El 27–F  fue una estocada mortal al puntofijismo

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27-F
El Comandante Eterno siempre expuso que sin la revuelta popular del 27 de febrero no habría ocurrido la rebelíon del 4-F.

Este martes 27 de febrero  se cumplen 29 años de aquel episodio, en el que el pueblo venezolano inicia una revuelta de calle que pone en jaque al gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP), quien tan solo tenía 25 días de haber asumido la Presidencia de la República por segunda vez. El 27-F se hizo historia.

Esa revuelta, en  la cuaresma del año 89, fue el primer campanazo, de varios que tuvo el gobierno de Pérez.

 

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CAP ganó la presidencia pero su partido AD no tenía mayoría en el Congreso.

Era un episodio que apuntaba a un desenlace  que le impediría, al dirigente del partido blanco poder culminar su mandato de cinco años, y que posteriormente le llevaría a la cárcel.

La revuelta de fines de febrero del año 89 no sólo hizo sucumbir políticamente a CAP sino que alcanzó hacer estragos en el bipartidismo AD-Copei, y con esto una estocada mortal al puntofijismo (pacto de las cúpulas burguesas con el imperialismo).

 

El Pacto de Puntofijo parecía llegar a su fin ante lo que era el despertar del pueblo. Un despertar que llegaba luego de 40 años de exclusión, de corruptelas, de deuda externa que mantenía a gran parte de la población sumida en la pobreza, mientras que una élite política-empresarial, se beneficiaba de los “aportes” de la renta petrolera.

Hoy 29 años después del 27-F,  esa misma  élite política-empresarial,  con una  buena dosis de cinismo dicta cátedra de moral, de rectitud democrática, “de defensa de los derechos humanos y hasta de defensora de los derechos del pueblo y de los oprimidos”, semejante sarcasmo.

 

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En las experticias y posteriores análisis quedó registrado que la mayoría de fallecidos se produjo a partir del 1° de marzo, cuando no había saqueo y si toque de queda.

 

Hay que recordar que a mitad del siglo XX eran muy pocas las referencias que Venezuela podía dar de las virtudes y defectos de la democracia, sumando los tiempos de influencia de Juan Vicente Gómez y de Marcos Pérez Jiménez estos abarcan más de 45 años. Ambos dictaduras se establecen con  la bendición de los Estados Unidos. La dictadura de Pérez Jiménez llegó a su fin justo cuando el Departamento de Estado interpreta que las luchas políticos sociales, que libraba el pueblo venezolano  tenían ciertas simpatía entre las filas castrenses.

 

Pacto de Puntofijo “Made in USA”

Washington se apresuraba a suministrarles a los venezolanos una nutritiva dosis de democracia, democracia sin pueblo, democracia burguesa, denominada como: democracia representativa.

Rómulo Betancourt (AD), Rafael Caldera (Copei) y Jóvito Villalba (URD),  como influyentes dirigentes políticos forman parte del protagonismo en las luchas contra la dictadura, sólo ellos resultaron “captados” para instaurar una democracia en la nación suramericana.

No se trataba de una mesa de tres patas, sino de cinco, la cuarta la representaba el  poder económico y por ello la figura de Eugenio Mendoza (Polar) estuvo presente en las reuniones que terminaron con la creación del Pacto de Puntofijo.

El puntofijismo no era para pactar a cuatro,  era fundamentalmente, para evitar que una quinta pata se estableciera,  y se habló de amputar a corto y a mediano plazo. Puntofijo era para sacar del juego al Partido Comunista de Venezuela (PCV), a los dirigentes populares destacados en las refriegas contra Pérez Jiménez, incluyendo al ala izquierda de AD.

Con Rómulo Betancourt, como jefe de Estado, electo en diciembre de 1958, se inicia la era de los 40 años de Puntofijo. Es este periodo, de democracia burguesa,  con AD y Copei alternándose en el gobierno, es cuando la exclusión y el sectarismo se hacen presentes.

El sectarismo blanco empujó al partido de Jóvito Villalba, URD, a salirse del pacto en 1962, el cuarto año de gobierno del  líder adeco.

