#Opinión: “Una mañana he despertado y Duque chao, Duque chao…” por Luis A. Ramírez

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I
La Policía Nacional de Colombia, se unió al paro nacional, con la letra de los partisanos «Bella Ciao, Bella Ciao». No es «realismo mágico» a lo Gabriel García Márquez, es lucha de clases, un día se nos revela como «Cuestión de vida o muerte» y de repente es bella. Así Colombia deja de ser el Macondo lacónico de «Cien años de Soledad», para convertirse en la sociedad más agitada del continente, el volcán hace erupciones y la lava empezó a quemar lo anticuado, lo caduco y detestable.

II.
Si usted desconocía como cambia la historia, de un día para otro, aquí está la evidencia: ¡al rojo vivo!, como efecto de la lucha de clases, Colombia es otra.

Hasta el día 07 de mayo la Policía Nacional de Colombia encarnó la represión, el día 08 había sentido la necesidad de despojarse de ella.

Reprimir para los oficiales se había convertido en un acto tan irracional que decidieron no seguir representando la lógica represiva del gobierno, lo irracional es ahora ser la representante del gobierno y lo racional luchar por la Colombia herida.

El espíritu de Colombia Nación, ha sido provocado por «la lucha de clases» y ha llegado para enaltecer a la madre que llora a sus hijos.

La Policía nacional de Colombia, se ha unido al «bloque social de las clases oprimidas», como hace 150 años la Guardia Nacional francesa se unió a los obreros de la Comuna de Paris en el año 1871.

III.
Desde la Primavera Árabe (2010), las multitudes en las calles se han convertido, en el fantasma contemporáneo de la burguesía mundial. En las formaciones históricas y sociales de América Latina en donde se cruzan tanto «los males que entraña el desarrollo de la producción capitalista, como su falta de desarrollo» (Marx), ella se ha convertido en un lugar común.

La «multitud» se constituye como sujeto, revelándose contra «la soberanía del capital», representada por el Gobierno – Estado.

Pero a diferencia de Santiago de Chile 2020, Perú 2021, Ecuador Bolivia y México, la lucha de clases en Colombia, ha logrado fracturar el dominio de los oligarcas sobre el campo político del Estado y mucho menos parafraseando la canción internacional de los partisanos y de los comunistas contra el Fascismo en la Italia de Mussolini, de Franco en España y Alemania. Aquí su originalidad, la comuna de la «Marquetalia» rasga la puerta de la historia.

IV.
El 05 de mayo se incorporaron camiones cargado de paramilitares, sus operaciones han sido rápidas para no dejar rastros, los desarmados van corriendo tras sus propias balas y los civiles caen y, cuando no, la sangre de la multitud se ve en cada calle, en cada escalera, la gota de la sangre derramada.

Es este hecho el que provoca la fractura en los mandos militares y policías, antes de atarse a las botas de los generales colombianos, es orden de la conciencia moral Republicana, ¡El imperativo moral!

V.
Ya para el 04 de mayo las movilizaciones en las ciudades habían cambiado la arquitectura urbana con el levantamiento de barricadas, cual mayo el rebelde francés de 1968. El despliegue de la policía nacional sobre las manifestaciones, reveló dispersión en la ofensiva de ataque, ocurre el temor de afectar a conocidos.

Los policías hacen vida entre las urbanismos y barrios, en ciudades principales. La debilidad de los represores, explica la decisión posterior del alto mando civil y militar, de ordenar la de presencia de paramilitares, extraídos de las cárceles y en ese orden la represión se convirtió en una carnicería. Decisión lapidaria, el Palacio de Nariño está siendo abandonado, y el barco se está hundiendo.

VI.
Las operaciones militares al mando de generales, se mezclaban con la actuación policial y de civiles parapoliciales. Un general en el campo de las operaciones militares admitió el uso de tanques, helicópteros y fuerza de infantería sobre las manifestaciones urbanas. La presencia de barricadas en la ciudad de Cali y Medellín atemorizó a los mandos del Estado e intentaron anular el espiral de desobediencia, con bandas paramilitares.

