Barca de Papel [2]: Lúdico de Carolina Marín, representa la segunda entrega de nuestra sección de crítica literaria en el suplemento «Dame Letra» del diario Ciudad Valencia. En este caso, se trata del primer libro de su autora, un volumen de cuentos que declara un ars narrativa centrado en el habla como juego y evocación nostálgica de la infancia. JCDN. P.S.: Valga esta segunda reseña como ñapa de promoción lúdica de este espacio placentero y lector. 

El primer libro de Carolina Marín Guevara publicado en 2018 por Ediciones Madriguera y Artmónico

Este libro inicial de Carolina Marín Guevara (Caracas, 1966) nos ha causado un benéfico impacto lector, pues su discurso es movido por el afán despreocupado de contar historias que dignifiquen la cotidianidad por la vía del juego de hablas. Viene de la mano de grandes amigos como Julio Garmendia, Laura Antillano y Julio Cortázar, pues reedita muy a su manera esa vocación de poner patas arriba a la rutina alienante que nos impone el despropósito de los de arriba.

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Uno de los puntos a favor de «Lúdico» es su frescura y enternecedor desenfado. La atmósfera de muchos de los cuentos, como el que le da título a esta primera colección, trae consigo el mundo de la infancia en la confusión de lo nostálgico, lo travieso y lo salvaje. Hay unos muy sutiles y femeniles toques de crueldad que sazonan el caldo mestizo de la infancia en Venezuela y América Latina. En «Instrucciones» se cuela sin pudor ni culpabilidad opresiva la magia de hacer y deshacer la cama, bien sea leyendo un libro de Lewis Carroll, el acto de dejarse revolver en la masturbación o deslizándose por la pendiente húmeda de las ensoñaciones. Qué queda de la niñez trunca del viejo flautista [¿un Dios Pan enfurecido?] abandonado por la Madre en «Cuando la vea»: Una sonata triste o, peor aún, una endecha urticante que lo corroe.

Carolina Marín Guevara con su familia

Por supuesto, hallamos oficio escritural depurado en este conjunto de relatos. Se deja olfatear el pulso seguro y diestro de la cronista y reportera como en los casos de José Pulido o Annel del Mar Mejías, sus colegas narradores provenientes de la Comunicación Social. La fusión de la crónica, la reseña, la epístola y la narrativa breve fluye en un discurso híbrido diáfano y al punto multisugerente. En «Tentación» se yuxtapone la crónica con la crítica de arte, ello en una aproximación emotiva y agradecida al Bosco y el universo onírico y sensual de «El Jardín de las Delicias».

LEE LA PRIMERA ENTREGA DE LA BARCA DE PAPEL

El equilibrio entre la pequeña anécdota y la gran historia puede verificarse en el primer cuento de «Lúdico», La edad de oro y el regreso de las cenizas, pues los grandes referentes políticos [Bolívar] y estéticos [Buñuel] son motivo curioso y juguetón para recrear una crónica pueblerina y sentimental [el idilio desparramado en cartas amarillas] que se difumina en el incendio de la salita de cine en el San Fernando Apure de los años treinta. El gomecismo se hermana con los fascistas europeos en un vínculo agridulce. ¿La Utopía de un país mejor sólo es factible en las crisis de pueblo que coquetean lo distópico?

VE «LA EDAD DE ORO» DE LUIS BUÑUEL

La extrema simplicidad y sabrosura del libro va bien con su cualidad objetual y artesanal. Como si se tratase de un fabulario, destacan las ilustraciones de Rúkleman Soto, trazos dibujísticos que se apropian del discurso narrativo transparente en una sociedad amorosa y respetuosa. De un libro comunitario nos hablaba Carroll cuando lo plástico se sumerge en lo literario. De allí nuestra complacencia por este buen arranque solidario de la obra literaria de ficción de Carolina Marín Guevara.

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

 

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