Fiesta del Cangrejo

Como si se tratara de una tradición navideña, la fiesta del cangrejo es una costumbre de Delta Amacuro que comienza en agosto y se extiende hasta septiembre. Durante esta temporada renace el encuentro familiar tanto de criollos en Tucupita como de los indígenas waraos de las comunidades del Bajo Delta, a unas 9 horas vía fluvial desde el puerto de Volcán en tierra firme.

Durante los primeros días de agosto, a sabiendas de que los cangrejos salen masiva y progresivamente a las playas de las costas del Delta, las familias waraos toman sus canoas y emprenden un viaje sin pronto retorno a su hogar. Primero se adentran a los morichales, por al menos dos semanas, para preparar la yuruma (harina que se extrae del tronco del árbol del moriche), una vez abastecidos de lo suficiente, emprenden otra larga ruta, que demora de dos a tres días, hasta llegar a la costa de Delta Amacuro, adonde atrapan los cangrejos.

 

Waraos

 

Palafitos temporales

Levantan palafitos temporales y cuelgan sus chinchorros porque allí pernoctan por otra semana, para finalmente viajar hasta Tucupita, donde comercializan los cangrejos. Alberta Rodríguez relata que de niña cada agosto emprendía un viaje largo con toda su familia.

Todos se emocionaban porque la fiesta del cangrejo trae consigo un encuentro de seres humanos, incluso por encima de fechas festivas impuestas como la Navidad. Recuerda que mientras navegaban, los cuentos relatados por sus padres eran los que abundaban, hasta que llegaban a la barra, en la costa. Así como ellos, otras canoas arribaban para empezar la fiesta del cangrejo.

“La playa es larga, los propios días son desde mediados de agosto en adelante. Los cangrejos salen de sus cuevas. A veces hay tantos, que hasta se suben a las ramas de mangle, entonces los agarrábamos como si fueran frutas”

Cada familia puede llenar hasta 10 mapires para comercializar las piezas en Tucupita. Previo ya han degustado a diario platos de yuruma con cangrejo, por lo que al final de las faenas solo queda para la venta.

La tradición se mantiene

A pesar del éxodo de buena parte de la población warao hacia otras ciudades de Venezuela y Brasil, la fiesta del cangrejo sigue vigente. Eusebia Aranguren es de la comunidad Araguabisi y nos relató que todos sus familiares se están preparando para esta tradición.

Comerán y compartirán este plato frente a las costas del Delta, para luego viajar a Tucupita a vender el crustáceo.

Asegura que siempre habrá waraos que preferirán quedarse en casa y vivir como ancestralmente lo han estado haciendo: comiendo ocumo, pescados, moriche, yuruma, y participar de la fiesta del cangrejo.

En Tucupita

Las familias waraos llegan con varios mapires llenos de cangrejos tanto al mercado municipal, como al paseo Manamo de Tucupita, donde expenden cada mapire en Bs 300. El precio es accesible y venden todo muy pronto.

Inicialmente las autoridades municipales evitaban que estos cangrejos fueran expendidos en el malecón de Tucupita; no obstante, los indígenas waraos acordaron que cumplirían las normas sanitarias al tratarse de un espacio no apto para tal fin.

Uno de los argumentos de los indígenas fue que “no todos los días vendemos cangrejos aquí, eso lo hacemos una sola vez al año”. Este argumento llevó a ser autorizada la venta del cangrejo en una parte del malecón.

 

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Los criollos se llevan hasta tres mapires, mientras que los chinos compran al por mayor para preparar sus platos típicos, pero no los expenden en sus restaurantes.

En sus casas organizan partidas de truco o dominó mientras preparan platos como cangrejo al coco, al curri, pisillo de cangrejo o simplemente sancochado. Los acompañan con casabe, yuca o plátano verde.

 

Ciudad Valencia / UN