El king out, es una práctica en la que sólo se permiten besos y caricias, de cualquier intensidad donde se puede hacer lo que la pareja desee, menos llegar a la penetración. Es una propuesta perfecta para aumentar el deseo y rememorar las sensaciones de adolescente.
Las reglas del juego son claras: alcanzar el máximo placer, pero ‘con el rey por fuera’. Sin importar si es entre parejas estables o sólo compañeros sexuales, se trata de encuentros íntimos en donde el hombre y la mujer deben hacer sus mejores jugadas para poder, en lo que para muchos sería sólo el preámbulo, llegar a sentir un orgasmo.
Largas sesiones de besos, caricias, roces y masturbación mutua, para luego parar. Es lo que se conoce científicamente como trobofila, es decir, el gusto por acariciar, y con los objetivos específicos de aumentar el deseo, fortalecer la libido y, sobre todo, salir de la rutina.
Estás prácticas sexuales permiten mejorar la comunicación entre la pareja, expresar los sentimientos y redescubrir la pasión.
Según los sexólogos es recomendable llevar a cabo estos comportamientos para no poner la responsabilidad del placer sólo en los órganos genitales, para que la pareja logre la reconexión de las neuronas sexuales y para enseñarles a los sentidos a escanear el cuerpo del otro y así generar memorias corporales que lleven a un mayor entendimiento mutuo”.
La estimulación es fundamental para el género femenino, ya que muchas no logran tener orgasmos sólo por medio de la penetración. Los expertos consideran que una buena dosis de caricias es lo que ellas necesitan para tener un encuentro íntimo verdaderamente placentero.
Se considera, además, que son las mujeres las que más provecho logran sacar de esta práctica sexual. Suelen ser más receptivas a momentos de sólo caricias y están, por lo general, más acostumbradas a experimentar placer a través del consentimiento de su propio cuerpo.
Sin embargo, los hombres también pueden disfrutar de esta técnica si se dan el permiso de sentir. “La clave está en que intenten desarrollar su capacidad sensitiva para poder disfrutar y experimentar placer en algo más que el coito. El erotismo es el permiso que todo ser humano debe darse”.
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Ciudad Valencia / El Espectador