Con esta nueva entrega seguimos nuestro vuelo rasante por la poesía y su controvertida relación con todo aquello que represente la barbarie, el odio, el miedo a expresarse libremente, la muerte de las ideas, la xenofobia, la eugenesia, el supremacismo, el genocidio y, sobre todo, insistimos, en todo lo que implique odiar, odiar a ultranza, odiar hasta rabiar o matar a nuestros hermanos, como acostumbra el fascismo, tal como pudimos vivirlo con las acciones criminales de los grupos terroristas, neonazifascistas, llamados “comanditos”, liderados por los candidatos perdedores de la ultraderecha venezolana, los días 29, 30 y 31 de julio, luego de las pasadas elecciones presidenciales donde resultara triunfador el candidato Presidente, Nicolás Maduro.
Realizando un breve recuento histórico apuntamos que las personas identificadas con la ideología nazi-fascista, a comienzos del siglo XX protagonizaron numerosos hechos criminales contra la humanidad que podríamos calificar de barbarie en grado sumo, como el Holocausto judío. Lo insólito es que, al contrario de lo que pudiésemos pensar, este no fue cometido por seguidores fanáticos, con bajo coeficiente intelectual, iletrados, pertenecientes a las capas más bajas de la sociedad alemana, marginales o lumpen proletarios, como certeramente les denominó Carlos Marx. Contradictoriamente, no fue así.
El historiador francés, Christian Ingrao, investigó 80 casos de oficiales nazis que intervinieron de manera directa en la ejecución del holocausto, lo que le llevó a plasmar por escrito dicha experiencia en el libro Creer y destruir. Los intelectuales en la máquina de guerra de las SS. Allí llegó a demostrar que numerosos niños alemanes que fueron víctimas durante la Primera Guerra Mundial, posteriormente estudiaron carreras universitarias, Leyes, Historia, Economía, Geografía, Sociología, siendo reclutados masivamente para formar parte de las fuerzas más crueles del III Reich, ejecutoras del Holocausto. Algunos de ellos lograron graduarse con honores en dos carreras; pero, ninguno dudó en asesinar inocentes con sus propias manos.
“Aunque cultos y dotados de una gran preparación intelectual, habían sido convencidos de que debía exterminarse a los judíos porque significaban un peligro potencial para el pueblo alemán-de este modo se justificó ante sus jueces, en 1947, el coronel Walter Blume, doctor en Leyes, que había estudiado en Jena, Bonn y Munster”, nos dice el intelectual cubano, Abel Prieto.
Todo esto nos demuestra que la inteligencia y la cultura pueden acompañar a la barbarie si carecen de una base ética. En este sentido también podríamos citar los casos emblemáticos del poeta norteamericano, Ezra Pound, antisemita a ultranza, que fungió de vocero y mentor de Mussolini a quien le dedicamos un espacio en las pasadas columnas, y el del laureado poeta decadentista italiano, Gabriele D’Annunzio (Pescara, 1863-Gardone, 1938), novelista, dramaturgo, guionista de cine, autor del siguiente poema:
Calla. Sobre el umbral
del bosque no oigo
palabras que llamas
humanas; pero oigo
palabras más nuevas
que hablan gotas y hojas
lejanas.
Escucha. Llueve
de las nubes fugitivas.
Llueve sobre los tamariscos
salobres y quemados,
llueve sobre los pinos
escamosos y áridos,
llueve sobre los mirtos
divinos,
sobre las fulgentes retamas
de flores plenas,
sobre las retamas densas
de golosos aromas,
llueve sobre nuestros rostros
silvanos,
sobre nuestras manos
desnudas,
sobre nuestras ropas
ligeras,
sobre las frescas ideas
que el alma anuncia
como la buena nueva,
sobre la fábula bella
que ayer
te ilusionó, y que hoy me ilusiona,
Oh Hermione*…
Escucha. Responde
al llanto al canto
de las cigarras
que el llanto austral
no asusta,
ni el cielo espectral.
Es el pino
tiene un sonido, y el mirto
tiene otro y el enebro
aún otro, instrumentos
diversos
bajo innumerables dedos.
E inmersos
estamos en el espíritu
silvestre,
de arbórea vida viviente;
y tu rostro ebrio
está mórbido de lluvia
como una hoja,
y tus cabellos
huelen como
las claras retamas,
oh criatura terrestre
que tiene nombre,
Hermione…
Escucha.
La hija del aire
está muda; pero la hija
del limo lejana,
la rana,
canta en la sombra más honda,
¡quizás donde, quizás donde!
Y llueve sobre tus cejas,
Hermione.
Llueve sobre tus cejas negras
pareciera lloraras
pero de placer; no blanca
más casi verdeante,
que pareces de corteza salida.
Y en nosotros es fresca la vida
fragante,
el corazón en el pecho como durazno
intacto.
Los ojos entre los párpados
como veneros entre las hierbas,
los dientes en los alvéolos
como almendras acerbas.
Y vamos de breña en breña,
unidos o separados
(y el verde vigor rudo
los tobillos nos enlaza
las rodillas nos enreda)
¡quizás dónde, quizás dónde!
Y llueve sobre nuestros rostros
silvanos,
llueve sobre nuestras manos,
desnudas,
sobre nuestras ropas
ligeras,
sobre las frescas ideas,
que el alma anuncia
como buenas nuevas,
sobre la fábula bella
que ayer
me ilusionó, y que hoy te ilusiona,
Oh Hermione.
