Aunque se puede decir que hoy por hoy es uno de nuestros vocablos favoritos, el verdadero significado de la palabra austeridad no parece estar muy claro para muchos venezolanos.
En nuestro uso vulgar, cotidiano, impuesto por los medios de comunicación social, austeridad ha venido a ser un simple equivalente de moderación en el gasto o consumo de bienes, con especial referencia al manejo de los dineros públicos, moderación supuestamente practicada a manera de ejemplo para la economía doméstica.
Cuando se nos habla de austeridad, la primera y casi única idea que nos viene a la mente es la de reducción presupuestaria o disminución del gasto público. Dicho de una manera más popular todavía, la de “recorte” o “apretadura de cinturón”. Por eso cada vez que se anuncian “medidas de austeridad” cunde la alarma en el sufrido mundo de las amas de casa.
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Tal definición de austeridad, si bien no es del todo incorrecta, tampoco es exacta. Austeridad, del latín austeritas, significa naturalmente “calidad de austero”. ¿Y austero? La primera acepción de austero que figura en el Diccionario de la Real Academia es “Agrio, astringente y áspero al gusto”.
Efectivamente, austero viene del latín austerus, que quiere decir áspero, seco proveniente del griego austerós, de igual significado. Tanto el austerus latino como el griego austerós, y el austero castellano, son lo mismo que grave, severo, rígido, estricto, pero no en uno solo sino en todos los órdenes de la vida. También significa sobrio, sencillo, sin adornos. Una palabra, como se puede ver, demasiado seria para que la asociemos con la simple tacañería.
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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)
Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».
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