“La escritura del No (1): Juan Rulfo” por José Carlos De Nóbrega

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José Carlos De Nóbrega autor de la columna "Salmos y Proverbios"

La escritura del No… Recomiendo ampliamente a los lectores de corazón el libro transgénero «Bartleby y Compañía» (2000) de Enrique Vila-Matas. Se refiere a una rareza integrada por notas marginales o a pie de página sobre el Club de los Bartlebys, esto es el de los que dejaron la literatura así no más. El eslogan de esta asociación, claro está, es del Bartleby de Melville: «Preferiría no hacerlo», frase inquietante que si no es de renuncia, pareciera un llamado extremo tendiente a la anulación absoluta del Yo. No sorprende la membresía notable y no tanto de tal cofradía: Bartleby, off course, Juan Rulfo, Kafka, Rimbaud, Pepín Bello, Sócrates, Pierre Menard, María Lima Mendes y Bernard Traven, entre otros. Sin duda, este partido anarquista del no escribir, aterrorizaría a generaciones, grupos y tribus de la escritura pro-figuración político-social, artística y, eso sí, financiera a modo de relucientes jarrones chinos en bien cuidada pasarela. El silencio, pues, va a contracorriente del mundanal ruido de voces autorizadas inconsultas, amén de las reputaciones consagradas y las nulidades engreídas de las que nos hablaba el valenciano Manuel Vicente Romero-García.

Hemos notado un celo gremial ridículo de parte de amigos escritores, editores y funcionarios culturales, a la hora de ponderar lo que no pueden ver a su alrededor. Dejaron de existir los polígrafos como Blanco Fombona, Pocaterra y Darío, incluso Susan Sontag, para que se impongan especialistas género por género literario. No se puede concebir, por ejemplo, que un escritor prosaico incursione en la poesía. No se sabe si el desaguisado estriba en honrar cuotas sindicales o en protocolos y recaudos para ingresar en un club que tenga la desfachatez de aceptar a impresentables como Groucho Marx o Leonardo Da Vinci. Zapatero a su zapato. Academias alternativas que reniegan de las otras, ofrecen combos atractivos para el ingreso de gentes ansiosas de prestigio sin mediar la validez de la obra. Sólo bastan la fe o fábula de la que se presume, estar arrimado a algún poder fáctico y poseer una sólida situación financiera. Con su pan se lo coman.

 

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Para ser un notable escritor del No, de Juan Rulfo se ha especulado y tratado hasta la saciedad. Con tan sólo dos libros y un hermoso portafolio de fotografías, ha inscrito su nombre en el alma de sus muy admirados y amantes lectores. Se nos antoja un gigante que pasando desapercibido ante la luz enceguecedora paparazzi, se nos mueve en la anulación absoluta y posible del yo en tanto vía mística inédita. Creemos que su vida consistió en reverenciar de a de veras la palabra y la lengua que nos honra. Una palabra de más, entonces, nos excluye del libro de la vida. En una entrevista concedida a Joaquín Soler Serrano, parlanchín y encantador de cobras, Rulfo fue hueso duro de roer. Al entrevistador, muy a pesar de subterfugios y arrumacos, le costó extraerle las palabras no en balde el cucharón de plata del que hacía gala. Asimismo, pese a ser su amigo, Rulfo abominó con inteligencia y cinismo las declaraciones egotistas y progresistas de Carlos Fuentes, proferidas desde el confort de un apartaco en la Quinta Avenida de Nueva York. Se trataba de estar en el epicentro del despropósito civilizatorio y no en el margen de lujo. Por lo que nuestro escritor tan díscolo y aparentemente misántropo, ejerció en el silencio de la ciudadanía pobre e invisible, su condición legionaria y disonante a la hora de escribir Pedro Páramo y El Llano en Llamas. Todos somos hijos de terratenientes envilecidos, funcionarios indolentes y politicastros de mala leche, para integrar el pueblo indígena, mestizo y campesino de Juan Preciado, Susana y el tío Celerino que le dictaba esas historias de terredad plena y sufrida, no obstante ancladas en una esperanza sin azúcar refinada.

 

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José Carlos De Nóbrega es un ensayista y narrador venezolano (Caracas, 1964). Licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC). Ha publicado los libros de ensayo Textos de la prisa y Sucre, una lectura posible, ambos en 1996, y Derivando a Valencia a la deriva (2006). Fue director de la revista La Tuna de Oro, editada por la UC. Forma parte de la redacción de la revista Poesía, auspiciada por la misma casa de estudios. En 2007 su blog Salmos compulsivos obtuvo el Premio Nacional del Libro a la mejor página web. En el año 2021 ganó el concurso de Ensayo de la VII Bienal Nacional de Literatura Félix Armando Núñez y el concurso de Crónica de la V Bienal Nacional de Literatura Antonio Crespo Meléndez, convocado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, por intermedio del Centro Nacional del Libro (Cenal) y la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.

 

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