Mientras los mandatarios puntofijistas sembraban una feroz represión, en los sectores populares, campesinos, movimientos de intelectuales y culturales, sus aliados empresariales muy poco hicieron por diversificar la economía del país al punto de sentarse a “chupar” de la renta petrolera. Se trata de una burguesía parasitaria, dispuesta al “desarrollo” de una economía de puerto. Era, y es una burguesía que se acostumbró a solicitar sus dólares de la renta petrolera y poco aportes al desarrollo del país.

 

 La corrupción en el puntofijismo

 Una extensa lista de hechos de corruptelas, de corruptos fugitivos, de creciente deuda externa hacía imposible la vida de  las grandes mayorías. Paralelamente a esto, en las calles de las principales ciudades y del campo, se practicaban una brutal represión con saldo de muertos y desaparecidos. Son muchos los estudiantes, sindicalistas, campesinos y dirigentes políticos que murieron en las salas de torturas, o  acribillados en presuntos enfrentamientos con los cuerpos de seguridad del Estado.

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El día de la toma de posesión CAP anunciaba el apego a las recetas del FMI.

 

Del año 58 al año 88, se realizan siete elecciones presidenciales donde resultan electos: 58, Rómulo Betancourt; 63 Raúl Leoni; 68, Rafael Caldera; 73, Carlos Andrés Pérez; 78, Luis Herrera Campíns; 83, Jaime Lusinchi y 88 nuevamente Carlos Andrés Pérez.

Resalta en este período de 30 años, el boom petrolero de los años 70 en el que se inicia el descontrolado crecimiento de la deuda externa.

Correspondió a Luis Herrera Campíns, electo en 1978, recibir la presidencia de Carlos Andrés Pérez en esa ocasión fue enfático en señalar que “recibía un país hipotecado”. Tal fue el efecto de la  hipoteca que en su último año de mandato se vio obligado a decretar la muerte del dólar a 4,30 bolívares, en un hecho que se marcó como “el viernes negro”, el 18 de febrero de 1983.

 

Lusinchi: fui engañado por la banca internacional

 A Herrera Campíns le sucede en la presidencia, el dirigente de AD, Jaime Lusinchi, administración marcada por grandes escándalos de corrupción y escándalos políticos.  Fue la administración de  Lusinchi  la que se refirió al “mejor refinanciamiento del mundo”, en referencia a la deuda externa.

Meses después el mismo Lusinchi declaró que “había sido engañado por la banca  internacional”.

Algunas de las políticas empleadas  por los gobernantes  del puntofijismo fueron controles de cambio a través de RECADI (Luis Herrera Campíns) y un control de precios (Jaime Lusinchi), medidas que devinieron en corrupción administrativa y mercados negros de divisas y de  bienes.

 Es en este contexto cuando Carlos Andrés Pérez asume su segundo mandato y rápidamente aplica sus medidas para “sanear” la economía. Medidas previamente consultadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Entonces, la tan anunciada bajada de los cerros se produjo, a  sólo 25 días de gobierno y en el mismo día de poner en marcha la incendiaria  decisión de  aumentar el precio de la gasolina y del transporte colectivo.

 

Pérez asociado por el FMI

A solo pocas semanas de asumir el gobierno Pérez, se decide poner en práctica de manera inmediata el paquete de ajustes y de medidas económicas, financieras y fiscales. El 26 de febrero el Ministerio de Energía y Minas anuncia el alza en 30% de los precios de la gasolina, y el incremento de las tarifas del transporte público urbano e interurbano también en un 30%, a partir del 27 de febrero, válido para los 3 meses siguientes, después de los cuales podrían aumentarse hasta el 100%.

 

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CAP tuvo que enfrentar otros episidios que al final no le permitieron terminar su mandato, terminó en la cárcel.

Las medidas económicas y sociales impuestas por el gobierno y la creciente tasa de pobreza originaron las protestas populares y la posterior masacre por parte del gobierno de Carlos Andrés Pérez, de su ejército y su policía.

