No se trata de abordar el tema de la guerra contra Venezuela desde la óptica fundamentalista de la religión cristiana, antes bien para quienes intentamos contextualizar desde la teología de la liberación y el pensamiento crítico.
Los continuos ataques contra la nación venezolana por parte de los Estados Unidos de Norteamérica y la administración Trump, responden en esencia a la estructura imperial del gigante del norte y su afán colonizador del resto del mundo.
Sobretodo cuando en nuestro país se encuentran las mayores reservas naturales y de riquezas tales como el petróleo, el coltán, el torio y un sin número de minerales que rebasan la tabla periódica.
El emperador de turno y actual inquilino de la Casa blanca ha endurecido su política injerencista, claro está que no es un diseño de su ensoberbecido cerebro; el sionismo y la estructura militar y empresarial es la que decide.
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El jefe adjunto del Departamento Central de Inteligencia de Rusia ha denunciado el surgimiento en América Latina de campos de entrenamiento yihadista y que extremistas islámicos vinculados al EI y Al Qaeda están operando en la región.
“Entre nuevos factores de riesgo se puede destacar el surgimiento en la región de campos de entrenamiento y refugios yihadistas», ha afirmado Kostiukov.
La aseveración ha prendido las alarmas, pero ya sabemos que los grupos aludidos por la inteligencia rusa no son más que vulgares mercenarios contratados y pagados por las voraces multinacionales norteamericanas.
Para los primeros cristianos Nerón fue su anticristo, luego de incendiar Roma y endosar responsabilidad a los seguidores del resucitado, el piro maníaco emperador desató tal represión que los obligó a vivir en catacumbas.
En 1939 en la Alemania nazi el teólogo Dietrich Bonhöeffer se unió a un grupo clandestino de la resistencia, que incluía militares de alto rango con quienes planificó el asesinato del Führer, con la convicción del perfil anticristo de Adolf Hitler, una verdadera amenaza mundial en su momento.
Se colocó la bomba debajo de la mesa de caoba que fungía como escritorio presidencial, cuyas patas eran de tal grosor que amortiguaron la explosión.
El Führer sobrevivió al atentado y muchos de los conspiradores fueron encarcelados en espera de la pena máxima, incluyendo el teólogo ahorcado por los nazis el 9 de abril de 1945. Hitler se suicidó 21 días después.
El espíritu del Anticristo es contrario a la vida, sea esta humana, vegetal, animal o de cualquier otro tipo conocida o por conocer, pero sobretodo se opone a la creación divina y a su máxima expresión: ‘el ser humano’.
Hemos visto al emperador de turno separando a niños de sus padres migrantes y encerrarlos en jaulas, originando también verdaderas catástrofes humanitarias en países como Siria, Afganistán o Yemen, solo para mencionar dos de sus múltiples tropelías.
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En Venezuela el emperador parece dispuesto a emplear la “solución final” según fuentes de inteligencia moscovita, si luego de hacer añicos nuestra economía al estilo Chile (1973), el presidente Nicolás Maduro continúa en la casa del pez que escupe el agua.
Según Luis Britto García, lo que el emperador no sabe es que para los indios caribes “la guerra es una fiesta”, y podría empantanarse en un nuevo Vietnam con idéntico desenlace.
Así las cosas, los Herodes y Anticristos no son figuras estrictamente bíblicas o apocalípticas, han desfilado a lo largo de la historia de la humanidad y no necesitamos ser teólogos para reconocerlas.
Los anticristos no siempre exhiben trompas y cachos en su cabeza, a veces nacen con cabello rubio y ojos azules.
Ismael Noé / Ciudad VLC
