Autoridades eclesiásticas estudiaron durante más de un año el milagro atribuido a la intercesión de José Gregorio Hernández en la recuperación de Yaxury Solórzano Ortega de 13 años, oriunda de Manga Coveras, municipio Guayabal, estado Guárico, caserío ubicado a tres horas de San Fernando de Apure, en los llanos venezolanos.

El 10 de marzo de 2017, la niña Yaxury Solórzano Ortega, para entonces de 10 años, y su padre fueron interceptados, en el caserío del estado Guárico donde residen, por unos delincuentes para robarles la moto.

Les dispararon y una bala alcanzó su cabeza en la zona tempoparetal derecha, dejándola gravemente herida.

Fue llevada a través de caminos intrincados hasta otra localidad más poblada y desde allí trasladada en lancha a través del río hasta San Fernando de Apure, siendo internada al Hospital Pablo Acosta Ortiz, cuatro horas después de recibir el disparo.

En el centro asistencial no había neurocirujano que la atendiera, por lo que —aunque su estado era sumamente crítico— tuvo que esperar unas 48 horas para ser intervenida quirúrgicamente.

Estaba desangrada y presentaba pérdida de masa encefálica.

«No te preocupes, que tu hija va a salir bien»

“La madre de la niña, al enterarse de que el especialista realizaría la cirugía a su hija con pronóstico reservado, le pidió a José Gregorio, de quien es muy devota, que le salvara a su hija.

Asegura que el Venerable le dijo: «No te preocupes, que tu hija va a salir bien», y que después comenzó a sentir una paz que no había sentido desde el incidente».

El neurocirujano aseveraba que la menor, en caso de sobrevivir a la intervención quirúrgica, quedaría con discapacidad debido a las secuelas muy graves en la motricidad, en lo lingüístico, en la memoria y hasta con pérdida de la visión causadas por el severo daño cerebral.

José Gregorio Hernández
La niña Yaxury Solórzano Ortega oriunda del Estado Guárico recibió el extraordinario milagro atribuido a la intercesión de José Gregorio Hernández

Podría mejorar, lentamente, en la movilidad, solo con la asistencia de un equipo multidisciplinario y con mucha terapia.

La niña salió del hospital completamente sana

Sin embargo, a los cuatro días de la operación, Yaxury comenzó a rechazar la intubación y a reaccionar positivamente a todas las pruebas y exámenes, saliendo del centro asistencial a los 20 días, completamente sana, caminando, hablando y viendo sin dificultad.

“El hecho fue calificado como inexplicable por el tribunal cuando una tomografía realizada en diciembre de 2018, ordenada por el tribunal, mostró que la niña tiene la lesión en el cerebro pero se encuentra totalmente asintomática, sin secuelas, cuando 21 meses después de haber recibido el balazo, debía presentar discapacidad, según el pronóstico del neurocirujano”

Solórzano Ortega actualmente estudia en el Colegio Casa Hogar San Fernando, en la capital apureña. Pese a que aún conserva guáimaros (municiones de escopeta) en su cuerpo, lleva una vida normal. No sufrió secuelas neurológicas, habla y se relaciona fluidamente.

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Ismael Noé / Ciudad VLC / Agencias

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