Las Personas con Discapacidad constituimos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la mayor minoría del mundo”. Para quienes gustan de las cifras les presento estas:
El 20% de las personas más pobres del mundo tienen discapacidad. Según la UNESCO, el 90% de los niños con discapacidad en el mundo no asiste a la escuela. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 80% de las Personas con Discapacidad en edad laboral están desempleadas.
Se estima, además, que el 53% de las Personas con Discapacidad en el mundo son mujeres, incluidas las niñas. Pudiéramos dedicar a las cifras mucho tiempo. Sin embargo, en este breve espacio quiero dirigirme especialmente a las organizaciones de mujeres, a todas, para expresarles algunas ideas que como mujer con discapacidad tengo y que definitivamente constituyen un pensamiento común de muchas de nosotras en Venezuela.
El concepto de “sororidad” forma parte de nuestra cotidianidad. Desde nuestro saludo hasta nuestras agendas de trabajo, y eso está bien, así debe ser. También enfocamos nuestros esfuerzos en la defensa de los Derechos Humanos, la construcción de la Paz y la erradicación de toda forma de Violencia y Discriminación hacia las Mujeres. Ahora bien, les consulto:
¿En sus Organizaciones se promueve la inclusión diferenciada de las Mujeres con Discapacidad?
¿Está presente nuestra voz cuando planifican, cuando conforman sus equipos de trabajo?
¿Sus instalaciones, de tenerlas, son accesibles a nuestra condición (con todo lo que ello implica)?
¿Convocan a sus encuentros a Mujeres con Discapacidad?
¿Escuchan sus planteamientos?
Mi pregunta no es para confrontarlas, contrario a ello quiero agradecer a las que ya lo hacen; y a aquellas que no, quiero expresarles que ha llegado el momento de coordinar, de ser coherentes con nuestro constante llamado a la construcción de “sororidad”.
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Ese pacto político del cual las Mujeres con Discapacidad, en nuestra diversidad, debemos y queremos ser parte. Este 3 de diciembre hagamos un alto en esta sentida reflexión, hermanas. Tengo la esperanza de que ustedes nos ayuden a combatir las diversas formas de violencia y discriminación que prevalecen aún en muchos espacios y que nos afectan a nosotras las Mujeres con Discapacidad con mayor dureza.
¡Que ninguna de nosotras se quede atrás, hermanas, que nuestra presencia con sus diferencias sea parte de ese gran pacto llamado SORORIDAD!
Ludyt Ramírez Pineda / Ciudad Valencia