Gobernantes, concejales, educadores, comunicadores sociales y funcionarios policiales, todo el mundo repite constantemente, hasta el cansancio, que “una sola cancha deportiva sirve más que cien policías para combatir la droga y la delincuencia juvenil”.
Pero los muchachos viven protestando por la carencia de canchas en sus barrios, urbanizaciones e institutos educacionales. Los políticos nunca olvidan en sus campañas electorales las canchas deportivas en la lista de sus promesas para atraerse a los nuevos votantes, y así por el estilo.
Vale la pena, pues, traer hoy a nuestro programa la demanda juvenil por canchas deportivas y explicar el origen de tan importante palabra: cancha, voz que llegó a nosotros desde el Cono Sur, pertenece al idioma quechua.
En esta lengua, que habla la mayor parte de la población en los países andinos y también se oye en el norte de la Argentina y Chile, cancha significa patio, recinto, plaza. En el habla moderna cancha es “terreno, espacio, local o sitio llano y desembarazado’» y “pista de deporte”, incluidos los hipódromos.
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El magnífico Templo del Sol del Cuzco, demolido por los españoles para construir sobre sus cimientos el templo católico de Santo Domingo, se llama en quechua coricancha, “el recinto de oro”. En Chile existe una llanura llamada Cancha Rayada, de ingrata recordación porque allí las tropas patriotas fueron derrotadas por las realistas en 1818.
Hasta nosotros llegó, finalmente, la expresión argentina tener cancha, que equivale a tener experiencia, desempeñarse bien en cualquier actividad. A propósito ¿usted ha conocido a algún argentino que no tenga mucha cancha en todas partes?
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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)
Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».
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