VII.
En Cali, Medellín y Bogotá el Cristo que iba por las calles flaco y enclenque sé hizo «multitud». No fue la izquierda, no fue la derecha, es “la multitud”, doblada en movimiento cual río crecido, ¡la gente se autoconvocó! La convocatoria de paro nacional, comenzó el 28 de abril y para el 04 de mayo las movilizaciones en las calles érase una alianza entre obrero-estudiantes, campesinado, indígenas y trabajadores, un movimiento popular de las ciudades, en palabras de Antonio Gramsci el «bloque histórico» está en la calle.

VIII.
Como manadas de corderos huyendo en los valles, se ven los ciudadanos en algunas ciudades colombianas. El helicóptero sobrevuela las casas de los barrios, tan cerca que sus disparos perforan su propia sombra. Es persecución en caliente, al estilo de la aviación militar israelí, sobre civiles.

Los ciudadanos indefensos, se tomaron de las manos, unos tras otro van como jabalíes para que regresen a los corrales de su «infierno social». La represión militar intenta evitar la potencia del volcán social, para que no terminen en una intifada con control territorial, en las calles de Medellín, Cali y Bogotá.

IX.
En Colombia la protesta social, se produce contra un aumento en los impuestos. El significado orgánico de la medida es, «un aumento de la subsunción real de la sociedad bajo el dominio del capital» (Marx) o lo que es lo mismo los sujetos de las clases oprimidas ya no tienen posibilidades de garantizar las condiciones elementales de vida en la sociedad colombiana, mucho menos aumentando medidas de disciplinamiento fiscal. En este sentido el impuesto derrama los malestares sociales, que ya se venían acumulando por medidas que el poder del estado capitalista viene aplicando en la organización del trabajo, del mercado, y al mismo Estado, a fin de fortalecer el poder de clase del capital en las relaciones de propiedad y producción y el poder del burgués en las relaciones de Estado-Sociedad.

En ese sentido, aunque el impuesto es la chispa, no se puede obviar el pasto seco acumulado en los campos de Cali, las montañas de Bogotá y los cerros Medellín. La gestión capitalista de la crisis, tiene esa doble orientación: Primero, fortalecer el poder del capital en las relaciones de propiedad y producción, en segundo lugar, fortalecer el poder del oligarca en el poder del Estado. Y allí está lo revolucionario del momento político, las fuerzas policiales dejaron de ser gendarmes y los oligarcas tiemblan.

X.
De un día para otro, se dio una voltereta a la mesa del ajedrez en el continente. El gobierno de Nariño ha entrado en una severa crisis y no hay forma de detener su caída.

El problema para la gobernanza continental e imperialistas es como hacer para detener la agitación de las multitudes en Colombia, y que no den un salto al continente.

El movimiento popular colombiano movilizará «la democracia de la calle», para impedir que el momento de crisis termine en profundización del autoritarismo de Estado, y de igual modo la oligarquía intentará cercar el aluvión revolucionario, a fin de debilitar «el potencial, de la crisis revolucionaria» en desarrollo. Las condiciones de la economía mundial están provocando la emergencia de su espectro.

Siendo ese el contexto de la crisis que agita hoy a la «Nueva Granada» estamos de entrada a un nuevo centro de la agitación revolucionaria del continente.

En ese sentido, viene la pregunta de la geopolítica, ¿Como un Estado con tamaño nivel de “crisis de gobernabilidad” mantiene un container con la OTAN, el gobierno de Biden-USA en las riberas del Apure? Solo en la imaginación de un escribiente de tribunales, imaginándose reportero de guerra, cual novelista vietnamita en las riberas del Apure.

¡La lucha de clase, cambia la historia y tumba las mesas de Ajedrez!

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Luis Alberto Ramírez.
Puerto Cabello mayo 2021