“Harta” me rompió. Literal. Es de esas películas que te dejan con la garganta apretada, que no puedes ver con el celular en la mano, porque la historia se siente tan real, tan cercana, que te atrapa sin permiso. No es solo una película, es un grito. Y lo más fuerte es que ese grito no viene de una criminal, ni de una heroína, sino de una mujer agotada… “y harta”, como tantas.
Y no, no es una historia de drama donde todo se resuelve. Es una olla de presión emocional. Es ver cómo una madre es empujada una y otra vez hasta que el sistema la obliga a explotar. Y tú la ves explotar, y en vez de juzgarla… entiendes por qué.
¿De qué va?
La historia sigue a Janiyah, una madre soltera afroamericana que simplemente está intentando sobrevivir. Pero cada cosa que intenta se le convierte en otra piedra encima. Su hija está enferma, pero no tiene seguro. No puede pagar la comida de la niña en la escuela. La desahucian. La botan del trabajo sin pagarle. La policía no la escucha. El banco no le da acceso a su propio dinero porque no tiene una identificación. Y en cada una de esas escenas, uno siente que la están empujando más y más cerca del borde.
Y ahí es cuando tú, como espectador, dices: “Ya va, ¿pero es que NADIE va a ayudarla?”
Y no. Nadie lo hace.
Entonces, ella entra al banco. Cansada. No planea nada. Pero cuando la tratan como si fuera invisible… es como si algo dentro de ella dijera: “No más.”
Y ahí todo cambia.
El dolor que te hace pensar.
Lo fuerte de “Harta” es que no se trata de una criminal. No es una villana. Es una mujer agotada, rota, que ya no tiene opciones. Y lo peor es que nunca busca hacerle daño a nadie. Lo que ella quiere es que alguien la vea, que alguien escuche lo que ha tenido que aguantar.
Y cuando finalmente lo cuenta… lo admito, lloré. Porque lo que revela es devastador: que su hija murió la noche anterior, y aún así fue al banco, luchó, gritó, rogó. ¡Con ese dolor encima! ¿Se imaginan? Aguantar la muerte de tu hija… y todavía tener que seguir rogando por justicia.
Cosas que me parecieron brutales (en el buen sentido):
- La actuación de Taraji P. Henson: Esta mujer no actuó. Ella fue. Cada gesto, cada temblor, cada lágrima… juro que la sentí en la piel. No era un personaje, era una mujer real.
- La tensión del banco: esa parte es como un puño en el pecho. Porque no es un atraco clásico. Es una mujer llorando con un arma en la mano, suplicando que la escuchen.
- La detective (Teyana Taylor): es la única que realmente la ve. No como una amenaza. Sino como lo que es: una mujer agotada. Esa conexión entre ellas es tan humana… que uno hasta piensa “si el mundo tuviera más gente como ella, Janiyah no habría llegado a esto.”
¿Y el final?
El final no es feliz, ni lo intenta. Pero es poderoso. Ella no muere. Ella no se rinde. Se entrega. Y en su entrega hay dignidad. No se arrodilla, no suplica. Se entrega sabiendo que su historia por fin fue escuchada. Y eso es suficiente. No para que las cosas cambien, tal vez, pero sí para que tú ya no la olvides. Y yo tampoco.
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En resumen
“Harta” no es solo una película. Es una advertencia. Es la historia de todas las veces que una mujer tuvo que tragarse su rabia para no estallar. De todas las madres que cuidan solas, que resuelven sin redes, que lloran detrás de una puerta cerrada.
Es un espejo que duele mirar. Pero qué necesario es mirarlo.
Quizás sea un insulto comparar, pero no pide evitar ver y encontrar similitudes con la icónica película “Jhon Q”, lo que hizo que me pegara más y me llenara de indignación por la segregación que sufren muchas personas solo por el color de su piel. Después de ver esta historia, yo no solo estaba conmovida… estaba enfurecida. Porque a veces, lo más triste no es que algo tan injusto pase… sino que pasa todos los días y a nadie le importa. Así que sí: Janiyah estaba harta. Y yo también. Y como siempre les digo: “si no la han visto, véanla y si ya la vieron, vuélvanla a ver, no tiene perdida de nada”.
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Isabel Londoño, egresó de la Universidad de Carabobo (UC) en el área psicosocial, tiene también estudios universitarios en turismo y sistemas.
Es una apasionada de la música y del Séptimo Arte desde que tiene memoria, siendo el cine y sus distintos géneros la pasión a la que ha dedicado más horas y análisis. Sus reseñas sobre clásicos o estrenos del cine aparecen ahora, cada viernes, en Ciudad Valencia desde “El Rincón Cinéfilo”.
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