«Héctor Ernández sin H» | Pedro Téllez

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Héctor Ernández, pintor de las chiniguas

Héctor Ernández, el pintor de «las chiniguas», como llamaba a sus personajes femeninos, que retrató de forma obsesiva a lo largo de su carrera pictórica, la cual culminó en Barcelona, donde se había residenciado hace unos años, vivía en el taller que daba a la Sagrada Familia.

 

En Valencia tenía su taller en El Trigal: allí recibía a los visitantes con música de los Beatles; acompañaba con guitarra y conversaba largas horas sobre estética, mientras mostraba su prolífica obra. Era pintor y profesor de historia del arte en varios institutos de diseño de Valencia.

 

Su pintura era figurativa de corte expresionista, centrada en los rostros femeninos misteriosos, más de Circe que de Penélope o Nausicá, Proserpinas que llamaba chiniguas, refiriéndose a las mujeres pájaro del oriente del país, de donde eran sus padres.

 

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Ernández fue amigo de poetas, músicos y filósofos. Su pintura tenía referentes musicales y literarios que transmutados en colores gritaban y envolvían con formas abstractas y ropajes los exquisitos rostros femeninos.

 

Su esposa Carmiña fue su permanente apoyo, sus hijas y a sus amigos, pintores y escritores, manifestamos nuestro pesar por su partida.

 

Héctor Ernández fue poseedor de una alquimia propia, un estilo que hace que reconozcamos como suyo cualquiera de sus pinturas y dibujos repartidos entre sus coleccionistas y amigos de Valencia.

 

En Barcelona su obra fue bien recibida y el año pasado presentó una exposición en una galería de esa ciudad.

 

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**Pedro Téllez**