José Ramón Rodríguez-opinión-Palestina-Israel

En el contenido de las múltiples plataformas informativas que conforman el universo de los medios digitales, se ha posicionado un sentido de interpretación común, la mayoría de las veces sesgados por los intereses de los principales actores que intervienen en el conflicto árabe-palestino-israelí, más allá de los mitos y literatura fundacionales del Estado de Israel y su carácter de “pueblo judío elegido”.

En efecto, en mayo de 1948, con la aprobación de Inglaterra y la recién fundada Organización de las Naciones Unidas (ONU) empieza el asentamiento territorial sionista en una de las regiones más neurálgicas y explosivas del planeta, nos referimos al Oriente Medio. La región es un enclave de política energética para los países europeos y los Estados Unidos.

La historia del Estado de Israel no es solo el desacuerdo entre judíos  y palestinos, entre destinos manifiestos y fundamentalismos islámicos, eso llevaría a una mayor complejidad de la situación que marcaría una suerte de geopolítica intencional espiritual-religiosa, con reacciones emocionales de fanatismos extremistas y terroristas. En nombre de cualquiera de las expresiones divinas se practican las mayores barbaries contra la especie humana como lo fue la Masacre de Sabra y Chatila en septiembre de 1982.

mapa Palestina-Israel-Oriente Medio

Ocurrida en Beirut, capital del Líbano, la Masacre de Sabra y Chatila todavía es una herida abierta en la conciencia mundial de todos los que aspiramos un mundo con justa paz en medio de las diversidades político-étnicas, culturales y religiosas, aspiraciones a la paz mundial enmarcadas en los objetivos de la ONU.

Transcurridos 44 años de los asesinatos en masa contra más de 3 mil refugiados palestinos, por parte de la Milicia Falangista respaldada por las fuerzas militares de Israel, bajo las directrices de Ariel Sharon, para entonces Ministro de Defensa y posteriormente elegido primer ministro israelí.

A pesar de que la ONU reprobó este acto genocida, no hubo proceso judicial contra este crimen de lesa humanidad y desconocedor intencional de los diferentes Tratados de Ginebra y de los estatutos de la Convención de Roma.

En la actualidad, los dos territorios palestinos, Cisjordania y la Franja de Gaza, tienen frontera con Israel, Egipto y el mar Mediterráneo. En la Franja de Gaza habitan 2 millones de palestinos concentrados en un área de 41 kilómetros de largo y entre 6 y 12 kilómetros de ancho.

En este territorio se lleva a cabo una monstruosa política de exterminio masivo, tipificada  como genocidio, que lleva más de 55 mil palestinos asesinados; niños, mujeres ancianos son devorados por la política infernal del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, ya no basta la política de construcción de asentamientos con colonos judíos, como mecanismo de usurpación y control territorial, ahora es el exterminio étnico de la población palestina, nada que envidiar a los campos de concentración de exterminio de la Alemania nazi-fascista.

 

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El cerco no es solo informativo, es un cerco de hambre, donde se niegan los más fundamentales derechos humanos a la población civil, nada de ayuda humanitaria ni flotillas voluntarias de alimentos, medicinas y personal médico, la Cruz Roja, la media Luna Árabe y demás organizaciones de ayuda son bloqueadas y reprimidas.

¿Cómo la comunidad internacional permite este exterminio-genocidio? es la pregunta moral de todos los ciudadanos preocupados por el interés común de establecer protocolos de garantía de paz en las zonas de conflictos.

Tal vez la mirada de Dios esta hacia otro lado, obviando que los círculos del infierno están presentes en Palestina.

 

Ciudad Valencia / José Ramón Rodríguez (Entre Luces y  Sombras)