El precio de la gasolina el detonante

El 27 de febrero en Guarenas, La Guaira y los Valles del Tuy se iniciaron desórdenes de calle en protesta por el alza del precio del combustible y del transporte de pasajeros. Luego la agitación se propagó por toda Caracas y esta ardió de Norte a Sur y de Este a Oeste, dejando un gigantesco saldo de pérdidas de vida y pérdidas materiales.

Mientras tanto el gobierno, en una planificada contra violencia, en los días siguientes, desplegó una brutal represión a barriadas y urbanizaciones populosas, como buscando dejar sentada una lección en el pueblo.

En menor escala,  pero con la misma intensidad, los hechos se repitieron en las principales ciudades de la provincia y otras poblaciones, las  cuales recibieron, igualmente la cuota de represión, en medio de las medidas de emergencia como fueron la suspensión de garantías constitucionales y la implantación del toque de queda.

En los días siguientes se hicieron los análisis al tipo de violencia que se presentó en el país. Se dijo que en los países donde el FMI había  dictado las mismas recetas ocurrieron situaciones semejantes de violencia, donde el saqueo ocupó el primer lugar.

 

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Se dijo y quedó registrado en los medios informativos que para la época se produjo escasez de urnas.

 

En el recuento, en el análisis y en el estudio de la situación se habló sobre la responsabilidad del gobierno y hasta de la propia televisión como propagadora gratuita de los hechos.

Los muertos de la refriega

En este recuento, que aún no concluye, donde se discute sobre el número real de muertos, como consecuencias de la jornada de la cuaresma de 1989. Tanto del Ejecutivo como de un informe de la Comisión de Política Interior de la Cámara de Diputados se  coincide en la cifra de 276 personas fallecidas, contraria a la opinión de muchos sectores e individualidades que llegaron a afirmar que el número de muertos pasaba el millar.

Más allá de los sucesos que conmovieron al país por más de 34 horas, generaron una larga secuela de más de una semana de suspensión de garantía y toque de queda. Igualmente la conmoción se mide en el número de sectores que afectó tanto al pueblo en general, como a un número indeterminado de instituciones e individualidades.

 

La visión de Chávez del 27 F

En varias ocasiones  Chávez contrastó las políticas capitalistas con los avances sociales de la Revolución Bolivariana y además revisó cómo las élites políticas del momento “mandaron a todas las tropas a la calle a parar al pueblo con fusiles, con balas, y lo que venía era un desastre…”, recordó.

El Comandante Eterno en más de una ocasión sostuvo que la llamada revuelta de Caracas  marcó el paso para que pudiera llegarse a la rebelión del 4 de febrero de 1992. Llegó a  afirmar que sin un 27 de febrero dificilmente  hubiese ocuirriodo un 4 de febrero.

“Como soldados, nos sentíamos tan avergonzados, tan adoloridos después de aquella tragedia. Recordábamos a Bolívar cuando dijo: ‘Maldito el soldado que vuelva las armas contra su pueblo’, y el 27 de febrero nos hizo llorar y sangrar”, expresó Chávez.

 

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En muchos lugares de Caracas se produjeron muertos por disparos de francotiradores.

 

El líder socialista explicó que para la época había una “situación histórica de caos político, moral, social, estructuras totalmente desgastadas y un pueblo sin rumbo”.

Chávez rememoró la pobreza extrema en la cual vivían cinco de cada 10 hogares venezolanos para 1989 y la reducción del “gasto social”, como se denominó en los gobiernos de la cuarta república.

 

 Las medidas neoliberales del segundo gobierno de CAP

Someterse a un programa bajo supervisión del Fondo Monetario Internacional con el fin de obtener aproximadamente 4.500 millones de dólares en los 3 años siguientes.

Liberación de las tasas de interés activas y pasivas en todo el sistema financiero. Unificación cambiaria con la eliminación de la tasa de cambio preferencial.

Liberación de los precios de todos los productos a excepción de 18 renglones de la cesta básica.

Anuncio del incremento no inmediato, sino gradual, de las tarifas de servicios públicos como teléfono, agua potable, electricidad y gas doméstico.

 

Ciudad VLC / William Hernández

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