El violinista, compositor e inventor kazajo Roman Kim ha publicado en su canal de YouTube –hace tan solo una semana– el sexto movimiento Sanctus et Agnus Dei de su réquiem para violín solo.

Con gran virtuosismo, Roman Kim aprovecha todas las posibilidades de su instrumento para tocarnos un movimiento de su réquiem; un movimiento completamente polifónico, lleno de muchos contrastes, y combinando sonoridades medievales, renacentistas y románticas con su tan característico estilo moderno propio.

Para componer este réquiem, Roman Kim se inspiró en el canto gregoriano Missa pro Defunctis.

 

Roman Kim

 

Comenzando con unos fuertes y amplios acordes, prestando mucha atención, podemos escuchar un bajo que empieza en Sol, va descendiendo en negras Sol, Fa, Mi, Re, Do, Si, La… y después de dos acordes de corchea en Re, volvemos a escuchar la misma progresión, y de ahí se va desarrollando lo que podría ser el primer tema.

Luego, a partir del minuto 1:05, comienza lo que podría ser la sección más romántica de la obra; a mí me evoca a la música de Ernst y de Tchaikovsky. En esta sección podemos escuchar sutiles melodías de carácter melancólico, fuertes acordes y líneas graves que contrastan con la suavidad de ciertos fragmentos soprano que precedieron a aquellos.

Desarrollándose poco a poco hasta llegar a donde, para mí, aproximadamente en el minuto 2:00, comienza la sección que invoca a la música del medioevo, y en donde surgen los cuestionamientos, las preguntas, el misterio…

Una melodía en búsqueda de respuestas, en busca de la razón, es acompañada por unos trinos que piensan en acompañar su cruzada; y en momentos, pizzicatos de mano izquierda, marcan los pasos de estas voces entrecruzadas que buscan una respuesta para aquello que se cuestionan.

 

 

Finalizando en Sol mayor, que no da sensación de resolución, después de un breve pero importante silencio, suenan, en armónicos y con un color misterioso, unos trinos que, quizás, sean las respuestas a las preguntas que buscaban aquellas cuestionadoras melodías.

Sin embargo, no son unas respuestas contundentes; o quizás, aún no estamos preparados para entender verdaderamente el significado de este breve discurso. O tal vez, estas respuestas son el inicio de nuevas preguntas. Una nueva frase romántica responde a aquello, con dudas de por medio, probablemente preguntándose lo que yo me estaba preguntando.

Luego de un contundente discurso romántico, a punto de finalizar con una predecible resolución, de repente, lo que debió haber sido un medianamente fuerte acorde en un Mi que podría ser mayor o menor, Kim nos sorprende con una nueva cara; suave, sutil pero madura y reflexiva, parece decirnos: Calma, todo estará bien. Ya tendrás tus respuestas. Nos recuerda que la búsqueda es eterna, y con una virtuosa escala en Re mayor, nos hace volver al tema inicial con el que comenzó esta cruzada, que aún no termina, ni terminará.

 

DISFRUTA TAMBIÉN: ROMAN KIM Y EL AIR DE J. S. BACH

 

En el minuto 4:30, el bajo Sol, Fa, Mi, Re, Do, Si, La, Re-Re […] vuelve a sonar, con sus fuertes y claros acordes, con esas alegres melodías soprano y esas rústicas líneas graves, suena un arpegio descendente en Mi menor que nos va conduciendo poco a poco –con escalas graves sonando en medio de contundentes acordes–, con un ritardando emocionante, a ese largo acorde en Sol mayor, que da fin a este gran discurso enriquecedor.

 

Pablo Manuel Agudo López / Ciudad VLC