Hace más de dos mil quinientos años, la isla de Cubagua –perteneciente al estado Nueva Esparta y ubicada al norte de la península de Araya–, estuvo habitada por indígenas, que practicaban la alfarería, hacia el siglo VIII antes de Cristo.
En ese tiempo, la isla no presentaba el aspecto fantasmal y desértico que tiene en nuestros días, pues contaba con agrupaciones de pinos que algunos historiadores calificaban de “pequeños bosques”. Cuando Colón pasó por ella, en 1498, ya Cubagua estaba deshabitada.
A comienzos del siglo XVI, tras saberse que había enormes ostrales en los alrededores, se inició la explotación a gran escala de los mismos. Sin embargo, el verdadero auge de las perlas de Cubagua vendría después, a partir de 1526, cuando en la isla se fundó la Villa de Santiago.
A partir de 1510, fueron construidas algunas viviendas sobre lo que antes había sido un asentamiento de pescadores indígenas, pero un poblado como tal no se fundó hasta ese año de 1526. La razón: no había agua dulce en el lugar. La fundación de la villa se produjo cuando la isla fue abastecida de agua enviada por vía marítima desde Cumaná.
Dos años después, en 1528, la Villa de Santiago se transformó en ciudad, con el nombre de Nueva Cádiz de Cubagua.
Sus poco más de mil habitantes estaban regidos por alcaldes mayores que, originalmente, fueron nombrados por la Real Audiencia de Santo Domingo. Luego, estos alcaldes fueron electos por los mismos habitantes de la isla, conjuntamente con un cabildo de regidores, designado por la corona española.
Nueva Cádiz, como toda ciudad nacida de la codicia, tuvo una vida muy breve. En 1537, cuando la producción de perlas disminuyó drásticamente, debido al agotamiento de los ostrales, fue abandonada por gran parte de sus habitantes.
Quedó casi desierta en 1539 cuando, aparte de la merma en la obtención de las brillantes esferas de nácar, se presentaron en las costas de la isla cientos de tiburones que atacaban a los pescadores de perlas, quienes, por lo general, eran indios sometidos a esclavitud.
En noviembre de 1541, Nueva Cádiz fue arrasada por un temporal y, dos años más tarde, recibió el golpe de gracia, cuando fue saqueada e incendiada por corsarios franceses. Entonces, las últimas ocho familias que se habían negado a abandonar sus propiedades se vieron obligadas a que huir a Margarita.
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En la actualidad, Cubagua es un pequeño destino turístico, gracias a algunas instalaciones que incluyen alojamiento y comidas. La isla cuenta con muy hermosas playas de aguas cristalinas y todo el sol que se desee para dorar la piel. La más visitada de tales playas es Charagato, uno de los rincones caribeños más hermosos y desconocidos del turismo internacional hasta ahora.
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Armando José Sequera es un escritor y periodista venezolano. Autor de 93 libros, todos publicados, gran parte de ellos para niños y jóvenes. Ha obtenido 23 premios literarios, ocho de ellos internacionales (entre otros, Premio Casa de las Américas, 1979; Diploma de Honor IBBY, 1995); Bienal Latinoamericana Canta Pirulero, 1996, y Premio Internacional de Microficción Narrativa “Garzón Céspedes”, 2012).
Es autor de las novelas La comedia urbana y Por culpa de la poesía. De los libros de cuentos Cuatro extremos de una soga, La vida al gratén y Acto de amor de cara al público. De los libros para niños Teresa, Mi mamá es más bonita que la tuya, Evitarle malos pasos a la gente y Pequeña sirenita nocturna.
«Carrusel de Curiosidades se propone estimular la capacidad de asombro de sus lectores».
Ciudad Valencia / Foto del autor Gerardo Rosales