MEMORIAS DE LA INSURGENCIA (3), por Mohamed Abí Hassan

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MEMORIAS DE LA INSURGENCIA (3), por Mohamed Abí Hassan

 

                                             Y como no queríamos que se nos siguiera escupiendo  

                                              Asesinando impunemente antes que se nos desterrara

                                                            Decidimos enguerrillar nuestras posibilidades

                                                                              Tomar las armas para defendernos

                                                        Y llevar hasta el fin la justa guerra de liberación

                                                Entonces comenzaron a llamarnos impacientes locos.

 

Víctor Valera Mora. Yo justifico esta guerra (1963).

 

Retomando el testimonio de lo planteado por el camarada alias Elías Daniel en las anteriores entregas, continuamos la conversa en relación con su participación en la insurgencia de los años sesenta.

“Cuando nos internamos en las montañas de Choroní en el año 63 un grupo de diez o doce compañeros no teníamos planteado hacer una guerrilla como tal. Ya otro grupo lo había intentado en Oriente pero tuvieron que desistir porque es una aventura difícil.

En Choroní el ejército puso una alcabala militar en la zona. Nosotros duramos ocho días en la montaña y tuvimos que bajar porque un compañero nos delató, después nos dispersamos porque hubo allanamientos. Habíamos formado una UTC (Unidad Táctica de Combate).

Pasado un tiempo conocí a Hugo Daniel Castillo, quien después sería conocido como comandante ‘Bejuma’. Él me dijo ‘camarada, vente conmigo’, y subí con él al cerro El Bachiller, eso fue en diciembre del 63.

Un grupo de diez o quince compañeros se va con el comandante Trino Barrios pero los delatan y a todos los acribilla el ejército, yo me salvé porque me quedé con los que estaban en la zona de máximo peligro.

Allí fue donde capturaron al hermano del diputado Fernando Soto Rojas, Víctor Ramón Soto Rojas, a quien torturaron y lanzaron desde un helicóptero. Yo lo conocí personalmente, era un hombre muy bien formado, muy inteligente, creo que era sociólogo. Cuando esto sucede yo apenas tenía tres o cuatro meses en la lucha armada.

Recuerdo que mucha gente bajó a la ciudad por diferentes motivos de salud, de esos los que bajaron casi ninguno volvió a subir. En el año 64 bajé en varias ocasiones, pero volví a subir.

En enero del 66 fui a Cuba a tratarme una afección. Allí conocí a Régis Debray, intelectual francés que estuvo en contacto con el Che en Bolivia en plena lucha guerrillera, siendo hecho prisionero durante varios años y posteriormente liberado por mediación del gobierno francés. Fue autor, entre otras publicaciones, de La guerrilla del Che (1974).

En enero del 67 regreso, el avión hace un recorrido por París, Checoslovaquia, Alemania, Colombia, y por los caminos verdes entro a Venezuela. Allí me instalo a vivir en Mérida 6 o 7 meses.

Luego, la guerrilla me llama y subo de nuevo, pero con los combatientes cubanos que desembarcaron por Machurucuto, estado Miranda, y subo con ellos a las montañas del Guapo y de allí los traslado con el compañero Beltrán, un campesino baquiano conocedor del lugar, al cerro El Bachiller.

Nosotros seguíamos todos los días a través de Radio Habana Cuba el itinerario del Che en Bolivia. Fue por este medio que nos enteramos de los combates y enfrentamientos que iba teniendo el Che y posteriormente de su muerte por las declaraciones que dio Fidel.

En el grupo de Machurucuto estaban los compañeros Héctor Pérez Marcano alias ‘el macho’, Eduardo Ortiz Bucarán, quien luego fue diputado por V República, el comandante Tomasevich, héroe de la revolución cubana, quien vino con otros combatientes cubanos, Américo Silva alias ‘galipavo’, José Manuel Saher alias ‘chema Saher’, buen amigo, al que siempre le insistía en que desistiera de estar en la montaña debido a que no reunía las suficientes condiciones físicas para soportar los rigores de la guerra de guerrillas, Moisés Moleiro alias ‘el ronco’, quien se ponía a dibujar en las reuniones todo lo que se había hablado, para posteriormente darle forma de mapa con sus casitas con puertas y ventanas, una tras otra a través de un camino, y luego nos lo descifraba haciendo un resumen de lo que se había acordado. Era un hombre muy culto, uno de los políticos más cultos que he conocido, y finalmente, quien suscribe, como integrante del Frente Ezequiel Zamora, el cual operaba en los estados Miranda, Guárico y Anzoátegui.

En el 68 se planteó unir todos los frentes guerrilleros de Oriente y Occidente, pero esto lamentablemente no se dio.

Pasado cierto tiempo caigo preso con otros compañeros y nos trasladan al cuartel San Carlos. Esta dura experiencia me marcó…”   

(Continuará en próxima entrega…)

 

Autor: Mohamed Abí Hassan

 

Ciudad Valencia