La Antología Poética de la escritora Porteña Ida Gramcko, publicada por Monte Ávila Editores, en la colección Altazor, fue un trabajo excepcional de Belén Ojeda e Inés Feo La Cruz, que sin duda es un referente biográfico y bibliográfico de una de las más destacadas escritoras de Venezuela, a la que hemos dedicado una serie de homenajes en el marco del centenario de su nacimiento.
Y hablamos de ella desde los albores de su niñez, de ser una niña prodigio:
En esa mata de verdosas hojas
como un alma blanca surge un lirio encantador.
Entendemos la edición, como un hogar, uno independiente, donde cada ladrillo representa las fuerzas del amor y sus antónimos.
No encuentro más leyendas, ni más cuentos de amor, ni más historias, me he dormido en un lecho de ignorancias en una siesta estéril de caprichos
Tristeza de UMBRAL (1942)
Súplicas por afectos lejanos, que se elevan al cielo y que a la vez se doblan para ser puente que se levanta como el dedo índice, para señalar las cosas y para darles un nombre:
Cámara de cristal mi lágrima… Mundo de celofán, pecera de hondo movimiento estelar
Poema I de CAMARA DE CRISTAL (1943)
Del poema XII:
Tu alcoba es una playa,
lo sé porque una vez subí contigo a su ribera blanca
Existen libros que tienen el peso de las vidas que se erigen en lo alto, con todo el temple de la madera que dibuja puertas donde antes solo había aire enrarecido, como lo expresa en CONTRA EL DESNUDO CORAZÓN DEL CIELO (1944):
Llama ardiente es el alma que vigila mi carne, fuente viva la sangre qué equilibra mis venas…
…y sin embargo el mundo me deja con hambre clavada en las arterias…
En el fondo del mundo hay otra, indefinida, que marcha paralela, arcoíris de sombra que se esconde a la orilla de las blancas estrellas.
Crea Ida Gramcko senderos nuevos que hacen cosquillas bajo los pies y tienen el ímpetu del viento, que agita las hojas y llama orden a lo que el mundo llamaría caos por costumbre…
De POEMAS DE UNA PSICOTICA, el poema DIABLOS nos lleva y nos llama:
El terror es como el amor: Se anuncia como un vértigo. Solo que el amor –caída clara– asusta como el acantilado o el océano. El terror solo cae. Sin abismos redondos. El diablo de pizarra se acercaba. De cerca podían vérsele los omoplatos espectrales cubiertos de pelillos grisáceos y luego, en un relámpago helado, los metálicos cuernos.
Si existe un libro capaz de provocar todas estas sensaciones, sería esta Antología Poética de Ida Gramcko, «Un sol nunca se pregunta si hay otros soles en el universo», una estrella que hoy celebramos en la armonía y fantasía de su prosa y poesía.
De LO MAXIMO MURMURA (1965):
Negaría el firmamento
si negara el profundo, inigualable sentimiento.
Negaría lo eterno
si negara lo perdurable de un fervor interno.
Negaría lo inmenso.
si negara que esta afinidad es y será en nosotros lo más fiel e intenso.
Negaría la esperanza
si creyera que ahora van a decirme que todo esto está sujeto a la inexactitud y la mudanza.
Es urgente reconocer y visibilizar los aportes de esta autora, quien hoy brota de ese jardín repleto de lirios, caracoles, ángeles y diablos fantásticos, que es su lugar de celebración.
EL MISMO YO, MAS CARACOL
Caracol, el hermano,
el mismo yo, mas caracol.
Concisa su forma sigue sin barniz ni estrago para que el hombre sufra un alma rica, un alma suya en el vellón y el gajo, íntima, inmensa, siempre en sed y ahíta. Así construimos un lugar humano, pero tan lleno de él como de brisa. Inventamos una pared de cal… ¡y tan distinta!
Un muro nuevo, ¿raro?
Sólo en su fresca soledad continua. -¿Soledad, otra vez lo solitario, otra vez la distancia? ¿Y la caricia?
Cálmate, amor: lo nuestro es lo lejano, toca el largo perfil, la piedra lisa dice por voz de su vigor: yo te amo. La forma singular es la infinita.
Aprendimos de Gramcko que el sonido de los caracoles, además del mar, son el eco profundo y eterno de seres mitológicos y fantásticos, que habitan en todos los rincones del universo de su creatividad, vigente y hoy más que nunca presente.
INMENSO HONOR COLECTIVO NOS ASISTE contar como nuestra Ida Gramcko, por favor no lo olvidemos nunca:
De Compañía 3: Un poeta callado no indica desamor… en donde hay bosque, siempre hay promesa de trinos.
Ciudad Valencia / Marhisela Ron León (Desde la orilla)