Gabriele D’Annunzio . “La lluvia en el pinar”. Del libro Alcyone (1903).
*Hermione: Según la mitología griega, es el nombre de la hija de Helena de Troya y el rey Menelao de Esparta.
Luego de realizar detenidamente la lectura de este poema, cargado de imágenes, arcaísmos y palabras tomadas de otros idiomas, nos llama la atención sobremanera que este prolífico y delicado poeta, portador además de una alta sensibilidad, haya inspirado la cultura autoritaria del fundador del fascismo, Benito Mussolini, poeta y militar, que al igual que su mentor, era conocido como el Duce o caudillo, de quien aprendió e imitó la idea del estado corporativo, los emotivos rituales ultranacionalistas, el saludo romano, la vestimenta con camisas negras de sus seguidores y la brutal represión contra la disidencia, entre otras. (Todo ello digno de un estudio profundo de la parte más insegura, tenebrosa y escabrosa de la mente humana).
Recordemos que D’Annunzio, quien fue destacado soldado ultranacionalista y piloto de guerra voluntario, al finalizar la Primera Guerra Mundial tomó por la fuerza la ciudad de Fiume – fundando posteriormente el protofascista Estado libre de Fiume, actual territorio de Croacia- con un ejército de 2000 combatientes, capitalizando de esta manera el resentimiento del pueblo italiano al no haber recibido los territorios conquistados que reclamaban en el reparto con los demás países aliados (Inglaterra, Francia y Estados Unidos).
El 9 de agosto de 1918, como comandante del escuadrón número 87 conocido como “La Serenísima”, organizó una de las mayores hazañas de la contienda al conseguir que nueve aviones realizaran un viaje hasta Viena para lanzar panfletos propagandísticos, acompañados de poemas, en lugar de bombas, como cabría esperar, causando asombro en la opinión pública de entonces, el extremado arrojo de este controversial personaje, apodado por sus coterráneos con el mote de ”il Vate”, “el poeta profeta”, considerado un héroe nacional.
Solipsista y megalómano, se celebraba a sí mismo como el bardo de Italia, solo comparable a Dante, Petrarca y Leopardi. No obstante, su fama de buen poeta y esteta obsesionado por vivir su vida como una obra de arte, ha sido cuestionada por la crítica, acusándole de plagiador, archihedonista, hipocondríaco, sexómano y cocainómano.
En 1920, D’Annunzio, junto con el sindicalista Alceste de Ambris, escribió una constitución y creó un grupo de militares de camisa negra encargados de reprimir y torturar al que se opusiera al régimen. Mientras, Mussolini aprovechando también la situación de descontento social en Italia, atacó a los comunistas y socialistas con un ejército paramilitar de camisas negras, inspirado, como ya afirmamos, en las ideas y medidas de D’Annunzio en Fiume, tomando el poder.
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D’Annunzio terminó sus últimos días retirado a orillas del lago de Garda, en Il Vittoriale, villa rodeada de jardines, donde vivió hasta su muerte como el intelectual más respetado del régimen fascista. En 1924, el rey Víctor Manuel III le concedió el título de Príncipe de Montenevoso, y Mussolini, presumiblemente, a modo de pago por sus servicios, en 1927 lo nombra presidente de la Real Academia de Italia. Al año siguiente fallece de un ataque al corazón, recibiendo funerales de Estado presididos por el propio Duce.
La arremetida del fascismo se extendió como una epidemia por toda Europa, y así vemos que en 1933, adoptando la ideología fascista, Hitler arriba al poder con un fuerte agregado de racismo, arremetiendo contra todos aquellos que no pertenecían a la raza aria, considerada superior, persiguiendo a judíos, gitanos, homosexuales, enfermos mentales y discapacitados de cualquier edad, además de los militantes contrarios a su ideología nazista, pregonada por su partido Nacional socialista, bajo el lema de Ein Volk, Ein Reich, Ein Fuhrer, que en alemán significa: “un pueblo, un imperio, un líder”.
¡No al fascismo! ¡Prohibido olvidar!
(Continuará). ¡Salud, Poetas!
***
Mohamed Abí Hassan (El Tigre, 1956). Poeta, artista visual y editor independiente. Licenciado en Educación, Mención Artes Plásticas (cum laude), por la Universidad de Carabobo (UC). Ha ejercido la docencia en la UC y en la Universidad Arturo Michelena. Ha sido colaborador en las revistas Poesía y La Tuna de Oro (UC). Primer Premio II Bienal de Literatura Gustavo Pereira, Mención Poesía 2013; Primer Premio IV Bienal de Literatura José Vicente Abreu, Mención Poesía 2016; Primer Premio Concurso Nacional del II Festival 3.0 de Historias Comunales Ramón Tovar (2022).
Formó parte de la Comisión Rectoral del Encuentro Internacional de Poesía de la UC. Coordinó el Taller de Formación de Cronistas Comunales en Mariara, estado Carabobo, auspiciado por el Minci, la Revista Nacional de Cultura y el Centro Nacional de Historia. Actualmente se desempeña como facilitador de talleres de iniciación en la creación literaria, así como talleres sobre patrimonio histórico.
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