Un cuento para la merienda: «Las gafas» de Matías García Megías

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Tengo gafas para ver verdades. Como no tengo costumbre no las uso nunca.

Solo una vez…

Mi mujer dormía a mi lado.

Puestas las gafas, la miré.

La calavera del esqueleto que yacía debajo de las sábanas roncaba a mi lado, junto a mí.

 

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El hueso redondo sobre la almohada tenía los cabellos de mi mujer, con los rulos de mi mujer.

Los dientes descarnados que mordían el aire a cada ronquido, tenían la prótesis de platino de mi mujer.

Acaricié los cabellos y palpé el hueso procurando no entrar en las cuencas de los ojos: no cabía duda, aquello era mi mujer.

 

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Dejé las gafas, me levanté, y estuve paseando hasta que el sueño me rindió y me volvió a la cama.

Desde entonces, pienso mucho en las cosas de la vida y de la muerte.

Amo a mi mujer, pero si fuera más joven me metería a monje.

 

Ciudad Valencia / Tomado de ciudadseva.com