Sin duda, Fernando Lozada fue un hombre integral de teatro, formado para el teatro desde su más temprana edad, quien formó parte de agrupaciones teatrales infantiles, entre ellas Arlequinito. Luego comenzó su formación académica en la Escuela de Teatro Ramón Zapata cuando ésta era dirigida por su fundador, el maestro Eduardo Moreno.
De allí iría a hacer estudios de Diseño al Instituto Universitario de Estudios Teatrales (IUDET), egresando como Licenciado en Teatro, título que sería la reafirmación de la labor práctica que venía desempeñando por muchos años.
Fernando Lozada fue el mejor vestuarista teatral de Valencia en estos últimos treinta años. Pero también fue un gran actor, excelente director, un creador a tiempo completo. Compartía su actividad teatral entre su agrupación Dharma Teatro y la Escuela de Teatro Ramón Zapata, donde llegó a ser su director.
En los años ‘80 perteneció a las agrupaciones Ventana Mágica Teatro y Zanni Teatro, en las que compartió con actores y actrices como Mildred Castillo, María Rodríguez, Jaime Barreno, Wilmer Lugo, José Andrade, Edgar Mercado, Migdalia Coquiz, Miguel Cese, Mary Luz Suárez y Jesús Mercado.
También, a lo largo de su carrera, fueron muchos los grandes del teatro, e incluso actores reconocidos de televisión, con los que se relacionó, como Grecia Colmenares y Aroldo Betancourt, primeras figuras del ámbito teatral cómo Carmen Ricart, Elio Arangú, Pablo Rivero, Pablo Matute, Arcadio Padrón, José Palma, entre tantos otros, sin contar sus muy apreciados actores y actrices de la agrupación que condujo junto a ese excelente director como es Antony Marrero.
Mucha, mucha gente, toda la que hace vida en el teatro carabobeño y más allá de cualquier territorio imaginado, gente de la danza, de los títeres, gente que quiso lucir una prenda de su confección, gente de todas partes, conoció y se relacionó con Fernando Lozada, un mago del Diseño, de la escena un señor, un ejemplo, un referente, un patrimonio que escribió las páginas de su historia.
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La omisión de nombres valiosos de la escena, al querer rendirle tributo en una nota, no ha sido intencional, es normal, considero, que se les escape de la mente en un momento como éste ciertos detalles puede ser digno de disculpa y comprensión.
Jesús Mercado / Ciudad Valencia
