamos en su momento: nos referimos a la paradoja Bolívar-Petro.

Al ser el Petro la unidad de cuenta y el bolívar la moneda de circulación nacional con la que se pagan los bienes y servicios incluyendo el salario, era necesario establecer la relación entre el bolívar y el Petro porque, por ejemplo, si se fijaba el precio del kilogramo de harina en 0,01 Petros, cuánto sería en bolívares, o si el salario es medio Petro, cuánto equivale en bolívares.

Se les ocurrió la “brillante” idea de basar esa relación en el tipo de cambio criminal, justamente con el arma más poderosa con la que nos atacan.

Qué hicieron, dijeron, si un Petro equivale a 60US$ y 1 dólar equivale a 60 bolívares (tipo de cambio criminal) entonces 1 Petro son 3.600 bolívares, por lo que, el salario quedó en 1800 Bs y la harina en 36 Bs. El asunto está en que cada vez que atacan nuestra moneda y ese tipo de cambio aumenta en los portales genocidas, esa relación también aumenta.

En términos coloquiales, pusieron a depender al bolívar y al Petro, del arma del enemigo oficializando el aumento de todos los precios de la economía en función del tipo de cambio criminal. Hoy, según el BCV, la relación es 40.075.222,41 BsS/Petro.

Además, esa metodología puso a competir al bolívar con el Petro, entonces, cualquier revalorización del Petro implica una devaluación del bolívar. He allí la principal paradoja. Si aumenta el precio del petróleo, del oro, de los diamantes y del hierro, o sea, de todas esas riquezas que tenemos a montón, resulta que, por una parte, el Petro se revalúa, pero el bolívar, en lugar de valorizarse, se devalúa.

Por ejemplo, si hoy el precio del petróleo aumenta a 100 US$ y el Petro, por tanto, también, tendríamos que dar 66.792.037,35 en vez de 40.075.222,41 (resulta de multiplicar 1 Petro igual a 100 US$ por el tipo de cambio oficial publicado por el BCV 667.920.373 BsS/US$ que se ha dejado halar someter y halar por el criminal).

El asunto empeoró a partir de diciembre de 2018 cuando, quién sabe por qué razón, de repente los salarios no se ajustaban y actualizaban a esa relación Bolívar-Petro publicada diariamente por el BCV.

Hoy, mientras los precios se marcan a una relación Bolívar-Petro de 40.075.222,41, los salarios lo hacen a 13.333 BsS/. Hoy, el salario, siguiendo la medida del medio Petro debería ser, mínimo, 20.037.611 BsS.

Posteriormente, en diciembre de 2019, el Petro asumió otra función, la de unidad de pago. Ahora podemos pagar con Petros.

Hay todo un despelote con la política monetaria, impera el desorden, el caos y la confusión: circulan el bolívar, el Petro y el dólar; el bolívar compitiendo oficial y paradójicamente con el Petro en cuanto a su valor, pero, además, desplazado por el dólar y por el Petro gracias a la Ley de Gresham lo cual también alertamos en su momento (la moneda más fuerte desplaza a la débil).

Para rematar, los precios de todos los bienes se fijan al tipo de cambio criminal excepto los salarios.

Proponemos a los diputados de la próxima Asamblea Nacional patriota considerar lo siguiente:

  1. No pueden circular dos monedas a nivel nacional, o es el bolívar o es el Petro. Obviamente, y por un asunto de dignidad y de soberanía, el dólar ni siquiera debería ser unidad de cuenta, mucho menos de pago.
  2. El valor de la moneda que circule a nivel nacional, es decir, la que se utilice para marcar los precios de todos los bienes de la economía, incluyendo el salario, debe fijar su precio en función de un activo fijo, preferiblemente el oro, para disminuir la manipulación y el ataque a su valor por parte del imperialsismo.
  3. De decidir definitivamente que esa moneda es el Petro, sugerimos aumentar la proporción de oro que lo respalda por las características antes mencionada.
  4. De decidir que sea el Petro, hay unos asuntos legales que cumplir porque según la Constitución (art. 318), el bolívar es la moneda de circulación nacional. Habría que reformarla si se quiere que sea el Petro, lo cual compete a la Asamblea Nacional aprobar dicha reforma con el voto de las dos terceras partes de los diputados (art. 343) y luego someterlo a referendo (art.344). Queda claro que eso aplica para cualquier moneda incluyendo, sobre todo, el dólar.
  5. De decidir que se mantenga el bolívar como moneda de circulación nacional, fijar su valor con base en el oro, y simultáneamente, mantener el Petro como criptodivisa, referenciado al petróleo, al oro, diamantes y hierro. La relación entre el bolívar y el Petro vendría dada por el precio de cada uno, a su vez referenciados a los activos y no al dólar. Lo que nos permitiría desdolarizarnos de una vez por todas.

 

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