El síndrome de intestino perezoso es un término que describe el movimiento muscular lento, débil o detenido en el colon provocando que los desechos se muevan lentamente o, incluso, no se muevan.
Lo que hace referencia a un trastorno médico diagnosticable, ya que en realidad se trata de un síntoma, su uso está muy extendido para referirse a las personas que realizan digestiones lentas.
La digestión lenta resulta en movimientos intestinales poco frecuentes, lo que los médicos llaman estreñimiento de tránsito lento. Una de las características de quienes la sufren es la dureza de sus heces.
Esto hace que sean más difíciles de eliminar, lo que, a su vez, puede provocar complicaciones como hemorroides y deposiciones dolorosas. Además, el intestino perezoso puede provocar otros efectos, como distensión abdominal y dolor y náuseas.
Uso de laxantes. Las personas que usan laxantes estimulantes durante períodos prolongados pueden tener dificultades para defecar sin ellas. Los laxantes estimulantes
estimulan el peristaltismo, una serie de contracciones musculares que el cuerpo usa para mover los alimentos a través del tracto digestivo.
Toma de medicamentos. Algunos medicamentos, incluidos los opioides, pueden retrasar la digestión y causar estreñimiento.
físico dentro del tracto digestivo, lo que, obviamente, puede retrasar la digestión.
Síndrome del intestino irritable. Este síndrome puede ser causa de estreñimiento, gases, diarrea y otros problemas digestivos.
Enfermedad de la tiroides. No es extraño que algunas personas con tiroides hipoactiva o hipotiroidismo experimentan estreñimiento crónico y una digestión lenta.
Lesiones nerviosas. Sufrir este tipo de problemas puede retrasar la digestión y causar el síndrome del intestino perezoso. Las lesiones neurológicas, como la médula espinal, o las lesiones cerebrales traumáticas, pueden generar el mismo efecto.
¿Cómo se puede tratar el Síndrome del intestino perezoso?
Algunos tratamientos potenciales para tratar de revertir el síndrome de intestino perezoso son los siguientes.
Cambios en la dieta. Es necesario cambiar los hábitos alimentarios. Una dieta que enfatiza las frutas y verduras naturales y sin procesar puede mejorar la digestión y hacerlo más regular. Esto se puede lograr con alimentos como almendras, pasas, verduras crucíferas (brócoli, coliflor, entre otras) o semillas de calabaza. De igual modo, puede ser conveniente reducir los lácteos, el café y alimentos ultraprocesados.
Si necesitamos laxantes, que sean naturales. Utiliza laxantes naturales que puede intentar acelerar su digestión. Agregar tres o cuatro tazas de té verde a la rutina diaria puede ser una estrategia para mejorar su digestión.
Ingerir probióticos. En este caso es posible optar por suplementos probióticos o por alimentos que los incluyan de forma natural, como, por ejemplo, el yogur natural.
Más ejercicio. Practicar algo de ejercicio ligero puede ayudar a mejorar la circulación sanguínea y mantener encendido el sistema digestivo, para que realice sus funciones. También algunas posturas de yoga pueden ser muy útiles.
Mejorar la postura para facilitar la evacuación. La forma en la que nos sentamos cuando necesitamos evacuar no es la más adecuada.
Aplicación de enemas. El enema es un procedimiento que consiste en enjuagar los
intestinos usando una inyección de líquido a través del recto. Para quienes sufren de
intestino perezoso, utilizar este sistema puede ayudarle a mejorar. Sin embargo, en este caso es muy importante contar con vigilancia médica.
Reentrenamiento intestinal. Algunas terapias de entrenamiento intestinal utilizan la biorretroalimentación. Existen diferentes métodos para administrar la esta fórmula. Una de los métodos consiste en colocar electrodos en el intestino para permitir que la persona vea o escuche la actividad de sus músculos intestinales. Luego, una persona puede usar esta retroalimentación para comprender mejor sus vacuaciones intestinales y así «reeducar» los músculos.
Cirugía. No es lo más aconsejables, pero en casos muy raros y extremos de deposiciones lentas o inadecuadas, no cabe descartar que un médico puede lo recomiende con el objetivo de instalar una bolsa de colostomía. Sin embargo, solo es apropiado para personas con estreñimiento severo e incontinencia fecal debido a un trastorno neurológico subyacente.
Estimulación eléctrica interferencial. Utiliza corrientes eléctricas indoloras para aumentar la velocidad de digestión y mejorar el funcionamiento de los nervios en el tracto digestivo. Puede ser una alternativa efectiva a la cirugía, aunque al igual que ella, siempre es conveniente evitarlo y solo aplicarla en los casos más graves.
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Ciudad Valencia/El Español