Existe un truco sencillo y rápido para saber si un huevo está fresco o pasado sin necesidad de romperlo. Este método, utilizado desde hace generaciones, solo requiere un vaso con agua y unos segundos para obtener la respuesta.
Este método consiste en colocar uno dentro de un vaso con agua y observar cómo se comporta. Dependiendo de su frescura, puede hundirse, inclinarse o flotar, lo que indicará su estado.
El motivo detrás de este fenómeno es la cámara de aire dentro. Con el paso del tiempo, la cáscara permite que entre aire, lo que hace que la cámara se agrande y el huevo se vuelva más ligero, provocando que flote.
¿Cómo interpretar los resultados?
- Si se hunde y queda acostado en el fondo: Está fresco y en óptimas condiciones para el consumo.
- Si se hunde, pero queda inclinado: Tiene algunos días de almacenamiento, aunque sigue siendo seguro para comer.
- Si flota en la superficie: Está pasado y no deberías consumirlo.
Otras formas de comprobar la frescura del huevo
Además de la prueba del agua, existen otros métodos caseros que pueden ayudar a determinar si un huevo está en buen estado.
- Agitar el huevo: Si al agitarlo se escucha un sonido líquido en su interior, es probable que no esté fresco. La yema y la clara se vuelven más líquidas con el tiempo, lo que genera este efecto.
- Oler el huevo: Si al romperlo desprende un olor fuerte y desagradable, significa que está en mal estado y no debe consumirse.
- Revisar la clara y la yema: Un huevo fresco tiene una clara espesa y una yema firme. Si la clara está muy líquida y la yema se desparrama con facilidad, su frescura es dudosa. ¡No lo consumas!
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Ciudad Valencia/Gastrolab