Un artículo publicado en el diario español El País ha puesto a delirar a la oposición contra Venezuela. Lo firma Héctor Schamis (vinculado con centros intelectuales del conservadurismo mundial) y pretende asimilar el caso de Venezuela con los conflictos que se desarrollaron en el territorio de la ex Yugoslavia en los años ’90. Concretamente, homologa la llamada guerra de Bosnia (entre 1992 y 1995) y la acción de la OTAN sobre Kosovo (en 1999 y 2000) con la situación venezolana para legitimar una acción similar justificada por la lógica de la«responsabilidad de proteger» (R2P).

 

El artículo ha sido compartido entusiastamente por actores políticos como Antonio Ledezma, Maria Corina Machado y Álvaro Uribe Vélez.

Escenarios de guerra de Bosnia y Kosovo en Venezuela

Ambos conflictos permitieron el desarrollo concreto de la responsabilidad de proteger que tienen las potencias mundiales ante una crisis humanitaria y que se materializa en la intervención humanitaria.

La comparación que intenta la nota (además de muy mal trabajada) es absurda pues la situación de Venezuela no se parece ni por accidente a la de la antigua Yugoslavia. Y aunque no deja de ser muy peligrosa permite entender por qué la estrategia opositora y de la OTAN (que a la final es eso ) han fallado y lo hará definitivamente en las próximas semanas.

Eso ha ocurrido porque el escenario planteado es artificial: no se puede transformar una realidad sino se entra en contacto con la misma.

Falso Estado vs pueblo

La nota de Schamis presupone que en Venezuela hay un conflicto bélico en el cual se enfrenta una parte (más o menos significativa) de la población con un Estado opresor que ataca directamente y con su aparato de gobierno (incluida la FANB a la población).

Paradójicamente es el mismo Estado que está acusado de populista por ofrecer alimentos, educación, asistencia médica (con médicos cubanos o formados junto con Cuba) gratuita y transferencia de dinero a sus ciudadanos.

Por otro lado el conflicto que supone Schamis que se da en el territorio nacional es de carácter étnico o nacionalista. Es la forma de hacer el paralelismo con Serbia. Sin embargo, es obvio que ni de casualidad se ha planteado una eventual opción de separatismo o independencia de origen racial, religioso y mucho menos nacional. Quizás de toda América Latina Venezuela es el Estado con menos factores que puedan motivar una fractura como Nación.

De hecho, en el caso de los pueblos indígenas las confrontaciones históricas están determinadas por la apropiación de los territorios tradicionales por la lógica colonial del latifundio y por actores socio económicos que políticamente se expresan desde la derecha.

Amos y señores

Por último, Schamis plantea que el territorio venezolano se encuentra controlado por warlords (señores de la guerra) que manejan actividades económicas como el contrabando de petróleo, el tráfico de drogas y el comercio de oro.

Obviamente se trata de un desarrollo concreto del concepto de Estado-forajido que han intentado posicionar en lo simbólico.

Sin embargo, la realidad es que el contrabando de combustibles (no de crudo) lo impulsan desde Colombia, y lo avala el gobierno de ese país y su motivación principal es la producción de cocaína en su territorio.

Ni hablar de la droga

En el caso del narcotráfico, Venezuela no tiene cultivos de coca ni es productora del alcaloide, pero se usa para movilizar la droga para su envío a los centros de consumo en Europa y EEUU.

Con respecto al oro y otros minerales, la acusación de su comercialización ilegal resulta ridículamente absurda pues pretende negarle al Estado el ejercicio de su derecho a disponer de sus recursos como considere más conveniente a sus intereses. Además, la objeción comienza una vez que el gobierno intenta ejercer control más efectivo sobre ese mercado.

Finalmente, y como muestra una contradicción inmensa, hay que hacer notar que tras la agudización del conflicto (con la amenaza de invasión «humanitaria») que llevó al cierre de las fronteras las condiciones de abastecimiento de alimentos en territorio nacional mejoraron sustancialmente. Esto debido a una radical caída del contrabando de extracción y trajo aparejado una notoria reducción de los precios.

Si acaso había una crisis humanitaria por escasez de alimentos, esta se solucionó gracias al forzado cierre fronterizo.

Acá el artículo completo publicado en El País.
Ciudad VLC/La Tabla

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