A pocas horas de las elecciones generales estadounidenses, un ambiente de temor caracteriza la situación del país. Se teme a posibles brotes de violencia post-electoral entre partidarios del presidente Donald Trump y del candidato demócrata, Joe Biden.
En reiteradas ocasiones, en los últimos meses, Trump rechaza el compromiso serio con una entrega pacífica y ordenada de la jefatura de la Casa Blanca. Todo en caso de que pierda en la contienda, y llega a sugerir que su victoria es el único resultado legítimo.
Trump reitera que si no triunfa frente al aspirante demócrata, está listo para impugnar el resultado en los tribunales o incluso en las calles. Dejando en claro la posibilidad de una violencia postelectoral.
Desde principios de 2020, en EE.UU hubo disturbios civiles tras la muerte de George Floyd en mayo y otros eventos similares de violencia policial. Ahora se esboza un escenario de ingobernabilidad frente a unas elecciones polémicas y reñidas, cuyo probable desenlace resulta una incógnita.
Posible violencia post-electoral
El gobernador de California, Gavin Newsom (demócrata), prepara a su estado para eventuales disturbios civiles luego de las elecciones generales del martes 3N.
«Queremos garantizar no solo el proceso de votación, sino también mantener a las personas a salvo después de las elecciones para lo que pueda ocurrir», sostiene Newsom. Existe el temor a posible violencia post-electoral. Y a un eventual caos en la noche del 3 de noviembre, aunque el funcionario no entra en detalles sobre los planes
A principios de octubre, una encuesta de YouGov revela que el 56% de los votantes cree que habrá aumento de disturbios civiles posterior al 3N.
Los funcionarios de Chicago realizaron recientemente un simulacro de ‘todos los peligros’, y valoraron cómo enfrentarían las amenazas y la violencia postelectoral.
La alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot (demócrata), dijo el 27 de octubre en una conferencia telefónica: «Nos estamos preparando para lo peor, lo que hacemos es para garantizar la seguridad».
Un indicio de que los líderes políticos y militares prevén disturbios civiles es el hecho de que la GN se alista en la actual coyuntura.
Sus misiones van desde ayudar ante eventuales ataques cibernéticos, trabajar en las urnas y actuar para reprimir probable violencia postelectoral.
Trump pudiera invocar Ley de Insurrección de 1807
La pandemia de Covid-19, que alcanza niveles inusitados en medio del proceso final para las elecciones, presenta desafíos que requieren el uso de la GN.
La especulación se centró en el posible despliegue de tropas por parte de Trump para sofocar disturbios civiles. Hecho que los militares recomendaron no hacer en junio, pero que él puede hacerlo si así lo decide, invocando la Ley de Insurrección de 1807.
Steve Abbot, un almirante retirado de la Marina estadounidense, que respalda a Biden, explica recientemente del peligro de que el mandatario acuda a ese estatuto. Instrumento que tiene más de dos siglos, pero está vigente, «sin duda preocupa a los uniformados y sus jefes en el Pentágono».
La Guardia Nacional se alista
Por otra parte, funcionarios de la GN están en contacto permanente con los departamentos de policía sobre lo que pueden necesitar en caso de que la situación de seguridad se deteriore.
‘Tuvimos una serie de reuniones de planificación, solo para tener una variedad de opciones que podrían estar disponibles’, dice el general Jeff Holmes, del estado mayor de la GN de Tennessee.
Directivos de ese cuerpo castrense en Nebraska, Washington y Wisconsin explicaron en una conferencia de prensa el 28 de octubre estas y otras preocupaciones.
Ante este escenario probable de disturbios civiles, de caos, inspirado por reiteradas declaraciones agresivas del presidente Trump, aumentan los temores entre los estadounidenses de que el martes 3 de noviembre, día de los comicios generales, se viva un ambiente de violencia y amenazas a sus vidas y propiedades.
Ciudad VLC / William Hernández / Prensa Latina
