El mundo cultural, y sobre todo el arte, siempre se ha caracterizado por ser ese espacio tranquilo donde las conexiones van más allá del plano físico, y lo espiritual siempre ha estado presente. No en vano se dice que las artes son el alimento del espíritu.
Hace años, cuando era una niña, veía cómo esto solía ser una hermandad, donde los valores de amor estaban por encima de cualquier cosa. Mis ancestros amaban el arte y ese ha sido mi legado, y aunque ha estado en un altibajo, sigo y seguiré amando el arte.
Desde hace algún tiempo para acá, la maldad, que no descansa, vio con interés el adueñarse del espacio de los que eran llamados «los locos», «tanta pureza no puede ser concebida en la Selva de Cemento».
Es así como ahora se ha convertido en un coliseo, sobre todo en el mundo de las tablas (teatro) donde al que más brilla lo lanzan a los leones sin remordimiento alguno, sólo porque el show debe continuar. Y sin hablar mucho del mundo musical del cual no tengo mucha experiencia, donde el ego y el egoísmo no dejan de estar presentes en cada tarima y presentación.
El arte es un don
Los talentos son dones que Dios nos regala. A unos les da los del mundo, y a otros, los artísticos. Lamentablemente no se puede ser dueño de todo.
Pero como todo tiene un pero y un sin embargo, no sé en qué momento el tener talento o desarrollarlo se convirtió en el escenario de la llamada miseria humana, donde la traición y la deslealtad van de la mano, sacando cuchillos para rebanar a esos que brillan con luz propia.
No se es más talentoso queriendo llevarse un mundo por delante, ni con zancadillas o injurias, porque eso habla más del que lo hace, que de la persona a la que se lo hacen.
Arte teatral en Valencia
Recientemente, durante el desarrollo del III Festival Internacional de Teatro Progresista tuve la oportunidad de asistir a algunas puestas en escena de grupos nacionales y regionales, en donde se resaltó el trabajo de muchas personas que, sin mayor apoyo financiero, lograron mostrar una propuesta teatral respetable. Algunos muy sencillos, pero con mucha mística. Otros con rimbombancia, pero con tesón.
Pude percibir el encono (entre dimes y diretes) de personas que conocen del arte dramático, haciendo gala de lo que llaman «crítica constructiva», colocando a actores y actrices noveles en una bandeja para el almuerzo en donde los comensales podían degustar de los más pequeños errores que pudieron cometer en tarima.
También tuve la suerte de disfrutar de los aplausos del público valenciano, que evidenciaban la necesidad de espectáculos de esta categoría y nivel de producción en la ciudad.
Bien es sabido que el público de Valencia es difícil de complacer por sus gustos artísticos y culturales, aunque últimamente quieren hundir a la juventud en géneros musicales denigrantes y nada educativos.
Aunque me comentan que en Caracas los llamados nubes negras no perdieron la oportunidad de querer empañar la extraordinaria organización del Festival utilizando la RRSS y otras cosas más. Menos mal que la calidad y el profesionalismo fueron los protagonistas de las obras que hicieron presencia en los escenarios de la capital.
Quiero felicitar a la producción regional a Luis Salvador Feo La Cruz, con el gabinete de cultura del estado Carabobo y nacional con el ministro Ernesto Villegas, por este Festival Internacional de Teatro Progresista 2024, porque sentí que el teatro sigue siendo mi vida y mi pasión. Y la cultura es el hilo que mueve mi alma hacia la paz espiritual plena.
En lo personal creo que debe haber un rescate artístico y cultural desde lo humano, porque la esencia se ha perdido en algunos aspectos, y veo como muchos son el reflejo de los éxitos de otros, y se escudan en las sombras queriendo opacar, imitando lo que no son capaces de crear, sino siendo una vil copia de un disciplinado y dedicado artista.
Me pregunto: ¿A quiénes engañan? ¿Cuándo fue que ser único y original pasó de moda? El arte es más que un espectáculo, es estudio, investigación, horas de ensayo, entrega, pasión, amor, lágrimas, dolor, corazón y humanidad, que está muy lejos, pero muy lejos, de la maldad. Compañeros, están mal, y al que le pique que se rasque, yo solo veo los toros desde lejos por ahora.
No hay que dejar de mencionar que son diversas las acciones que se han venido haciendo desde distintas instancias para sopesar la necesidad económica del quehacer cultural artístico en un mundo lleno de superficialidades y mezquindades, porque hay que mencionar lo justo así como lo injusto.
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Erika Lugo. Licenciada en Educación mención Educación Literatura de la Universidad de Carabobo. Especialista de Teatro.
Tiene estudios en docencia especial en el área de la pedagogía del TDA, TDAH, Terapias conductuales y arte dramático estudiantil.
Profesora de Teatro en el 1er diplomado de Teatro del Ministerio del Poder Popular para la Educación de Venezuela, realizado en Valencia, Carabobo.
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Ciudad Valencia
